¿Quién fue el que ordenó volver al país al fiscal Nisman el día 12 de enero, dejando inclusive a su pequeña hija sola en el aeropuerto de Barajas, interrumpiendo vacaciones familiares y licencia en el trabajo que habían comenzado el 1º de enero y debían finalizar más allá del 20?
¿Quién puede creer que alguien que tenía tan grave denuncia institucional contra la Presidenta, su Canciller, que profesa la fe judía, o contra el secretario general de una organización juvenil que cuando ocurrió el atentado estaba en 5º año del secundario, se fue de vacaciones y de repente las interrumpe y en plena feria judicial, sin avisarle al juez de la causa, presenta una denuncia de 350 fojas que evidentemente debía tener preparadas con anterioridad?
¿O será que alguien se las dio cuando volvió? Que por una de esas raras casualidades es al día siguiente de la marcha en Francia por los actos terroristas en París.
¿Es casualidad también que ese mismo día 12, que el fiscal regresa imprevistamente al país, el diario Clarín titula: “Más de 4 millones, de pie contra el terror en Francia”.?”
No es posible para quién acá escribe responder a estas cuatro preguntas formuladas por Cristina en su carta, si reflexionar sobre el espíritu que se desprende de ellas , respecto de la búsqueda de impactar sobre la opinión pública por y con el episodio Nisman.
Seré breve. No tiene el affaire Nisman ningún efecto sobre la opinión pública, más que afirmar la adversión previa de aquellos que ya definieron su oposición al gobierno y abigarrar la defensa de quienes sostienen al oficialismo. Si se observa tras el caso Nisman y el tratamiento de los medios, efectos notables sobre la dirigencia política en general, en la dirección que se marca en este post.
Es tradicional la escisión entre episodios trágicos y efectos electorales. Revisemos el pasado reciente, muy rápidamente y con sucesos incomparablemente más graves que el episodio Nisman. No juzguemos, observemos lo ocurrido
Ni el atentado a la Embajada de Israel, ni a la AMIA , ni la voladura de Río Tercero, hicieron retroceder electoralmente al menemismo. Más aún, recordemos que solo 8 meses después del tremendo atentado a la AMIA - similar período resta para llegar a las elecciones de octubre - se realizan las elecciones nacionales donde Menem obtiene el 49,7% de los votos, dos puntos porcentuales más que en 1989.
Puede haber habido producto de los atentados efectos de deterioro electoral en el margen, es probable aunque de difícil comprobación objetiva ( los datos duros electorales no indican eso ) , pero el plexo electoral del menemato se quiebra solo con la crisis socioeconómica que se instala tras el llamado efecto Tequila a mediados de los años 90. Res non verba.
Crisis de contagio por canales financieros que finalmente se trasladaría a la economía real el régimen ya no se recuperará de las consecuencias sociales del Tequila y la aceleración enorme de la destrucción de empleo que supuso - 1,2 millones de puestos perdidos en un año ( 1994-95) como se observa en el gráfico de la derecha que compara la evolución del desempleo durante la crisis del Tequila y la iniciada por la caída del Lehman Brothers.
El desempleo iniciado con la crisis del Tequila sólo descenderá de 16,4% a 12,7% en el año 1999 y en base a los viejos Planes Trabajar , la caída de ingresos que se observó a partir del año 1995 se mantendrá y la baja vertical del consumo marcaría la etapa final del menemato y acompañaría todo el ciclo de falsa heterodoxia de la Alianza progresista FREPASO-UCR , variante neoliberal fracasada hoy encarnada en el sciolismo a través de sus máximos referentes económicos, Miguel Bein y Mario Blejer.
Retomando el análisis sobre las consecuencias en materia de opinón pública del fiscal encontrado muerto y tal como se patentizó anoche en las fallidas convocatorias "espontáneas" a cacerolerar - y van...- , se observa que, más allá del ruido de medios opositores y su "cadena fiscal", no habrá el más mínimo impacto electoral por el episodio Nisman, esto es no habrá impacto estadísticamente significativo, claro.
Sucede que las preferencias electorales mayoritariamente están echadas y la carta decisiva para imaginar el escenario consolidado de octubre, será nuevamente la coyuntura socioeconómica .
Complementariamente la estrategia de polarización electoral y el candidato que sea capaz de encarnarla en un contexto de percepción de mejoras socioeconómicas en especial sobre el 50% más pobre de la población , el electorado oficialista predominante, resultará - o no- la plataforma para que el FPV acceda - o no- a superar el 40% de los votos y obtenga una distancia mayor a diez puntos respecto a la segunda minoría triunfando en primera vuelta, su escenario electoral más propicio.
Polarización, candidato kirchnerista a la altura y mejoras socioeconómicas diferenciales - empleo e ingreso - sobre la mitad más pobre de la población y lo demás no importa ( casi) nada. Como es tradicional en el país, por otra parte, ninguna originalidad se lee acá. Nada te turbe. Nada te espante.
Seré breve. No tiene el affaire Nisman ningún efecto sobre la opinión pública, más que afirmar la adversión previa de aquellos que ya definieron su oposición al gobierno y abigarrar la defensa de quienes sostienen al oficialismo. Si se observa tras el caso Nisman y el tratamiento de los medios, efectos notables sobre la dirigencia política en general, en la dirección que se marca en este post.
Es tradicional la escisión entre episodios trágicos y efectos electorales. Revisemos el pasado reciente, muy rápidamente y con sucesos incomparablemente más graves que el episodio Nisman. No juzguemos, observemos lo ocurrido
Ni el atentado a la Embajada de Israel, ni a la AMIA , ni la voladura de Río Tercero, hicieron retroceder electoralmente al menemismo. Más aún, recordemos que solo 8 meses después del tremendo atentado a la AMIA - similar período resta para llegar a las elecciones de octubre - se realizan las elecciones nacionales donde Menem obtiene el 49,7% de los votos, dos puntos porcentuales más que en 1989.
Puede haber habido producto de los atentados efectos de deterioro electoral en el margen, es probable aunque de difícil comprobación objetiva ( los datos duros electorales no indican eso ) , pero el plexo electoral del menemato se quiebra solo con la crisis socioeconómica que se instala tras el llamado efecto Tequila a mediados de los años 90. Res non verba.
Crisis de contagio por canales financieros que finalmente se trasladaría a la economía real el régimen ya no se recuperará de las consecuencias sociales del Tequila y la aceleración enorme de la destrucción de empleo que supuso - 1,2 millones de puestos perdidos en un año ( 1994-95) como se observa en el gráfico de la derecha que compara la evolución del desempleo durante la crisis del Tequila y la iniciada por la caída del Lehman Brothers.
El desempleo iniciado con la crisis del Tequila sólo descenderá de 16,4% a 12,7% en el año 1999 y en base a los viejos Planes Trabajar , la caída de ingresos que se observó a partir del año 1995 se mantendrá y la baja vertical del consumo marcaría la etapa final del menemato y acompañaría todo el ciclo de falsa heterodoxia de la Alianza progresista FREPASO-UCR , variante neoliberal fracasada hoy encarnada en el sciolismo a través de sus máximos referentes económicos, Miguel Bein y Mario Blejer.
Retomando el análisis sobre las consecuencias en materia de opinón pública del fiscal encontrado muerto y tal como se patentizó anoche en las fallidas convocatorias "espontáneas" a cacerolerar - y van...- , se observa que, más allá del ruido de medios opositores y su "cadena fiscal", no habrá el más mínimo impacto electoral por el episodio Nisman, esto es no habrá impacto estadísticamente significativo, claro.
Sucede que las preferencias electorales mayoritariamente están echadas y la carta decisiva para imaginar el escenario consolidado de octubre, será nuevamente la coyuntura socioeconómica .
Complementariamente la estrategia de polarización electoral y el candidato que sea capaz de encarnarla en un contexto de percepción de mejoras socioeconómicas en especial sobre el 50% más pobre de la población , el electorado oficialista predominante, resultará - o no- la plataforma para que el FPV acceda - o no- a superar el 40% de los votos y obtenga una distancia mayor a diez puntos respecto a la segunda minoría triunfando en primera vuelta, su escenario electoral más propicio.
Polarización, candidato kirchnerista a la altura y mejoras socioeconómicas diferenciales - empleo e ingreso - sobre la mitad más pobre de la población y lo demás no importa ( casi) nada. Como es tradicional en el país, por otra parte, ninguna originalidad se lee acá. Nada te turbe. Nada te espante.
1 comentario:
En el primer párrafo es "no mas allá del 20". Saludos
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