Chamorro: “Lo que pasa en América Latina es un desastre absoluto”
Asesor de Rafael Correa y otras figuras de la izquierda popular latinoamericana, el experto en comunicación política analiza origen y razones de la restauración conservadora que invadió la región. Crítica a las campañas de Scioli y el PT, el rol de los medios y Bolsonaro: “Es el primer presidente surgido del lawfare”.
Con 20 años de experiencia en campañas y consultorías, Amauri Chamorro ha asesorado a gobiernos y partidos progresistas a lo largo y ancho de América Latina y el Caribe.
Asesor dilecto del ex presidente ecuatoriano Rafael Correa, por sus manos también pasó la campaña de Lenin Moreno, ex pupilo de Correa devenido en presidente y perseguidor de su mentor.
Sobre esa controversia habló Chamorro con Revista Zoom. Pero también abordó el fenómeno político del momento: el triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil, su tierra de crianza, donde ejerció como coordinador de la mayor agencia experimental de comunicación, y como docente de Planificación de Campaña, Planificación de Medios, Práctica Publicitaria, Redacción Publicitaria, Arte y Creación.
¿Cómo se explica la elección de Bolsonaro en Brasil?
La victoria de Jair Bolsonaro tiene que ser vista desde varios ángulos. El primero de ellas es que es el primer presidente “lawfare” electo en el mundo. Solo ocupa ese cargo porque el ex presidente Lula fue impedido de participar de las elecciones, de manera ilegal. Retirando el caballo ganador, el segundo colocado ganaría. No obstante, nosotros no podemos dejar de considerar la victoria de la fuerza comunicacional de la derech. Todos los medios que criticaban a Lula y al partido de los trabajadores incansablemente durante más de cinco años, no denunciaban hechos de corrupción graves de Bolsonaro, un crecimiento abismal de su patrimonio, siendo solamente diputado federal. Un tipo que ha llamado al asesinato masivo, un crimen de lesa humanidad, diciendo que hay que matar a 30 mil tipos de izquierda por lo menos, está a favor de los escuadrones de la muerte, todo esto lo decía Hitler.
-Cómo se explica que la misma sociedad que, según las encuestas, hubiese votado un nuevo mandato de Lula haya votado a un personaje con características opuestas?
Porque la prensa brasileña trabajó para eso. Los medios nunca denunciaron estos dichos de Jair Bolsonaro, estuvo “blindado”. También los medios querían pactar con alguien de derecha que defendiera sus intereses privados y aquí está Jair Bolsonaro. El partido de los trabajadores también cometió sus errores en la campaña, de manera comunicacional, con conflictos internos que no pudo superarlos a tiempo.
– La elección, entonces, ¿la ganó Bolsonaro o la perdió el PT?
No quiero ser ingrato y equivocarme con el Partido de los trabajadores, con 38 años de lucha, que nace a partir del fin de la dictadura militar, con liderazgos que enfrentaron la dictadura, con gente muy honesta que ha hecho un trabajo espectacular en la formación de base, que ha permitido enfrentar a los intereses hegemónicos, que llegó a la presidencia de la Nación 4 veces de manera democrática, y que llegaría a una quinta pero sabemos lo que ha sucedido. La situación del país exigía que fuera un candidato casi apolítico, fuera de la política, que tuviera capacidad de dialogar y dar respuestas a la ciudadanía, conectarse más con los más pobres, capacidad de dialogar con los sectores evangélicos, que son el 35% del electorado. Básicamente la campaña electoral era dedicada a decir que el presidente Lula era inocente y la gente quería solucionar sus problemas. Gran parte de la sociedad brasileña no está preocupada con la detención del Presidente Lula. La gente no está refrendando si Lula debe ir preso o no, la gente está votando un presidente que le mejore sus condiciones de vida. El candidato del PT no era el más adecuado, podría haber optado por otros líderes fuera del PT, pero quiso salir con candidato propio, el PT es un gran tanque de guerra político, pero la gente quería otra cosa. Manuela Dávila es una chica brillante, pero muy joven que tiene una agenda LGTBI muy potente, la gente dio un giro hacia la derecha, Jair Bolsonaro puso un vicepresidente militar, un tipo antidemocrático, pero que transmite fuerza, mando, con capacidad de liderazgo. El PT podría haber construido un binomio diferente al que construyó y ahora está pagando por ello y la situación en Brasil es extremadamente crítica porque ya hay grupos de gente armada en la calle cazando gente de izquierda brasilera, defensora de los derechos humanos, los derechos de la minoría y hay que reagruparse para sobrevivir a los hechos que van a venir.
Es asesor de Correa y trabajó con Lenin Moreno, que pasó de pupilo a perseguidor. ¿Qué pasa en Ecuador?
Hay que entender que el partido Alianza Ciudadana, liderado por el ex presidente Rafael Correa, ganó las elecciones. La gente votó por Lenin Moreno, quien representaba la continuidad de un proyecto revolucionario y profundo, que han logrado impresionantes índices de desarrollo social del país. Lenin Moreno gana porque dice que daría la continuidad del presidente Rafael Correa, solo que no nos imaginábamos en nuestro movimiento que Lenin Moreno era un infiltrado en nuestras filas, que operaba para la derecha ecuatoriana, para la embajada de los Estados Unidos, gana la elección e inmediatamente rompe con el ex presidente Rafael Correa, entrega el país a los banqueros, trae los militares estadounidenses para que se instalen en el país, para operar en contra de la Revolución Ciudadana, para operar en contra de la izquierda, toma una agenda de derecha y quiebran a los países, no hay matemática que soporte el comando de un país en manos de la derecha, en términos económicos. En Ecuador, Lenin Moreno es una persona que no trabaja, tiene una salud extremadamente débil, no tiene control sobre el País. Tiene en su agenda una sola actividad por día, el presidente Correa trabajaba 20 horas al día. Entregó a la derecha el manejo del país, alguien tiene que pagar las cuentas y probablemente se inicie nuevamente la toma de las calles de la gente para pedir más democracia, procesos de inclusión democrática, que no vuelva a pasar lo mismo.
Más allá de las particularidades, ¿la derechización de Ecuador espejos lo que ocurre a nivel regional?
Lo que está pasando en América Latina, en la Argentina, lo que pasa en Colombia, es un desastre absoluto. El 1% de la población tiene el 70% de las tierras, la gente se muere de hambre. Hay una crisis en el norte de Colombia, donde los niños se mueren de sed. En Guatemala siempre ha habido gobiernos de derecha porque han masacrado a la izquierda y mira esta marcha de los guatemaltecos camino a los Estados Unidos porque tienen hambre, no tienen comida, no tienen medicina, tienen violencia, inseguridad social. Es una hipocresía lo que hacen los medios de comunicación. Hablar de Venezuela… decían que Brasil se iba a transformar en una Venezuela si ganaba el PT. Colombia es un estado genocida, que ha financiado junto con empresarios a grupos paramilitares para asesinar de manera sistemática a la izquierda colombiana y eso es lo que está proponiendo Jair Bolsonaro. Dijo, bienvenidos los grupos de exterminio hasta que nosotros podamos implementar la pena de muerte.
¿Cómo se explica está restauración conservadora después de dos décadas donde América Latina parecía haber tomado otra dirección?
Nosotros no tenemos los niveles educacionales, la comprensión del lector… Las revoluciones de izquierda pudieron en nuestro continente darle acceso a la educación a miles de millones de personas, pero a su vez no hubo ese cambio generacional, una comprensión de ese nuevo hombre latinoamericano, formado a partir de esas grandes revoluciones populares que a lo largo de estos últimos 20 años pudieron cambiar el paisaje de nuestra Región. Fue necesario romper esa lógica de continuidad democrática de los procesos populares que ganaban las elecciones y que seguían una receta profunda de mejorar las condiciones de vida de las personas, de darle una calidad de vida, condiciones dignas de vida. Se interrumpe todo esto con un golpe de estado, como el caso de Dilma Roussef, o el golpe mediático, como es el caso de la ex presidenta Cristina Kirchner. Pero no podemos negar que las campañas de Scioli no fueron las mejores del mundo, ni que Scioli no era el mejor candidato. Su desempeño ayudó a que ganara el candidato Macri. Si retirás de la balanza el peso de los medios de comunicación, los poderes hegemónicos que invirtieron todo el dinero para que ganara la gente del otro lado, sabrías que el resultado sería distinto.
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¿Dirías que en Ecuador eso sí se hizo y por eso el oficialismo ganó, o que en Bolivia ocurre algo parecido?
En Ecuador ganamos las elecciones por una diferencia muy corta. El país está relativamente bien, con las dificultades de tener una economía dolarizada, y ahora Lenin Moreno viene a dialogar con ciertos sectores que rompieron con el presidente (Rafael) Correa. Lo que posiblemente permita crear una gobernabilidad más tranquila, menos conflictiva, pero también exige una serie de concesiones que Correa ni los correístas tolerarían. En el caso de Bolivia, el presidente Evo Morales, con más del 80% de aprobación, perdió un referéndum por la continuidad de su presidencia en gran parte también por un proceso de desconexión con las calles. Se desconsideró el impacto por las denuncias por el fondo indígena, royalties por recursos naturales a las naciones indígenas para su autogestión. Se instaló en la sociedad que había mucha corrupción, y también hubo un exceso de confianza pensando que bastaba con que Evo hablara para ganar la elección. Hubo un cambio muy drástico en Bolivia. Hoy cada vez menos personas se autodefinen como indígenas. Tú ves chicos que hablan aimara, se les nota claramente que son aimaras, pero no se consideran indígenas.
¿Porque ahora tienen plata?
Sí. Y esa gente se va distanciando cada vez más del gobierno. Pero es antagónico semejante aprobación y un rechazo a la reelección. Correa tiene un 70% de aprobación y Moreno gana con las justas. Él es más moderado, no tiene ese discurso que enciende las emociones de Correa y eso también hizo perder el apoyo de los sectores progresistas y de las calles. Argentina se caracteriza por la pasión que pone en todo lo que hace. Esa pasión tiene que ser recuperada por el movimiento progresista, por las fuerzas de izquierda que consiguieron construir capacidad territorial de despliegue. Exige una capacidad de articulación muy compleja pero ahí está la gran pelea electoral. Es fundamental entender que quien sale a la calle a buscar votos es el militante, y es peligroso cuando el militante dice "yo voy a votar por ti pero no voy a salir a hacerte campaña". ..
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