Leemos en el blog de Abel:
A la definición del candidato presidencial del FpV no se llegará en el ámbito decisivo, la mente de los que lo van a votar, antes de junio del año que viene. Y es posible que necesitemos de las PASO, en agosto, para encontrarlo, además de darle la certificación legal.
¿Entonces, para qué sirven las campañas de los precandidatos y su interna, en la que estamos inmersos? Por un lado, ninguno que aspira en serio a ser elegido puede dejar el campo libre a sus rivales (Hecho que agradecemos los profesionales de la comunicación, publicistas y encuestadores. Es importante crear trabajo). Pero hay un aspecto mucho más fundamental, porque tiene que ver con la estructura y la dinámica de todas las fuerzas políticas que son algo más que sellos, no sólo el oficialismo.
Ante todo, en el caso del FpV, mi estimación es que esta interna “de segundo nivel” ya ha servido para descartar la posibilidad de una “candidatura natural” que surgiera combinada de la instalación mediática y la inercia del aparato partidario. El gobernador Scioli puede ser todavía, por supuesto, el candidato del FpV. Pero antes deberá quedar claro – a través de las encuestas, cómo si no – que es “el que más mide” a mediados del año que viene. O triunfar en las Primarias Abiertas.
Al mismo tiempo, siempre según mi falible opinión, tampoco CFK elegirá por sí “el sucesor”. Dejando de lado los argumentos que dicen que sería un error – yo los creo, pero la decisión no es mía – el hecho clave es que a esta altura no ha hecho el mínimo esfuerzo por instalar uno “propio”. Resulta obvio que influirá en la puja, y decisivamente, pero, como todos los gobernadores peronistas que no son candidatos, tomará en cuenta por quién se inclinen los votantes en su momento. Porque los votos son de cada cual que lo va a poner en la urna...
Mássa
Mássa
1 comentario:
Artemio, ¿no es más importante la cuestión si CFK sigue o no la lucha luego de su sucesión que la de quién va a hacer el sucesor?.
Porque si, al momento de la elección del presidente, CFK mide en las encuestas más que el candidato que resulte ganador, necesariamente el futuro gobierno va a tener una suerte de "doble comando".
Si pasa eso, CFK no es dueña ya de su propio destino, ya que tendrá que aceptar el rol que una mayoría de la ciudadanía querría. Si renuncia a eso, podríamos retroceder algunos años en la lucha por la reforma del sistema oligárquico y los poderes que lo sostienen.
La presidenta es el factor fundamental que influenciará las inclinaciones del electorado el año que viene. Si ella renuncia a la lucha esas inclinaciones podrán ser mucho menos ambiciosas y, por el contrario, mucho más ambiciosas si no renuncia.
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