10/29/2018

no podemos decir que acá hay democracia porque hubo una elección ...


Humorista argentino: "Hacer reír en tiempos de Macri es lo más fácil que hay"


El actor y politólogo Martín Rechimuzzi le comenta a RT cómo es trabajar de cómico en su país, mientras acecha una fuerte crisis económica y social.
Humorista argentino: "Hacer reír en tiempos de Macri es lo más fácil que hay"
El humorista argentino Martín Rechimuzzi interpreta a 'Randall López', su personaje cronista de la 'CNNL'.

"Los momentos más fértiles para la comicidad o para la búsqueda artística, siempre tuvieron que
 ver con los períodos más crudos a nivel social. Hay algo, como si la gente necesita buscar un 
reparo", comenta Martín Rechimuzzi, mientras se acomoda en la silla de un bar del barrio de 
Almagro, en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina).
Tiene 31 años, es actor, comediante, politólogo por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y antimacrista de primera hora. Cuenta con experiencia en radio y televisión, pero sabe que su principal caudal de seguidores está en las redes sociales. Durante su carrera desarrolló múltiples personajes, hasta que 'Randall López', un cronista ficticio que trabaja para la 'CNNL' y dialoga con transeúntes en uno de los barrios más costosos de la capital, empezó a hacer furor: "Fue el mayor salto, el personaje que me hizo visible", cuenta.

A Rechimuzzi no le interesa la risa sin sentido; cada chiste tiene un trasfondo político para repensarnos como actores sociales. En muchos casos recurre a la burla, a tal punto que muchos podrían considerar que utiliza una retórica que roza la agresividad, pero que también genera carcajadas. Tiene algunos objetivos bastante definidos, pero el blanco principal de sus humoradas es el estereotipo del individuo de clase media o alta, que cuenta con recursos económicos, pero que abunda en ignorancia sobre la realidad social y refleja un importante grado de egoísmo con los sectores más humildes. ¿Producirán conciencia sus chistes?



Polemiza con el sentido común y el rol de los medios masivos de comunicación. Imita al presidente, describiéndolo como un niño rico no comprendido por sus padres, y hasta a altos funcionarios, como la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, destacando su presunto amor por la bebida y el rol represivo de las fuerzas de seguridad. Todo ello despierta la ovación y el repudio virtual del público, y su contenido rápidamente se viraliza en este mundo efímero llamado Internet, donde la política también se vive de forma divertida.

RT: ¿Es difícil hacer reír en tiempos de Macri?

M.R.: No, ¡es lo más fácil que hay! Reír, sí me resulta bastante difícil, pero hacer reír es más fácil. Porque para la comicidad, los tiempos expansivos de derechos, como fue el kirchnerismo, al estar todo más cómodo, la gente estaba más tranquila en ese sentido. Es paradójico. Reír en tiempos de Macri hace referencia a ese componente hilarante que tiene el macrismo. Esa articulación que logró de la disociación entre el proyecto político que viene a instrumentar y la discursiva que sostiene. Bueno, ahí hay una disrupción absoluta que genera comicidad, que está en esas grietas, en las contraposiciones.

RT: Gran parte de tus chistes proviene de la coyuntura política, y el actual Gobierno argentino es muy dinámico, con cambios muy bruscos y repentinos. ¿Te encontrás con semanas en las cuales hay tanto material que ni sabés por dónde empezar?

M.R.: Sí, pasa que yo no digo, "hoy voy a hacer a tal personaje". Sino que me pasa algo, o leo alguna noticia, y pienso: "Esto es para tal personaje". Es decir, aparece primero la molestia. Ahora me está pasando con dos personajes que hago hace mucho, Handel y la ministra Patricia —imitaciones irónicas de Macri y Bullrich —, y me pregunto cómo representar esta realidad.

El humorista y politólogo Martín Rechimuzzi durante una entrevista con RT, en un bar de la Ciudad de Buenos Aires. Leandro Lutzky / RT
RT: ¿El contexto regional repercute en tus caracterizaciones?

M.R.: Estos días están muy teñidos por lo que pasó en Brasil. Handel, la representación de Macri, te diría que queda a la izquierda de Bolsonaro. Es bastante difícil de entender cómo podemos asistir a este momento, que muchos pensábamos ya superado, en términos de, venimos de allí, pero no queremos volver allí. Creímos que había un consenso histórico de que no íbamos a volver a eso, pero no, lamentablemente estamos volviendo.

RT: Bajo este presente, ¿considerás importante lo que hacés desde el lugar de la risa?

M.R.: No considero muy importante lo que hago. Me ubico en el lugar de payaso. Estoy en contacto permanente con personas que hacen, efectivamente, cosas de gran relevancia. Son los y las militantes territoriales, ocupándose de frenar la violencia policial en la calle, las personas que asisten y sostienen la vida política en los lugares más marginales, las mujeres que asisten a quienes desean abortar, mujeres que asisten a otras víctimas de la violencia machista. Esa gente que le pone el cuerpo, chupándose la angustia real con recursos mucho más escasos que los míos. Yo estoy en mi casa, haciendo un video con una peluca cagándome de la risa.

RT: Pero en esta era, la de las comunicaciones masivas y también fugaces, ¿destacás el hecho de combatir ideas desde un lugar más ameno y acorde al siglo XXI?

M.R.: Lo mío puede llegar a colaborar de alguna manera en la generación de un sentido político. Estoy muy abrazado a ciertas causas. En mi caso, trato de sostener cierto nivel de complejidad en las construcciones políticas, que no sea la risa por la risa. Que sea tan importante la risa como la discursiva que está sosteniendo. Pero la construcción política de este momento tan crudo, requiere algo mucho más importante que las pavadas que nosotros podamos llegar a decir.

RT: ¿Cómo describirías el duro momento que atraviesan países como Argentina o Brasil? ¿Cuál es la mejor forma de combatirlo?

M.R.: La risa, la comedia, permite refundar el sentido. Más hoy en día, estamos en una época donde tenemos que finalizar ciertos duelos. Evidentemente, estas derechas fascistas y xenófobas de la región, conquistaron e identificaron algo. Tienen un hallazgo. Insisto con lo de Brasil, en la no campaña de Bolsonaro. No podemos volver a las formas de representación de las minorías como se hacían con anterioridad, porque ellos han quebrado el sentido político. El macrismo también lo hizo. Avanzaron con ferocidad, con dirigentes presos, persiguiendo a Cristina y sus familiares. Ahí ya rompieron una forma histórica de hacer política. Nosotros debemos poder estar inscriptos a eso, es delirante pensar que las resistencias van a poder ser como venían siendo hasta ahora.

RT: ¿Por qué?

M.R.: Uno de los principales hallazgos del macrismo es que ellos, para sostener su proyecto, no es que comunican mejor haciendo posteos más precisos o emitiendo claramente lo que hacen. Construyen un clima de época, nos ponen de un modo, a través de un bombardeo constante de ciertos significantes y desde ahí la persona elige. La colonización es previa, ya no necesitan ir a cerrar las urnas de votación, tienen la garantía de una instancia anterior donde la colonización permite que la persona vaya a la urna, en una formalidad democrática. No podemos decir que el macrismo vino a mejorarle la vida a los muchos, es el Gobierno de los poquísimos. Me fui por las ramas, pero son las mismas fuerzas que gobernaron en las épocas más oscuras de la Argentina, llámese el golpe del 30, 55 o del 76, no tienen ningún problema en llamar a los cuarteles cuando tienen un problema de corte económico. Si bien son la continuación de esas fuerzas, han encontrado una manera de presentarlo, dentro del orden democrático, con un gran blindaje mediático.

RT: Regresando a tus videos, ¿intentás que la gente vuelva a hablar de política?

M.R.: Totalmente, en eso sí estoy muy aferrado.

RT: Te mostrás públicamente favorable al kirchnerismo, y de ese sector ideológico recibís elogios, pero, ¿cómo te recibe el votante macrista? Porque, te burlás de algunos de ellos con frecuencia.

M.R.: No creo que Macri tenga un electorado por ser Macri, en ese sentido ellos no tienen una lealtad, un vínculo tan férreo, sólido, como tienen muchos militantes, o personas, con Cristina, por ejemplo. Ese electorado que eligió a Macri, es ese electorado histórico antiperonista, ese 30%, 33%, que jamás votaría a ningún candidato del campo popular. Eso está ahí, con eso construimos, pero hay una tensión saldada; yo me voy a reír de ellos y ellos se van a reír de mí. Respecto del votante arrepentido, bueno, ahí tengo un gran enojo la verdad. Más que nada el de clase media, porque la clase trabajadora, encima que está en condiciones absolutamente desfavorecidas, no le voy a endilgar: "¡Encima no tenés conciencia de clase!". Bueno, esa persona hace lo que puede, trabaja 17 horas por día, tiene una vida más compleja. Pero ese elector con recursos, que odia al 'planero' —beneficiario de planes sociales—, ese estudiante que fue a la universidad estatal pero le parece muy escandaloso que se otorguen 2.000 o 3.000 pesos en una Asignación Universal por Hijo, pero él recibió 8.000, 9.000 o 10.000 en educación pública. Con ese elector, que ahora dice "me equivoqué", tengo enojo.

RT: Bueno, eso se nota en tus producciones.

M.R.: ¡Claro! Ese votante se equivocó, y bueno, ahora ya no vacaciona en Brasil, vacaciona en Villa Gesell —playas de la provincia de Buenos Aires—. Está bien, alteró su vida, pero esa equivocación electoral en el grueso genera que hoy muchos pibes no tengan para morfar. Ese privilegio de arrepentirse en la democracia, que a ese elector le cuesta un poco, al más postergado, le cuesta todo. Porque esa persona que estaba agarrada, que tenía un poco más de lo que históricamente tuvo, ahora vuelve a no tener nada, vuelve a ser la persona que come de la basura. Además, ese votante tan problemático, debe entender que cuando aumenta la pobreza, aumentan los niveles de delincuencia y violencia. Entonces, a ese elector que no le gustaba el tema de la inseguridad, bueno, votó crear condiciones para que aumente la inseguridad. Con ese votante, que se arrepintió y perdió un poquito, y bueno, la verdad que mucho diálogo no puedo tener. El problema es el que no se arrepiente, ese es el más problemático. Con ese empecé un personaje nuevo, suponiendo que era el más estúpido, porque ni siquiera fue diseñado.

RT: ¿Es más llevadero el ajuste entre risas?

M.R.: Espero que no. Espero que las risas sirvan a recrear el sentido político, no para anestesiar y decir: "Bueno, ya está todo saldado porque nos reímos de la miseria". Eso es un privilegio nuestro, de quienes estamos en Instagram pelotudeando. Pero, para mucha gente el ajuste es muy cruento. Mi vieja atiende a víctimas de la violencia machista, que les pegan en sus casas normalmente. Hoy esas mujeres dicen: "Sí, me pegan, pero ese no es el problema mayor. No tenemos para morfar para mí ni para mis hijos". Ahora van a pedir para comer. Ahí está el lugar problemático del ajuste. No es, uh, bueno, ya no me voy de vacaciones. Hay lugares donde la gente se está muriendo de hambre en el corto plazo. Y en el mediano o largo plazo, ¿qué modelo de país estamos construyendo? Con esta lluvia de inversiones que iba a venir, y nunca vino. El único plan de ellos es recortar, ahorrar, cerrar universidades, sin industrialización. Por lo menos que se planteen las nuevas formas de acumulación en un mundo de constante cambios. Eso es lo más problemático de nuestras clases oligárquicas, lo brutas, vetustas e ignorantes que son. Podríamos tener una oligarquía un poco más ilustrada, que diga, bueno, ya que somos una élite, vamos a estar pensando qué va a pasar después de la crisis del Estado. Esas cosas, dejando de ver con resentimiento el hecho de no ser europeo y que el problema sea el pibe que les estaciona el auto.

RT: Con 'Randall', tu personaje más conocido, criticás la manipulación mediática, puntualmente a medios como la CNN. ¿Por qué?

M.R.: Un día probé salir y ver qué pasa. 'Randall' se empezó a construir en la propia calle, no tenía nombre. En realidad, no es una crítica hacia la CNN, es valerme de esos instrumentos para interactuar con la gente. El enemigo, es la reproducción de un discurso sin la visión propia, contra eso estamos peleando. Lo que tiene 'Randall', si bien es hilarante, es una intervención humorística, política, con un carácter atrapante. No me voy a oponer en la calle contra esa discursiva, sino que la estiro, me pongo a favor de ese discurso, y bailo ahí. Lo pesco, sí. Me tiro a nadar con ellos.

Martín confiesa que hacer ese personaje le demanda mucho estrés y tensión, incluso durante varios días previos al momento de la acción. Para las filmaciones, solía pararse en la intersección de las avenidas Santa Fe y Coronel Díaz, en una de las zonas más caras de la ciudad: "He probado en muchos barrios, pero ninguna me dio tantos resultados como aquella esquina", explica. Sin embargo, comenta que ya no puede pasar por allí: "Me amenazan demasiado, una vez al día, por lo menos".

Para las grabaciones, solo acude con un camarógrafo y un asistente. Pero los insultos no se producen solo en la vía pública, su cuenta de Facebook también tiene la casilla de mensajes repleta de mensajes agresivos: "Sos un putito K", dice uno de ellos. "Zángano, vos debés ser de la familia socialista de chorros K", se lee en otro, haciendo referencia a su afinidad con la expresidenta Cristina Kirchner. Rechimuzzi, sin embargo, se lo toma con humor, guarda su celular y se ríe mientras bebe un café. Entiende que son las reglas del juego, aunque también recibe varias felicitaciones. Mientras tanto, otro cliente del bar que escucha atentamente el reportaje, pide tomarse una fotografía con el humorista.

RT: Te exhibís demasiado, y hay antecedentes de periodistas agredidos en las calles de Buenos Aires. ¿Te da miedo que algún individuo te ataque en la vía pública?

M.R.: Bueno, no des ideas, ja, ja. 

RT: ¿Es fácil para 'Randall' encontrar a los transeúntes que luego se ven en los informes? ¿Cuántas grabaciones hay que hacer hasta conseguir a los ciudadanos indicados? 

M.R.: Ja, ja, ja. De diez entrevistados, siete u ocho entran. 

RT: ¿Qué mensaje querés transmitir? ¿Por qué interpelás tanto al ciudadano de a pie?

M.R.: Yo no quiero esa visión donde los políticos son una casta y los ciudadanos otra cosa. Trato de quebrar eso, todos somos actores políticos, o al menos debemos sentirnos de esa manera, en una experiencia política, y desde ahí tensionar, sin caer en el discurso de la meritocracia. Más que burlarme, apunto a poner en tensión, más allá de la situación de risa, esa producción y reproducción de valores tan ajenos a la propia realidad.

RT: ¿Es una forma graciosa de decir, hacete cargo?

M.R.: Sí, absolutamente. Sé que me consume esa clase media, por el tipo de lenguaje que tengo. Me lo han dicho en la propia calle, "yo necesitaba un cambio". ¿Un cambio de qué? Un cambio por el cambio, sin entender las implicancias.


RT: ¿Creés en el sistema democrático?

M.R.: No, no en la democracia como la conocemos. Esa democracia del siglo XX, que la academia ha estudiado tanto. ¿Qué es la democracia? ¿Eso de tener elecciones libres? Bueno, se sigue pensando muy atrás de lo que pasa, no podemos decir que acá hay democracia porque hubo una elección.

RT: ¿Es el menos peor de todos los sistemas?

M.R.: Sí, necesariamente, el orden democrático es el mal menor. Pero, ¿nos vamos a quedar en eso? Los jóvenes tenemos que pensar otros órdenes, porque si no, nos vamos a quedar reproduciendo los sistemas democráticos, los de resistencia, todo como se pensó o como lo vimos en una foto. Hoy en día, esta gente se ocupó de construir un orden político que parece cierta cosa, pero en realidad es otra. Esas personas que antes usaban bigote y botas, ahora están afeitados, usan camisa abierta y hablan de la alegría. Empecemos a pensar que hay algo que debemos rearmar. El Estado, ¿sigue dando respuesta a todo? ¿Qué es Uber? ¿Facebook? ¿Google? Hay que ver cómo se organizan las resistencias de cara a esos nuevos paradigmas. Si seguimos pensando que todo pasa por la unidad básica, o la calle, definitivamente estamos muertos. Han ganado ellos.

Leandro Lutzky

2 comentarios:

Anónimo dijo...

no me causa gracia pero es bueno exponiendo el pensamiento de los macristas, que la verdad me indigan

LO QUE RESTA DEL DIA dijo...

Randall es un personaje logradísimo, logra algo muy difícil, empatía, con personas básicamente desconfiadas por formación y tradición.