Una interpretación contextualizada de la situación del mercado de trabajo
1. Considerando los cambios metodológicos introducidos en la EPH (comentados en el informe anterior) resulta clave comparar los datos corrigiendo los indicadores del año 2013 de acuerdo a los criterios establecidos por el INDEC. Si esta operación no se realiza, se tiende a sobredimensionar falsamente los comportamientos negativos de los principales indicadores laborales. Esto es aprovechado por algunos medios periodísticos que no sólo utilizan los datos sin corregir, sino que también realizan estimaciones propias a partir de éstos que los llevan a anunciar, por ejemplo, que durante el tercer trimestre de 2014 se destruyeron 450 mil puestos de trabajo y el desempleo se incrementó en alrededor de 90 mil personas[1]. En realidad, a partir de los datos corregidos surge que menos de 130 mil personas perdieron el empleo y que alrededor de 70 mil trabajadores se incorporaron al desempleo.
Tabla Nº 1 | Poblaciones
según condición de actividad. Datos corregidos y sin corregir. Terceros
trimestres de 2013 y 2014.
Fuente: MTEySS, en base a datos de
EPH-INDEC.
2. De todas formas, si bien es cierto que en los últimos dos trimestres la tasa de desocupación creció en la comparación interanual, es importante tener en cuenta que el actual esquema de políticas ha sido el único modelo que ha logrado reducir sistemáticamente el desempleo, luego de dos décadas consecutivas de crecimiento constante de este flagelo, que llegó a afectar a una cuarta parte de la población activa. La evolución de largo plazo de este indicador brinda un diagnóstico elocuente:
· A lo largo de los 12 años de vigencia del actual modelo político, la tasa de desocupación se redujo en todos los años, excepto en 2009 durante la crisis desatada por el quiebre del sistema financiero internacional y en el actual 2014.
· Como resultado de este proceso, a fines de 2013, la tasa de desocupación se había reducido a un cuarto (6,4%) del valor registrado a principios de 2003 (24,3%). La tasa de desempleo actual, aunque levemente superior a la verificada en 2013, es una de las más bajas desde el año 1993.
· Esta tendencia descendente del desempleo observada desde 2003, contrasta con el aumento prácticamente ininterrumpido de la problemática durante las décadas de los ochenta y los noventa. En efecto, entre 1980 y 2002, la tasa de desocupación creció casi un 800%.
Fuente: MTEySS, en base a datos de
EPH-INDEC.
3. En muchos casos, el aumento del desempleo fue interpretado como un fenómeno originado únicamente por factores endógenos de la economía nacional. Sin embargo, es evidente que el comercio internacional se encuentra atravesando por un extenso período de estancamiento que ha afectado, en particular, a los países en desarrollo. Este escenario ha introducido diversas restricciones a las economías de la mayoría de los países de la región, que han ralentizado los avances en materia laboral.
A diferencia de lo
que ocurrió durante los últimos años en los países sudamericanos, en los
últimos trimestres se ha observado un desempleo resistente a la baja o incluso creciente.
En efecto, la fuerte tendencia a la reducción del desempleo que vivió la región
en la última década ha comenzado a revertirse, mostrando estancamiento en
algunos casos, como por ejemplo en Paraguay, Perú y Uruguay y, crecimiento de
la tasa de desempleo, en otros casos como el de Chile (+0,9 puntos
porcentuales) y Ecuador (+0,8 p.p.).
Fuente: MTEySS, DGEyEL en base a Institutos
Nacionales de Estadísticas de países Sudamericanos.
4. A pesar de constatarse una caída del número de ocupados, es un aspecto positivo que dicha contracción no haya afectado el nivel de empleo de jefes de hogar y cónyuges, dada la relevancia que presentan ambos integrantes del hogar en la generación de ingresos familiares (un 80% de los ingresos de los hogares son generados por estos dos grupos). El hecho de que la tasa de empleo de jefes y cónyuges se mantuvo en el mismo valor durante el período evaluado (la tasa fue del 67,5% y 49,8%, respectivamente, en los segundos trimestres de 2013 y 2014), resulta fundamental para minimizar el impacto de la actual situación laboral en los ingresos de los hogares.
4. A pesar de constatarse una caída del número de ocupados, es un aspecto positivo que dicha contracción no haya afectado el nivel de empleo de jefes de hogar y cónyuges, dada la relevancia que presentan ambos integrantes del hogar en la generación de ingresos familiares (un 80% de los ingresos de los hogares son generados por estos dos grupos). El hecho de que la tasa de empleo de jefes y cónyuges se mantuvo en el mismo valor durante el período evaluado (la tasa fue del 67,5% y 49,8%, respectivamente, en los segundos trimestres de 2013 y 2014), resulta fundamental para minimizar el impacto de la actual situación laboral en los ingresos de los hogares.
5. Es por esta razón, entre otras, que la caída observada en el nivel de empleo (y el consecuente aumento de la desocupación) entre los segundos trimestres de 2013 y 2014 no afectó, significativamente, al total de los ingresos de los hogares. Dicho ingreso creció, en términos nominales, un 31%, un valor similar al incremento de los precios durante el período analizado.
6. Un argumento que permite matizar, en cierto modo, la caída de la participación de la población en el mercado de trabajo, es que la misma se explica en su mayor parte por la contracción de la tasa de actividad de los jóvenes, y que este fenómeno dio lugar a un incremento de la población joven que sólo estudia. En este sentido, cabe señalar que más de la mitad de los jóvenes que pasaron a la inactividad, buscaban trabajo pero no estudiaban. Asimismo, la mitad de los jóvenes que se retiraron del mercado de trabajo, se dedicaron a estudiar. Como resultado de este último comportamiento, el porcentaje de jóvenes que sólo estudian pasó del 42% en el segundo trimestre de 2013, al 47% en el mismo trimestre de 2014.
Por otro lado, también se advierte que durante este período se incrementa el número de jóvenes que no estudian, no trabajan y no buscan empleo. Sin embargo, es importante no asignar a esta categoría una connotación negativa, ya que las tres cuartas partes de este grupo son mujeres y, entre ellas, la mayoría se dedica a tareas de cuidado del hogar[2] (muchas de las cuales son madres).
7. En los últimos días, en los medios de prensa se publicaron ejercicios que estiman una tasa de desempleo superior al 10%, considerando supuestamente las personas que se retiraron del mercado de trabajo durante el último año. Para realizar esta estimación, parten de un supuesto que la tasa de actividad se mantuvo en el último año y que la diferencia entre activos y ocupados correspondería toda a nuevos desocupados. Pero, en primer lugar, es necesario aclarar que el ejercicio se realizó con la tasa de actividad del 3° trimestre de 2013 “sin corregir”, la que no resulta comparable con las estimaciones del 3° trimestre de 2014, por los cambios metodológicos introducidos en la EPH. Si el mismo ejercicio se realiza con la tasa de actividad “corregida” y bajo el mismo supuesto, es decir, que toda la población que se retira del mercado de trabajo pasa a estar desocupada, la tasa de desempleo alcanzaría un valor cercano al 8%.
8. Por último, el Sistema de Protección de Social vigente ha sido capaz de mitigar los efectos de la actual coyuntura laboral, en particular, en los hogares de menores recursos. La ampliación de la cobertura - a través de la AUH y de la moratoria previsional, entre otras políticas - y la decisión de aumentar en forma consistente los valores de las transferencias monetarias, permitieron reducir los efectos de la caída del empleo en los hogares de menores ingresos, pertenecientes al primer quintil de la distribución.
Entre los segundos
trimestres de 2013 y 2014, los ingresos laborales de los hogares del primer
quintil crecieron un 22% en términos nominales. Sin embargo, como los ingresos
no laborales – donde se incluyen todas las prestaciones del Sistema Protección Social
– se incrementaron un 39%, los ingresos familiares en su conjunto aumentaron un
26% durante el período analizado, es decir, unos 4 puntos porcentuales más que
si sólo se consideraran los ingresos laborales de esos
hogares. El crecimiento de los ingresos no laborales se explica, fundamentalmente,
por el aumento del 69% de las transferencias económicas, integradas
centralmente por la AUH.
En este sentido,
vale la pena considerar el rol central que cumple el actual del Sistema de
Protección Social en relación al bienestar de la población, ya que permite
amortiguar los efectos de los vaivenes del mercado de trabajo en la situación
económica de los hogares. Por el contrario, en las décadas anteriores, los años
de contracción del empleo significaban la caída abrupta de los ingresos de los
hogares, ya que los ingresos no laborales no compensaban la contracción del
empleo.
Fuente: MTEySS, en base a datos de
EPH-INDEC.
[1]
Ver en http://www.lanacion.com.ar/1744819-el-gobierno-admite-mayor-desocupacion-y-deterioro-del-empleo.
[2]
Habitualmente, a partir de la definición de los “Ni Ni”, los jóvenes son
rotulados como “marginales” o que “no hacen nada”, sin embargo desarrollan una
actividad relevante para sus familias, como el cuidado de los hijos y del
hogar, permitiendo que otros miembros participen del mercado de trabajo. El
error se hace evidente cuando se advierte que las madres jóvenes que no
estudian, ni trabajan, ni buscan trabajo pasan de ser “Ni Ni” a ser reconocidas
como “amas de casa” con el paso de los años.
1 comentario:
Si casi 130 mil personas perdieron el empleo, es una cifra similar a los 100.000 puestos de trabajo destruidos en el último año de Menem y a los 100.000 empleos que se perdieron en 2009. En ambos años el peronismo gobernante obtiene menos de 40 puntos. (fuente:http://www.scribd.com/doc/132474941/Boletin-empleo-registrado-2012)
¿Esta pérdida de empleo influirá en que la coalición oficialista del año que viene llegue o no al 40+1?
Publicar un comentario