El exministro de Economía asegura que no volvería a tomar, en un eventual 2019, ninguna de las medidas de su gestión. No rompería con el FMI, ni iría a un atraso cambiario. Deuda, campo, déficit y tarifas en este adelanto de la nota de tapa de FORBES noviembre.
Su imagen encarna los peores temores del mercado: default, cepo, atraso cambiario, inflación, controles de todo tipo –de capitales, de precios, de exportaciones e importaciones–, subsidios, desequilibrio fiscal… Eppur, el exministro de Economía de Cristina Kirchner y seguro candidato en las próximas elecciones (¿a gobernador de la provincia de Buenos Aires?) afirma que “algunos empresarios me están empezando a querer”.
Consciente de que para la mayoría de los lectores de FORBES, y particularmente para lo que representa la revista en el mundo, un reportaje con él es como sentarse con el Anticristo, Kicillof accede a la charla durante más de una hora. La entrevista ocurre en tiempos intensos de Superclásico, evento superador de la grieta que lo dejará del mismo lado que Macri: Kicillof es de Boca.
No será la única coincidencia entre ambos: igual que el Presidente, el diputado recurre al contexto externo y de crisis internacionales para explicar las dificultades económicas que le tocó enfrentar. Como siempre, los extremos se tocan.
“Va a haber un nivel de deuda externa preocupante en 2019. Y cerrado el financiamiento internacional, con una dependencia muy fuerte de los acreedores y del auditor de los acreedores que se llama FMI. O sea que hay que entablar conversaciones con el FMI, indudablemente”.
“No podés romper con el Fondo. Pero yo le discutiría los términos de este acuerdo. Les diría: ‘Por favor, no obliguen a un país a tomar las mismas políticas que lo llevaron al desastre de 2001’. Y creo que el Fondo tendría que ser permeable a esto, porque incluso hay documentos donde reconoce que lo que le obligó a hacer a Grecia estaba mal. Es lo mismo que ahora quiere obligarle a hacer a Argentina”.
“En la discusión del tipo de cambio, creo que hay un fetichismo. Parece que la única variable que hay que mirar y que aplica a todo es el dólar. Macri dijo: ‘En mi gobierno, se van a olvidar del dólar’. Yo creo que el dólar hacía mucho tiempo que no estaba tan presente en Argentina como durante el gobierno de Macri”.
“No vamos a volver a nada de lo de 2015. Porque el mundo que vamos a encontrar en 2019, el que va a encontrar el gobierno que viene, va a ser muy distinto al que había en 2015. La región que vamos a encontrar, Brasil, cómo está México, que cambió muchísimo, cómo estará probablemente Chile, bueno, va a ser muy distinto. Entonces, no se pueden aplicar las mismas políticas. Los precios internacionales van a ser distintos, las finanzas internacionales van a ser distintas. A nivel medidas, yo me animo a decir que no vamos a hacer lo mismo con ninguna. Pero sí vamos a tener los mismos objetivos”.
“La lucha contra la inflación, en un país que está en proceso de desarrollo acelerado, es una lucha de todos los días. La inflación en Argentina no tiene una solución única. Argentina es un país que, por tener agro y a la vez industria, por tener un mercado interno fuerte y salarios buenos, no bajos, porque esa es una característica de Argentina en su industrialización, y también por ser un país exportador de alimentos, tiene peculiaridades. No es lo mismo que otros países”.
“Las tarifas tienen que ser razonables, como dijo la Corte Suprema. Hoy no son razonables. En nuestra época eran razonables, y cuando queríamos aumentar había un escándalo, que hacían Macri y la fuerza política de Macri. Entonces es muy injusto medir nuestra política tarifaria por la tapa del diario Clarín y La Nación”.
Fotos: Leandro Sánchez
La música que se escuchaba mientras se realizaba la entrevista
La música que se escuchaba mientras se realizaba la entrevista
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