2/17/2018

coqui capitanich : "necesitamos una agenda programática y convocar a todos..."




El ex jefe de Gabinete kirchnerista y actual intendente de Resistencia, Chaco, Jorge Capitanich, se refirió a las discusiones actuales sobre la unidad del peronismo. "Hay que tener la inteligencia para construir una centroizquierda de base populista. El espacio de centroderecha ya lo ocupa el oficialismo", aseguró.

Por Juan Ciucci

APU: ¿Cómo analiza al macrismo a dos años de su mandato?

Jorge Capitanich: Todas las metas que se propuso el Gobierno no las cumplió. Dijeron que iban a bajar la inflación y tenemos una acumulada superior al 70% en dos años, y de más del 90% para los sectores más pobres. Hay que recordar que Macri dijo que era muy fácil resolver el problema de la inflación. Lo que el Gobierno busca es achicar el mercado interno a partir de la caída del poder adquisitivo y la precarización laboral. Se profundiza así una estructura muy desigual en el país. El Gobierno plantea una transferencia de ingresos hacia los sectores más poderosos. Además, los indicadores macroeconómicos muestran un deterioro muy grande. El déficit fiscal es de casi 9 puntos del PBI, si uno toma el primario, el consolidado, el de las provincias y el cuasi fiscal. Es un desequilibro estructural. Además, se le suma el déficit comercial, que es récord. La conclusión es: en dos años tenemos más inflación, más desempleo, menos salario, menos industria, más deuda, más déficit (fiscal y comercial). Es un cockatil explosivo.

APU: Por lo que describe, pareciera que el proyecto de Cambiemos es de corto plazo.

JC: No han resuelto ningún problema supuestamente heredado, han usado esa excusa para endeudarse y han empeorado los indicadores macroeconómicos. Agudizaron todos los problemas.

APU: ¿Cree que las protestas de los últimos meses tienen que ver con esa agudización de los problemas? ¿Que ese emperoamiento empieza a sentirse en la calle?

JC: El Gobierno ha intentado dividir a la oposición, ha usado incluso a los servicios de inteligencia. Eso no se dice, pero el presupuesto de la AFI fue de 2100 millones de pesos, el más alto de la historia argentina reciente. Se usó todo el aparato de inteligencia. Además, se usa a un sector de la justicia. No hay Estado de Derecho. Hay una destrucción de los cimientos del poder judicial. De esa forma, el Gobierno pudo dividir a la oposición y construir una hegemonía propia. Por supuesto, hay responsabilidad de la oposición, que ha sido funcional a esa estrategia. La oposición tiene que ponerse los pantalones largos, para construir una identidad opositora y luego una alternativa.

APU: ¿Cómo analiza los últimos movimientos en la oposición en torno a una posible unidad en el marco del peronismo?

JC: Hay que trabajar en dos elementos, ingeniería electoral y arquitectura electoral. En el primer caso, se refiere a construir consenso para la participación de todos los actores en un mismo espacio, que confluya en unas PASO. Eso va a ser atacado por el oficialismo. Pero hay que tener las convicciones para construir ese espacio frentista, donde convivan desde Unidad Ciudadana, al Frente Renovador y el peronismo más ortodoxo. Después, hay que establecer unos puntos mínimos de acuerdo, programáticos, para que el que se imponga en las PASO puede congregar luego el esfuerzo de todos los espacios. Hay que tener la inteligencia para construir una centroizquierda de base populista. El espacio de centroderecha ya lo ocupa el oficialismo.

APU: ¿En la unidad que plantea hay excluidos?

JC: No, no excluye a nadie. Hay que proponer un espacio amplio. Esa tensión se tiene que resolver en el proceso de elección de candidatos. Si el macrismo construye una hegemonía conservadora, discursiva y programática, no queda otra que estar debajo de ellos o construir una alternativa que se le oponga.

APU: ¿No es problemático pensar una hegemonía alternativa desde la conformación de un espacio de centroizquierda?

JC: La centroizquierda es capaz de regenerarse a partir de sumar demandas de diferentes colectivos sociales. Deben formar parte de este paso, la discusiones en torno a la igualdad de género, las demandas del feminismo, de los pueblos originarios, de los pequeños y medianos empresarios, premisas esenciales que tienen que ver con un desarrollo autónomo, el progreso educativo y científico, etc. Debe ser un colectivo muy amplio para incluir demandas sociales diversas.

APU: ¿Cuál es el rol de Cristina en ese marco?

JC: Tiene un rol clave en muchos aspectos. Primero, para construir la identidad del espacio. Después, está su voluntad personal de competir o no en 2019. Es la figura más representativa del espacio opositor, más allá de lo que puedan pensar algunos dirigentes. Fue dos veces presidenta y se fue con una plaza de Mayo llena. Cristina expresa una identidad opositora, eso está claro para la sociedad. Con eso no alcanza: como señalaba antes, hay que construir una identidad opositora y también una alternativa opositora. Para eso hay que ser amplios en la convocatoria. Hay que ser muy humildes y poner por delante de los intereses personales, a los colectivos.

APU: Se viene una marcha de un sector del sindicalismo. ¿Qué rol jugó ese espacio en este tiempo?

JC: El sindicalismo fue funcional al macrismo, desde el ejercicio de nuestro gobierno, para lo que fueron las condiciones del triunfo de Macri. Además, fue funcional en estos dos años. Fue sometido en base a carpetazos y denuncias judiciales. El sindicalismo tiene que representar a los trabajadores. El movimiento obrero organizado debe ser la columna vertebral de un proyecto popular, según la concepción peronista. No puede haber apoyado a Macri. Quebró ese principio.

APU: Habiendo ocupado la Jefatura de Gabinete: ¿Cómo evalúa el rol de Marcos Peña?

JC: No entro en los nombres propios. Lo único que diría de Peña, es que ha mentido de manera sistemáticamente. Hablo de él como vocero principal del Gobierno. Nosotros garantizamos la libertad de expresión, el Gobierno no puede decir lo mismo. Hay despidos en la prensa, se persigue a periodistas que no piensan como el Gobierno, se ha discriminado con la pauta oficial. Este Gobierno destruyó la libertad de expresión, el Estado de Derecho, destruyó los cimientos de la democracia. Es insólito que liberales defiendan un Gobierno así. Hay que discutir si en la Argentina y en buena parte del mundo hay democracia. Porque la democracia tiene ver con la voluntad popular, y esa voluntad popular se ve restringida por el poder de las corporaciones económicas. Debemos discutir sobre la democracia actual, en su definición más profunda.


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1 comentario:

oti dijo...

No estoy de acuerdo con lo de la "alternativa opositora" o "identidad opositora". Cada vez que se definió un espacio político en forma reactiva y no positiva se terminó muy mal. Contra el alfonsinismo se terminó en Menem. Contra Menem (frepaso, etc.) se terminó en la Alianza y en el desastre de 2001/2.

Lo que hay que hacer es construir una propuesta y que el macrismo haga oposición (desde el oficialismo) a esa propuesta. A Macri no hay que nombrarlo.

El gran frente no tiene que ser contra nadie. No hace falta eso. Estar consecuentemente en contra de alguien no garantiza que, una vez que se es gobierno si se ganan las elecciones, se hagan las cosas que se deben hacer.

Oposición tienen que hacer los legisladores cuando se presenta una ley que perjudica a distintos sectores de la población. O los sindicatos cuando la política económica del gobierno perjudica a los trabajadores asalariados.

Pero en la construcción política, es decir en el proceso de articular y sumar diferentes voluntades solo se debe marcar el horizonte hacia donde se camina, la dirección hacia donde se va.

En este sentido, se necesita articular una mayoría cercana al 60% de la población para poder tomar rápidamente, en un futuro gobierno, medidas extraordinarias para resolver los problemas que agravó el actual gobierno y los nuevos problemas que dejará.

Esas medidas tienen que ver con la reforma simultánea del sistema monetario y financiero y del comercio exterior para poder juntar una masa crítica de recursos para financiar las inversiones en obras de infraestructura y reindustrialización que habrá que hacer.

Hay que terminar con el monetarismo de una vez, tanto en sus variantes ortodoxas como heterodoxas. El sistema monetario y financiero no tienen fines en sí mismos, sino que sus fines son los de la economía real y ésta tiene que mejorar sustancialmente las condiciones y calidad de vida de unas 12 millones de personas. Si esto se logra, las clases medias progresarán y la sociedad se hará menos heterogénea y menos desigual.

Por todo esto es imprescindible realizar el balance activo de la experiencia que terminó el 9/12/15.

El Estado deberá recuperar crecientes capacidades para canalizar el excedente económico con la eficacia suficiente para garantizar la realización de las obras que haya que hacer. Y para eso deberá reducir sustancialmente el nivel de fuga de capitales que existe actualmente e, incluso, el que existía (aunque menor) en los últimos años del gobierno de CFK a partir del control de cambios. No se puede tener grandes objetivos en la economía real compatibles con esos niveles de fuga de capitales. Por eso es tan importante la reforma del comercio exterior y monetaria y financiera.