11/17/2019

previa: elecciones en uruguay

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Pocas veces he deseado tanto haberme equivocado en mis análisis, como en los formulados sobre este asunto. Sin embargo, lamentablemente, los resultados de las elecciones nacionales del pasado domingo 27 los confirmaron.

De acuerdo a los datos oficiales de la Corte Electoral – con el 99,96% de los circuitos escrutados – se emitieron 2.431.472 votos; de los cuales restando los votos anulados (45.748), en blanco (42.248) y los observados (33.364), quedan 2.310.112 votos emitidos a todos los lemas (11 en total), discriminados de la siguiente forma entre los lemas mayoritarios:

1) Frente Amplio – 939.363 = 40.66%

2) Partido Nacional – 685.595 = 29:68%

3) Partido Colorado – 295.500 = 12.79%

4) Cabildo Abierto – 260.959 = 11.30%

Podemos comparar estas cifras con las de las elecciones de 2014 sobre las mismas bases:

Total de votos emitidos a los lemas – 2.293.788

1) Frente Amplio - 1.134.187 = 49.45%

2) Partido Nacional - 732.601= 31.94%

3) Partido Colorado - 305.699 =13.33%

4) Partido Independiente - 73.379 = 3.20%


Algunas conclusiones preliminares

La primera conclusión que podemos sacar de estas cifras es que si bien el Frente Amplio vuelve a ser la primera fuerza, perdió casi 195,000 votos y con ello y por vez primera pierde las mayorías parlamentarias propias, luego de haberlas tenido en sus tres períodos consecutivos de gobierno desde 2005 a la fecha.

En la Cámara de Representantes (Diputados) de 99 miembros baja de 50 a 42 miembros y en la de Senadores de 30 miembros más el Vicepresidente, 31 en total, baja de 16 (15 + 1) a 13. Por lo que aún ganando la segunda vuelta, llegaría con el Vicepresidente a 14 bancas en 31.

La segunda es la abultada votación de Cabildo Abierto, un partido de ultra derecha creado hace pocos meses y que llevó en sus listas a personajes ligados a la dictadura y la candidatura a Presidente del ex-Comandante en Jefe del Ejército (cesado por el Presidente Vázquez) Guido Manini Ríos, que logra 3 bancas en el Senado y 11 en Diputados.

Con un discurso que hizo centro en el combate a la inseguridad y contra la corrupción, captó los votos más de derecha de la ciudadanía. Tanto de votantes de los partidos fundacionales (Nacional o Blanco y el Colorado) como de otros partidos como el Independiente, que aspiraba a jugar como “bisagra” en un escenario sin mayorías absolutas y tuvo una muy mala votación, apenas 23.316 votos, pasando de tener un Senador y dos Diputados a mantener apenas una banca de Diputado.

Sin embargo, la reforma constitucional que se plebiscitaba en estos comicios, por la cual se pretendía entre otras cosas, crear una guardia nacional con miembros del ejército para patrullar las calles, obtuvo un 46% de los votos y al no llegar al 50% +1 voto, no fue aprobada.

Los errores del Frente Amplio

En noviembre del año pasado, en un artículo analizaba la derrota del PT en Brasil, los errores cometidos en el discurso de su candidato Fernando Haddad, que evocaba los “buenos tiempos” de los gobiernos de Lula, sin denunciar a Temer y la derecha como responsables de las miserias de la gran mayoría del pueblo brasileño y a la vez sin hacer autocrítica de los errores cometidos por el gobierno de Dilma y su Ministro de Economía - ver https://www.alainet.org/es/articulo/196480  

A su vez alertábamos sobre la contraofensiva del imperialismo en el continente con todos sus instrumentos (entre ellos los grandes medios de comunicación) y la necesidad de hacer una fuerte campaña política, un verdadero “operativo memoria” sobre quiénes fueron los responsables de las políticas neoliberales que dejaron un país en ruina en el año 2002 y todo lo que se avanzó en 3 períodos de gobiernos de la izquierda.

En definitiva se trataba de dejar claramente establecido que más allá de sus distintos lemas partidarios, la derecha iría por la restauración neoliberal y nosotros por mantener las conquistas logradas y avanzar en el proceso de cambios sociales.

A principios de julio, luego de las elecciones internas, volvimos a insistir en otro artículo “Uruguay: el dilema del Frente Amplio” -ver https://www.alainet.org/es/articulo/200831 - donde señalábamos:

“En definitiva estamos en una cruz de los caminos: o en la campaña de estos tres meses hacia octubre el FA reacciona, reverdece sus definiciones fundacionales y hace énfasis en que se contraponen dos proyectos antagónicos de país; el neoliberal privatizador que ya conocimos en los años 90 y nos llevó al abismo de la crisis del año 2002 y el de la izquierda, que sin dudas deberá profundizarlo en sus alcances para seguir avanzando hacia una realidad de mayor justicia social; y para ello insistir en la imperiosa necesidad de lograr una votación que asegure mayorías parlamentarias propias, o en caso contrario, de no hacerlo y perderlas, probablemente se iniciará un proceso de tránsito hacia una futura derrota.”

Hoy los dados están echados. Vamos a la segunda vuelta habiendo perdido las mayorías propias en la primera.

Habrá que salir a pelear voto a voto y decirle a la gente que la disyuntiva para esta segunda vuelta es muy simple: es decidir si quiere volver al pasado neoliberal de los años 90 de un proyecto de país que enriquezca a unos pocos privilegiados y excluya a la gran mayoría (incluyendo a las capas medias actuales que parecen tener tan mala memoria) o continuar apoyando a un proyecto progresista que en 15 años rescató al país del marasmo económico y social en que nos sumió la derecha y redujo la pobreza de 39,9% en 2004 a 8,1% en 2018 y la indigencia del 4,7% al 0,1% en el mismo período.

Que transformó a Uruguay en el país de mayor ingreso, en donde desde hace 15 años los salarios y pensiones crecen más que la inflación y el salario real creció un 55%; siendo declarado por la CEPAL el país más igualitario de A. Latina y por la OIT el de mayor cobertura de seguridad social de A. Latina.

Luego de esta segunda vuelta, sí o sí y sin excusa alguna, habrá que discutir a fondo y sin concesiones acerca de las carencias políticas que nos aquejaron en estos años de gobierno.

Entre otras: la insuficiente relación entre el FA como fuerza política y el equipo de gobierno, la ausencia de un plan de información sistemática a la población de los logros del gobierno, la ausencia de formación política orgánica del FA a sus militantes (en particular a las generaciones que no vivieron el proceso fundacional de 1971), el vaciamiento de contenidos políticos en la vida cotidiana de los Comités de Base, y un largo etcétera que dará para múltiples reflexiones.

Pero por sobre todo discutir y planificar cómo se respaldará con masas movilizadas en la calle a un gobierno que sufrirá el permanente acoso y bloqueo parlamentario a sus proyectos de ley por parte de la derecha opositora coaligada.

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