2/17/2018

#hay2019: se consolida un voto con fuertes diferencias generacionales

La edad y el comportamiento electoral


GANAR POR EL VOTO JOVEN



Eduardo Chávez Molina
Pablo Molina Derteano

La edad del votante influyó tanto en las presidenciales argentinas como en las de Estados Unidos o en el referendo por el Brexit. Con los números, los sociólogos Eduardo Chávez Molina y Pablo Molina Derteano analizan el comportamiento de los sub 30 y aseguran que con una mayor participación el resultado hubiera sido diferente. Cómo se mueve la generación que participa en marchas, expresa sus opiniones y denuncias por Internet, disfruta y promueva la hibridación cultural, pero se muestra renuente a la representación política tradicional.




La derrota del kirchnerismo, en noviembre de 2015, no sólo se dio por escaso margen (Macri 51,3%; Scioli 48,7%; una diferencia de 2,6%) sino que fue el primer ballotage con todas las posibles polarizaciones que se pudieran despertar en la opinión pública. Aún hay muchas variables a considerar, pero podemos avanzar en una: el grupo etáreo. Y, como vimos en las elecciones presidenciales de España y de Estados Unidos o en el referéndum por el Brexit, encontramos del lado de quienes perdieron a los y las jóvenes, la generación del milenio como se les conoce en muchos ámbitos. Inversamente, los mayores de 50 años jugaron para el lado de los ganadores. Aunque la edad es un factor complejo que agrupa muchas cosas es un buen punto de partida.

En base a ello, y observando la composición demográfica del país, donde claramente se ven señales de envejecimiento de la población, (CELADE/CEPAL, proyecciones poblacionales), y observando los datos podemos apreciar que el grupo de 30 hasta 50, representa el grupo de mayor proporción poblacional, seguido del de 50 años y más; por sobre el grupo de 16 a 29.

Si “modelizamos” que cada grupo participa activamente en los procesos electorales, obviamente los adultos y adultos mayores tienen mayor peso de representación electoral.

Con respecto a nuestra variable observada, los datos de la boca de la primera vuelta son reveladores. Hay una clara diferencia de las preferencias electorales en base a la edad. A tal punto que los votantes menores de 30 años hubiesen hecho ganar a Scioli en la primera vuelta (muestran una preferencia de 41,8% sobre el 29% de Macri). Tiende a disminuir en el grupo de 30 a 50, pero mantiene una diferencia mayor al promedio, pero ya en la primera vuelta, los mayores de 50 años dan una victoria categórica a Macri, del 40,9 a 31,2%.

Luego, al observar la segunda vuelta, nuevamente el candidato del FPV gana en la franja etaria hasta 30 años, muy leve en la franja de 31 a 50 años, mientras que los mayores de 50 años, votaron masivamente por Macri, alcanzando casi el 60% de los votos.

A dos años del año del ballotage podemos observar:

***Un corte generacional que se profundizó en los últimos años y se aprecia claramente en las elecciones 2015, tanto en la primera vuelta como en el ballotage (situación que no había sucedido en las elecciones presidenciales 2003, 2007 y 2011).

***La impronta de las generaciones alberga explicaciones sobre los resultados electorales de España, Estados Unidos y la consulta del Brexit.

***El envejecimiento de las poblaciones y la búsqueda “conservadora” de las generaciones adultas mayores.

El voto hacia el candidato kirchnerista, basado en estudios de grupos de discusión (Ipar, Baravalle entre otros), se argumentó en la apreciación positiva de su capacidad de incorporar población ampliando derechos y curiosamente valorando en positivo la capacidad de conflictuar a los grupos económicos, y su capacidad de politizar sus decisiones, a partir del compromiso colectivo expresado en la movilización política callejera. Obviamente se constituyeron en los elementos más cuestionados por los votantes macristas, principalmente en la población mayor de 50 años.

Participan de marchas, expresan sus opiniones y denuncias por Internet, disfrutan y promuevan la hibridación cultural, pero se muestran renuentes a la representación política tradicional. El voto en blanco de los menores de 30 en la segunda vuelta en las elecciones presidenciales en Argentina es más del doble de los de las otras franjas etáreas. En el caso argentino, esta franja de jóvenes se muestra con gran rechazo no sólo a aquellas medidas que suponen algún impacto negativo en sus condiciones de vida sino también en relación a regresiones en torno a valores más asociados a los Derechos Humanos y a la democracia.

Recientemente, se han difundido estudios de las consultoras Poliarquía, Isonomía y Management & Fit sobre la imagen de gestión del gobierno de Mauricio Macri en franjas que van desde Abril de 2016 hasta el mismo mes de 2017 (La NACION, 30/04/2017). Los datos de la consultora Poliarquía dan cuenta de la importante baja en la imagen positiva del presidente. Esta caída es más evidente entre la población joven, pero también muestran cómo el grupo de 50 años o más logra revertir parcialmente esa tendencia.

Gráfico 1: Distribución por edad de quienes aprueban la gestión de Mauricio Macri



Fuente: Management & Fit, La Nación.

Es interesante observar la evolución de estas mediciones. El Gráfico 1 muestra una importante polarización. Cuando en noviembre de 2016, la gestión de Mauricio Macri parecía estar en su momento más bajo de aprobación para quienes tienen los 18 a 29 años; entre los adultos mayores estaban en su segunda medición más alta de la serie. A su vez, si observamos el gráfico 2 (teniendo en cuenta que se trata de fuentes distintas) puede verse que en un período cercano a noviembre de 2016 – el mes siguiente – la aprobación era pareja para los que tenían menos de 40 años y los que tenían 40 y más. En Abril de 2017, la tendencia de imagen positiva se redujo drásticamente para los de menos de 40 años. Justamente, el 1 de abril se dio una marcha “autoconvocada” en apoyo de la gestión de Macri, frente a supuestos “intentos golpistas”. Un dato no menor es que las imágenes de TV mostraron una importante mayoría de adultos mayores. Inclusive en el programa Animales Sueltos del 6 de abril, el conductor Alejandro Fantino se lo señaló al ministro de Educación Esteban Bullrich. “(…) algo que me llamo la atención. Que hubiese poca pendejada”, le advirtió el hombre de los medios.

Nuevamente, las mismas coordenadas que se advirtieron en otros países pueden ser utilizadas para el caso argentino. Aunque en el caso de las elecciones argentinas, hay obligatoriedad de voto. Pero además las diferencias generacionales se entrecruzan con experiencias diferentes: el divisor puede ser la crisis de 2001 y la apreciación de lo que puede llegar a impactar a los jóvenes una profundización del neoliberalismo en la Argentina. Para los jóvenes argentinos, como la inmensa mayoría de jóvenes de los países seleccionados, comienza a mostrar conductas particulares.

Algunas ideas. Empezar a considerar la edad como un factor de incidencia no sólo a la luz de los datos presentados sino también porque hay un marco poblacional de mayor envejecimiento. Comparativamente la población de adultos mayores en los padrones electorales va a tender a ir creciendo. A su vez, en países noratlánticos, la falta de participación de los jóvenes en las elecciones acrecienta esa tendencia.

La irrupción de dos “generaciones” con paradigmas opuestos en el uso de la información y la concepción de la política, la cual se refuerza en una generación adulta mayor con tendencias a un mayor conservadurismo que se consolidaría por la vía de elecciones formales, frente a una población más joven que tiene una tendencia de política más basada en el movimiento y la vigilancia de los derechos sociales, políticos y humanos.

Es probable que a la luz de la información, aunque limitada, en el caso argentino estemos presentes ante una “grieta” más en la disputas de las hegemonías discursivas del país y donde por primera vez desde que se puede ampliar la información electoral, se aprecia claramente un voto y una intención electoral, fuertemente diferenciada por las generaciones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muchos viejos chotos no van a llegar al 2019, son votos que pierde le burro (siempre y cuando el peronismo elija un candidato nuevo y joven)

claudio maxl dijo...

Siempre q el peronismo elija al candidato con mayor volumen electoral, o pensas q el peronismo en PBA hubiera alcanzado 38% si el candidato no hubiera sido Cristina?, los porotos 2017 fueron claros y con esos porotos se define candidatura 2019.