10/28/2018

brasil : elecciones restringidas bajo el neoliberalismo





Brasil vota hoy la segunda y definitiva vuelta de una de las elecciones más tensas que se recuerdan en el país. En El Orden Mundial hemos preparado este boletín especial con las claves para entender lo que está pasando en Brasil.

La maldición de los Juegos Olímpicos

Los brasileños llegan a las urnas después de años de crisis económica y descomposición política a todos los niveles. El año clave es 2016: los Juegos Olímpicos de Río, que debían haber sido una celebración, fueron objeto de críticas a nivel nacional e internacional por el despilfarro y la mala gestión, y la población mostró su malestar con protestas masivas. La economía —que venía de crecer un impresionante 9% en 2010— perdió un 4% ese año. Y Dilma Rouseff fue desplazada de la presidencia con un impeachment de legitimidad dudosa.

Un monstruo llamado Lava Jato

Desde entonces todo ha ido cuesta abajo: el reemplazo de Rousseff por Michel Temer ha llegado a niveles de popularidad inferiores al 5%. El escándalo Petrobrás —entre otros que han salpicado al Gobierno y al Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y Dilma— está en gran medida detrás de la alta percepción de la corrupción.

Todo ello contribuye al malestar de los brasileños: solo el 13% dice estar satisfecho con la democracia en su país, el nivel más bajo de toda América Latina. Y esto, junto con una gestión deficiente de numerosos asuntos —Brasil sigue siendo uno de los países más violentos del mundo— explica que Brasil vea con insatisfacción la política tradicional y esté a punto de unirse a esa lista de países que han elegido a un líder radical y discurso populista.

Jair Messias Bolsonaro

Jair Bolsonaro ha llenado las portadas de todo el mundo con sus declaraciones homófobas, racistas y machistas, y sus alabanzas a la dictadura. Pero no debemos quedarnos solo con eso o correremos el riesgo de no entender el fenómeno: el ex-militar ha conseguido canalizar el descontento popular apelando a las clases más heterogéneas, desde los más ricos que desprecian al PT a la gente de las favelas —que votarán a alguien que creen pondrá orden y reducirá la corrupción y la delincuencia—, pasando por campesinos, empresarios e importantes figuras públicas como Ronaldinho, atraídos por las ideas liberales de Bolsonaro. Detrás de su éxito también está la Iglesia evangélica, cada vez más influyente en Brasil, y un dominio absoluto y poco escrupuloso de las redes sociales, altavoz usado durante su campaña para difundir desinformación y que ha puesto en riesgo su candidatura.





Haddad, el candidato eclipsado

Enfrente debería haber estado Lula, pero Lula no puede presentarse por estar encarcelado, así que está Fernando Haddad, su delfín. Un candidato poco carismático, incapaz de hacer frente a su rival como sí podría haber hecho el expresidente encarcelado. Incluso cuando Haddad ha intentado desembarazarse de la imagen corrupta de su partido, las encuestas le dan hasta 10 puntos de desventaja frente a Bolsonaro.

Ordem e ¿Progresso?

Es probable, por tanto, que Jair Bolsonaro obtenga una ventaja clara en las urnas y quede legitimado para dar un giro radical a la política brasileña, aunque todavía no sepamos hasta dónde puede llegar dadas sus inclinaciones autoritarias. A nivel internacional, su victoria será celebrada por EE. UU. y su aliado regional, Colombia; y será un duro golpe para la izquierda latinoamericana, que perderá a uno de sus paladines.


Unas elecciones en las que no esperamos sorpresas, pero que conviene seguir con mucha atención. En EOM las seguiremos en Twitter y te invitamos a que te unas al debate en directo.

¡Gracias por leernos! ¡Pasa un buen domingo!



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