Venganza de Estado
Jordi Borja
1.El proceso catalán emergió hace una década. No fue una operación política de los partidos nacionalistas catalanes. Tampoco de un líder carismático que movilizara las masas populares. Tampoco fue una operación de las clases medias o “de la burguesía” catalanista con afán de poder político. Simplemente fue una reacción ciudadana que se sintió humillada sin justificación alguna por parte de un Tribunal Constitucional al servicio del gobierno del PP con una indiferencia del PSOE. El Estatuto de autonomía fue renovado, en el marco de la Constitución, en el 2006 por iniciativa del presidente de la Generalitat y ex alcalde de Barcelona Maragall, líder socialista. Un Estatuto votado por el 90% del Parlamento catalán. Las Cortes españolas, Congreso de diputados y Senado, debían dar el “placet” para formar parte del bloque constitucional. Las Cortes recortaron y modificaron diversos puntos del Estatuto pero la última palabra la tenía el pueblo catalán como consta en la Constitución. Para evitar un bloqueo el Parlamento catalán y el referéndum de Catalunya votaron el Estatuto. No era lo que deseaba la mayoría ciudadana pero era un avance democrático. La Constitución permitía que las “nacionalidades”, País Vasco, Catalunya y Galicia, un desarrollo de autogobierno federal o confederal. Sin embargo los gobiernos españoles, los partidos estatales (PP y PSOE) y los aparatos estatales centralistas han reinterpretado la Constitución para mantener el modelo centralista. Y para mantenerlo el Tribunal Constitucional (TC) fue el ejecutor.
2.Un Tribunal al servicio de la clase política centralista y autoritaria. En el año 2010 el TC dictó sentencia. Entre el 2006 el Estatuto votado por la Cortes españolas y por el referéndum de Catalunya parecía lógico que no había lugar a discutirlo. Incluso el autogobierno de Catalunya fue reconocido por el gobierno español previamente a la Constitución y al Tribunal Constitucional. El nuevo Estatuto del 2006 pasó por todos los controles y modificaciones El gobierno socialista liderado por Rodríguez Zapatero asumió el Estatuto, pero el PP inició una campaña violenta contra el Estatuto y más aún contra Catalunya. Una operación propagandística tipo “progrom” que desviaba la crisis económica iniciaba el 2007 y acusaba a los catalanes como los “ricos egoístas”. El PP ganó las elecciones y manipuló el TC para devaluar el Estatuto. El recién partido supuestamente “centrista”, “Ciudadanos” (C’s), hizo de Catalunya el peor de los males. Y el PSOE siguió después. La reacción ciudadana catalana fue considerarlo una agresión, incluso un sentimiento de sentirse colonizados. La sentencia del TC era “interpretativa”, política y partidista. Se modificó la composición del TC y 6 jueces recortaron el Estatuto contra los jueces que se opusieron. En Catalunya la ciudadanía no fue tanto contra el TC, más bien contra el Gobierno español y los partidos estatales. El clamor de la calle se expresó: independencia.
3.De la calle a las instituciones políticas. La Generalitat de Catalunya, Gobierno y Parlamento catalanes, y los partidos políticos se subieron a la ola. Pero fue la sociedad activa que movilizó a la ciudadanía. Se creó la Asamblea Nacional Catalana (ANC, 2011) que muy pronto superó los 100.000 asociados y se coordinó con la entidad Òmnium Cultural. El catalanismo moderado se radicalizó y una parte significativa de las izquierdas se apuntó a la movilización contra al gobierno del PP y reivindicó una consulta sobre el futuro de Catalunya. EL 11 de setiembre de 2012, día nacional catalán, casi un millón de catalanes inundaron la ciudad de Barcelona. Y así han seguido cada año: se han mantenido y aumentado estas movilizaciones pacíficas y más festivas que dramáticas. A las entidades citadas, ANC y Òmnium, se añadieron las Asociaciones de la mayoría municipalista. Los partidos catalanistas asumieron el independentismo y reivindicaron ante el gobierno español el derecho a la autodeterminación. Ante el silencio despreciativo del gobierno del PP las entidades catalanistas, con un apoyo discreto de la Generalitat, promovieron una consulta precaria de un millón y medio (2014). El 90% optó por un referéndum y la gran mayoría optó por el independentismo, por convicción en unos casos y otros por la negatividad gubernamental y de los partidos estatales españolistas. Las instituciones políticas catalanistas, concretamente la Generalitat, optaron por definir una “hoja de ruta” que llevaría al referéndum y a la probable intención de declarar algo similar a una declaración unilateral de independencia con la intención que ante esta amenaza se facilitaría un diálogo con el gobierno español.
4.La negación del Gobierno español y el referéndum del 1 de octubre 2017 como un éxito. El proceso catalán se aceleró a partir del 2015. La consulta “ilegal” del año anterior dio lugar a una represión política y jurídica a los gobernantes y líderes catalanes con multas y inhabilitaciones para cargos políticos. El gobierno español no quiso en ningún momento abrir algún canal de diálogo. Solamente aplicó la represión, directamente o per medio de la Judicatura, aunque no fuera encarcelamiento. Lo cual era obvio pues los “independentistas” no iban más allá de las manifestaciones movilizadoras y expresiones de demandas y derechos constitucionales. La Generalitat, con un gobierno independentista más radicalizado (2016), fue elaborando un conjunto legislativo para formalizar el referéndum, declarar la independencia y desarrollar el marco legal para la transición. Los Ayuntamientos eran independentistas y las ciudades principales si no eran “indepes”, como Barcelona, eran favorables al referéndum y a dialogar entre los gobiernos. El anuncio del referéndum dio lugar a una dura amenaza al gobierno español y movilizó a unos meses previos a miles de policías para que no hubieran las urnas, las papeletas, los censos y los locales para evitar que no hubiera referéndum. A lo que se añadía la ocupación policial y de la guardia civil para evitar la movilización ciudadana. El gobierno español y sus aparatos represores tuvieron un fracaso enorme y provocó un ridículo internacional. El domingo 1 de octubre aparecieron en escuelas y entidades culturales (los ayuntamientos lo tenían prohibido) las urnas, los censos, las papeletas y los locales desde la noche anterior ocupados por la ciudadanía. A pesar de la campaña amenazadora del gobierno, los intentos de cerrar locales y boicotear lis censos y de la brutal policía y la guardia civil, los dos millones trescientos mil ciudadanos pudieron votar, el 50 % del censo. El referéndum fue el 1 de octubre el éxito de la ciudadanía. El gobierno, la monarquía, las fuerzas policiales, la judicatura y los medios de comunicación estatal fracasaron del todo. El voto independentista fue muy mayoritario pero muchos votaron sobretodo el derecho a elegir su futuro. La ciudadanía acumuló un “capital social” que a pesar de la represión posterior se preservó en los años siguientes.
5.La Generalitat y sus límites. El gobierno catalán había asumido el independentismo al día siguiente del referéndum del 1 de octubre 2017. Pero era evidente que no había ni disposición a diálogo con el gobierno español ni había fuerza política para imponerse al conjunto de los aparatos estatales. La sociedad catalanista pacifista, más o menos, favorable al independentismo se situaban entre el 40 y el 50%. Otros sectores, la mayoría de izquierdas, eran partidarios a las consultas o referéndums o un mayor autogobierno en el marco español. Y entre un 20 o 30% de la población catalana no aceptaba la independencia. El independentismo político gobernante se basaba entre dos fuerzas, el catalanismo moderado, liberal y centrista continuismo del líder Pujol y el republicanismo catalán de centro izquierda o socialdemócrata. Ambos se habían instalado en la ola ciudadana y habían preparado un proceso hacia el independentismo con la hipótesis que el gobierno español iniciara un diálogo. Una ilusión, el gobierno del PP les dejó al pie del precipicio. Ni supieron frenar el proceso y proteger el capital social adquirido, ni tampoco hicieron un acto heroico de declarar formalmente la independencia con lo que Catalunya sería ocupada. Optaron por lo peor, no declararon la independencia pero hicieron un simulacro de declaración informal, triste y sin capacidad de resistencia. Como “los caballeros polacos lanzados por sus jinetes cuando llegaron al precipicio optaron por lanzarse al abismo” (Balzac). A los catalanes se les denomina los “polacos”. Catalunya quedó sin gobierno. Unos se exilaron y la mayoría fueron detenidos y encarcelados. Tenían la posibilidad de convocar elecciones en Catalunya y evitar una pseudo declaración independentista. El gobierno español asumió la Generalitat. Los líderes políticos independentistas no eran conscientes de la fuerza de un Estado que va mucho más allá de las Cortes y del Gobierno, también las Fuerzas Armadas y policiales, la Judicatura, el bloque político-económico (Ibex35, los grandes grupos económicos), la mayoría de los medios de comunicación, etc. La inocencia o la ingenuidad de los independentistas se dejaron enjaular con simple resistencia pasiva.
6.La venganza del Estado. El gobierno español y los aparatos del Estado alcanzaron un fantástico ridículo. Tuvieron la ocasión de vengarse. Controlaron las instituciones catalanas, guardias civiles y policías “nacionales” se instalaron en Catalunya y los principales gobernantes fueron encarcelados, y otros exiliados, Y también incluyeron a los dos principales dirigentes ciudadanos, los presidentes de ANC y de Òmnium, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart. Lo cual fue más aberrante puesto que no tuvieron cargos institucionales sino que ejercieron sus derechos de expresión y de manifestación. Fueron trasladados a Madrid cuando les correspondían los tribunales catalanes. Están ya más de dos años encarcelados, desde finales de 2017 a 2019, en detención preventiva. Han sido juzgados por el Tribunal Supremo. Los fiscales, los abogados del Estado y el Tribunal Supremo son todos ellos reaccionarios, de extrema derecha y repletos de rabia. Como dijo el Presidente del Tribunal Supremo al jefe de gobierno del PP: “lo que vosotros no lo hagáis ya lo haremos nosotros”. El Juicio fue una farsa. Se multiplicaron los testigos, policías, guardias civiles, cargos públicos de los ministerios. Los testigos de la defensa fueron muy pocos y rápidamente el presidente del tribunal los interrumpía y no permitía presentar fotos o videos. Los 12 juzgados han sido condenados entre 9 y 13 años de cárcel. Y en los próximos meses se juzgarán a otros cargos públicos de Catalunya, incluidos responsables de la policía catalana. Ha sido una “vendetta”, no un juicio. Se les acusaron de rebelión cuando las movilizaciones fueron totalmente pacíficas y la rebelión significa un golpe de Estado mediante tumultos masivos y violentos. Como el Tribunal Supremo Europeo no hubiera admitido la “rebelión” lo atenuaron con la “sedición”, lo cual es más confuso y permite condenas similares. No es un juicio, es una sentencia sin juicio real. Como decía la Reina a Alicia “primero la sentencia…”. La “justicia” ha sido propia de navajeros que actuaron con impunidad.
7.La ciudadanía catalana ha multiplicado la movilización y ha politizado la inmensa mayoría de la juventud. La sentencia se hizo pública el lunes 14 de octubre por la mañana. Inmediatamente decenas y centenas de miles de personas irrumpieron en las calles y plazas de Barcelona y de la mayoría de ciudades y pueblos de Catalunya. Se ocuparon estaciones y aeropuerto, rodearon la delegación del gobierno y de la jefatura de policía, en los ejes y plazas centrales se concentraron grandes masas. Cuando escribo 15 días después siguen estas movilizaciones y concentraciones pacíficas. Sin embargo las policías nacionales, los guardias civiles y los “mossos d’esquadra” (policía catalana), sometidos a los del gobierno centralista que buscaron la confrontación. Los grupos relativamente reducidos con ánimos violentos fueron rápidamente rodeados y separados por la ciudadanía activa. En unos casos fueran provocadores, otros eran jóvenes muy radicalizados y con afanes aventureros. Hay que reconocer como decenas de miles ciudadanos/as de todas las edades aprendieron rápidamente a realizar los cordones para poner orden y pacifismo. Los detenidos fueron centenares y decenas los heridos, bastantes de gravedad. Como por lo menos 4 ojos perdidos por disparos de balas de goma que están prohibidas en Catalunya. En el mayo 1968 de París durante un mes y medio el Prefecto de Policía dio ordenes de evitar la confrontación con los centenares de miles manifestantes y pactaron más o menos los espacios de unos y de otros. Los grupos violentos noctámbulos eran reducidos y los tres muertos fueron accidentales (infarto, caída en el río y una bala perdida). Las fuerzas policiales en Catalunya en cambio, por ordenes superiores, agredieron por igual a grupos violentos como las decenas de miles pacíficos en todo momento. Pero fueron desbordados y vencidos. Los colectivos de miles jóvenes y también de todas las edades ocupan lugares estratégicos, como la Gran Via. Y por otra parte se movilizan y las policías se pierden en las grandes zonas urbanas. Estos colectivos están conectados mediante las redes sociales, de carácter horizontal. Como “Anonymus Catalonia” tenía 12.000 miembros el día anterior a la sentencia y dos o tres días posteriores se acercaban a 300.000 miembros. El movimiento seguirá indefinidamente.
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Nota personal, una carta para un futuro más pronto que tarde. Deseamos que los jueces que han cometido felonías, atentados a la constitución y a la judicatura, han falsificado la realidad, la prevaricación a sabiendas y con alevosía, condenado a ciudadanos que ejercieron sus derechos en favor de la democracia… sean sometidos a Juicio por un Tribunal europeo y objetivo. Los gobernantes que en vez de debatir políticamente han acusado a los ciudadanos encarcelados y exiliados de “delincuentes” y han encargado a los jueces que los condenen. Estos gobernantes y los partidos políticos estatales, sean PP y Ciudadanos o sea los Socialistas, han actuado de policía político-social y merecen como mínimo ser inhabilitados para cargos públicos y juzgados también por haber promovido el juicio a los ciudadanos catalanes. Y los policías estatales requieren una rehabilitación y educación civilizada y no imitar a los sicarios de jueces y políticos.
Geógrafo urbanista. Miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso y profesor emérito de la Universitat Oberta de Catalunya.
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