La confirmación de la derrota (aun no aceptada formalmente) de Miguel Del Sel en las elecciones de Santa Fe, una elección porteña con resultado incierto, un triunfo en Mendoza como socio minoritario y no protagónico (y con un FPV sumando el 40 % de los votos) son hechos que encienden -paradójicamente- luces amarillas en el futuro del PRO.
Disgresión sobre el caso santafesino: desmintiendo a los cultores del "voto útil", a Del Sel no lo terminó venciendo el progresismo (que apenas logró sumar 51.000 votos más desde las PASO), sino el peronismo y Omar Perotti; que le mordieron electorado y en apenas 8 semanas de campaña recuperaron algo así como 193.000 votos, el doble de los que lograron captar adicionalmente el PRO y el FPCyS juntos, entre el 19 de abril y el 14 de junio.
Para potenciar su aventura presidencial Macri necesitaba un triunfo claro y contundente de Del Sel en Santa Fe, que se convertiría de ese modo en el primer distrito fuera de la CABA gobernador por el PRO; pero por fuerza de los acontecimientos, se hubiera conformado con ganar aunque más no fuera por el canto de una uña, como lo acaba de hacer el socialismo con Lifschitz. Ni eso tuvo.
Un resultado que además perfila para agosto y octubre una elección nacional en la provincia (hasta acá asumida como un territorio favorable al PRO) dividida en tercios, con Perotti disputando la candidura a senador pegado a la boleta de Scioli-Zannini, y con Reutemann puesto a prueba en su potencial electoral enfrentando también a Binner, sin la posibilidad del experimento amarillo de replicar en Santa Fe la alianza "Cambiemos": la UCR y la Coalición Cívica tributan a la estrategia de la "boleta corta" sin apoyar explícitamente candidaturas presidenciales, para preservar el armado del FPCyS que gobierna la provincia desde el 2007.
Las encuestas (aun las de los medios amigos, como Clarín) dan cuenta que la elección porteña marcha inexorablemente hacia un balotaje con final incierto...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario