4/10/2015

la soledad del dr favaloro y el guasón asesino



Las facturas del PAMIEl interventor del PAMI, el Sr Guasón Horacio Rodríguez Larreta, aclaró que ese organismo “no tiene una deuda verificada” con la Fundación Favaloro, aunque reconoció que “lo que hay es un viejo reclamo de facturas entre el año ‘93 y ‘95, que no figuran en los libros contables” de la obra social. La deuda reclamada es de casi dos millones de pesos.
Se trata de 195 facturas emitidas entre 1993 y 1995. “El PAMI, durante la gestión de (Víctor) Alderete, se negaba a recibirlas”, dijo a Página/12 Jorge Barrientos, gerente de la Fundación.
“Nosotros nunca dijimos que el servicio no se prestó, lo que dijimos es que en ninguno de los libros contables del PAMI figura esa prestación, ni esa deuda”, justificó el funcionario.
Según Rodríguez Larreta, la ex interventora Cecilia Felgueras le comunicó a Favaloro, en la última reunión que tuvo, que la única alternativa prevista para resolver la controversia “es una conciliación obligatoria, que consiste en verificar caso por caso para ver en las historias clínicas si los servicios efectivamente se prestaron”. Y agregó que la Fundación, “con la firma del apoderado Aranguren, se presentó el 19 de mayo a la conciliación obligatoria”. “La verificación contable se hizo el 18 de julio y el 21 se instruyó internamente en el PAMI para que se hiciese la auditoría”, que debía comenzar esta semana, concluyó el funcionario.




Si se lee mi carta de renuncia a la Cleveland Clinic, está claro que mi regreso a la Argentina (después de haber alcanzado un lugar destacado en la cirugía cardiovascular) se debió a mi eterno compromiso con mi patria. Nunca perdí mis raíces.. Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica. La primera etapa en el Sanatorio Güemes, demostró que inmediatamente organizamos la residencia en cardiología y cirugía cardiovascular, además de cursos de post grado a todos los niveles. Le dimos importancia también a la investigación clínica en donde participaron la mayoría de los miembros de nuestro grupo. En lo asistencial exigimos de entrada un número de camas para los indigentes. Así, cientos de pacientes fueron operados sin cargo alguno. La mayoría de nuestros pacientes provenían de las obras sociales. El sanatorio tenía contrato con las más importantes de aquel entonces.


La relación con el sanatorio fue muy clara: los honorarios, provinieran de donde provinieran, eran de nosotros; la internación, del sanatorio (sin duda la mayor tajada).

Nosotros con los honorarios pagamos las residencias y las secretarias y nuestras entradas se distribuían entre los médicos proporcionalmente.

Nunca permití que se tocara un solo peso de los que no nos correspondía.

A pesar de que los directores aseguraban que no había retornos, yo conocía que sí los había. De vez en cuando, a pedido de su director, saludaba a los sindicalistas de turno, que agradecían nuestro trabajo.

Este era nuestro único contacto.
A mediados de la década del 70, comenzamos a organizar la Fundación. Primero con la ayuda de la Sedra, creamos el departamento de investigación básica que tanta satisfacción nos ha dado y luego la construcción del Instituto de Cardiología y cirugía cardiovascular.
Cuando entró en funciones, redacté los 10 mandamientos que debían sostenerse a rajatabla, basados en el lineamiento ético que siempre me ha acompañado. La calidad de nuestro trabajo, basado en la tecnología incorporada más la tarea de los profesionales seleccionados hizo que no nos faltara trabajo, pero debimos luchar continuamente con la corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza). Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno. Así, obras sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al Instituto.

¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno!

Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que corresponde a la atención médica.

Lo mismo ocurre con el PAMI. Esto lo pueden certificar los médicos de mi país que para sobrevivir deben aceptar participar del sistema implementado a lo largo y ancho de todo el país...

Valga un solo ejemplo: el PAMI tiene una vieja deuda con nosotros (creo desde el año 94 o 95) de 1.900.000 pesos; la hubiéramos cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos pedían (como es lógico no a mí directamente).

Si hubiéramos aceptado las condiciones imperantes por la corrupción del sistema (que se ha ido incrementando en estos últimos años) deberíamos tener 100 camas más. No daríamos abasto para atender toda la demanda.

1 comentario:

Unknown dijo...

Las deudaS eran del año 1993 a 1995...estaba menem.