7/23/2019

escala del hambre: moderada o grave (?)

La creciente y en muchos casos nueva pobreza en Argentina detonó en forma de miles de personas que se echaron a la calle en busca de alimento. En la imagen, el dueño de un supermercado reparte comida. (REUTERS)


POR OCIPEX


El informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019”, elaborado en forma conjunta por FAO, FIDA, UNICEF, PMA y OMS, señala que el número de personas que padecen inseguridad alimentaria moderada o grave en nuestro país pasó de 8,3 millones en el período 2014-2016 a 14,2 millones entre los años 2016 y 2018.Esto representa un aumento nada menos que del 71% en la cantidad de individuos con falta de acceso continuado a los alimentos, uno de los incrementos más altos registrados a nivel mundial junto con Níger, Tayikistán, Afganistán, Egipto, Sierra Leona y Botswana. 

El dato estremece. Golpea brutalmente. Por un momento pone en stand-by las decenas de especulaciones en torno a los supuestos dividendos de la pax cambiaria y los montajes de campaña con golpecitos al pavimento. En Argentina hay más de 14 millones de personas que experimentan inseguridad alimentaria moderada o grave, casi seis millones más que en el período 2014-2016. Eso arroja el último informe conjunto de Naciones Unidas titulado “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2019”, presentado el 15 de julio pasado. El estudio fue elaborado por cinco organismos multilaterales: la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Las estimaciones presentadas en la edición 2019 de este estudio se basan en una combinación de datos: los recopilados por la FAO en más de 140 países empleando un modelo de encuestas basado en una escala de experiencia de inseguridad alimentaria (FIES por sus siglas en inglés) y los recopilados por instituciones nacionales en una serie de países de las Américas, África y Asia utilizando la FIES u otros cuestionarios similares de seguridad alimentaria basados en la experiencia.
La FAO indica que en América Latina y el Caribe, “las tasas de subalimentación han aumentado en los últimos años, en gran parte como consecuencia de la situación en América del Sur, donde el porcentaje de personas con hambre aumentó del 4,6% en 2013 al 5,5% en 2018”. Ese aumento, según el organismo con sede en Roma, se corresponde principalmente con la desaceleración económica experimentada por varios países de la región, especialmente la República Bolivariana de Venezuela, donde la prevalencia de la subalimentación asciende actualmente al 21,2% de la población.

Si bien la subalimentación (proporción de la población que no cumple con los requerimientos energéticos diarios mínimos para llevar una vida saludable y activa), es el indicador tradicional que la FAO utiliza para hacer un seguimiento del hambre en el mundo, en el informe de este año se introduce un segundo elemento: la prevalencia de la inseguridad alimentaria moderada o grave. Dicho indicador fue elaborado para complementar la información proporcionada por la prevalencia de la subalimentación y ofrecer una perspectiva más amplia sobre la dimensión de la seguridad alimentaria relativa al acceso a los alimentos.

Como explica el informe, “las personas que experimentan una inseguridad alimentaria moderada afrontan incertidumbres sobre su capacidad para obtener alimentos y se han visto obligadas a reducir, en ocasiones durante el año, la calidad o la cantidad de alimentos que consumen debido a la falta de dinero u otros recursos”. Esta hace referencia, por tanto, a una falta de acceso continuado a los alimentos, lo cual disminuye la calidad de la dieta, altera los hábitos alimentarios normales y puede tener consecuencias negativas para la nutrición, la salud y el bienestar. Las personas que afrontan una inseguridad alimentaria grave, por su parte, presentan una alta probabilidad de haberse quedado sin alimentos, haber experimentado hambre y, en las situaciones más extremas, haber pasado varios días sin comer, lo cual pone su salud y bienestar en grave riesgo.


El análisis del anexo estadístico provisto por la FAO, realizado por OCIPEx, arroja que el aumento en la prevalencia y el número de personas que padecen inseguridad alimentaria en la Argentina se encuentra entre los más altos a nivel mundial. Entre el período 2014-2016 y el correspondiente a 2016-2018, el porcentaje de población que experimentó inseguridad alimentaria moderada o grave pasó del 19,1 % al 32,1% o, lo que es lo mismo, de 8,3 millones de personas a 14,2 millones. Este incremento en 5,9 millones de personas equivale a una suba del 71 por ciento en el total de individuos con falta de acceso continuado a los alimentos.

Fuente: elaboración propia en base a datos de FAO

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