11/15/2014

halperín gorilonghi





Uno de los méritos centrales de  la fase inicial del populismo peronista y su réplica con el golpe militar de 1955 en general, el gobierno dictatorial que instaló y en particular la virtud histórica del bombardeo de ciudadanos civiles que supuso, fue dividir a los argentinos en colectivos irreconciliables. 

Desde entonces el proyecto conservador tiene como objetivo la unidad de aquella tan entrañable grieta y la dilusión de los márgenes nítidos que construyó el peronismo bautismal , como resultado del despliegue del proyecto nacional.  Cuando el país se dividió en dos , Perón se quedó con la mejor parte, Wainfeld dixit en la vieja Revista Unidos.

La fractura resultó muy productiva como sistema identitario también. Sin partición irreductible no hay identidad posible.

Por caso buena parte de los cristianuchis de clase media en todos los tiempos pero paradigmáticamente en los años setenta, vimos en aquel abismo construído en épocas del peronismo inaugural el gran legitimador de la adhesión al populismo.

Fácil era dejarse llevar, fue Jesus el que dijo, "Traigo conmigo la guerra y la division, no obstante que es de amor y de paz la mision que ha econmendado mi padre". Palabra de Dios. Amén.

Por otra parte pregunta: Cómo se construye identidad, se moviliza subjetividades , se remueven las tripas juveniles y no solo juveniles convocado a "un cambio moderado" a "que esto no se eche a perder" o peor aún "a mantener lo bueno y cambiar lo malo, soteniendo el piso y elevando el techo"? Me saco el saco y me pongo el pongo. Buajajajajaj!

Ojo que lo haga Sergio que bue... , nosotros así de buenitos, nos llevamos plastilina a marzo, eh!... ya está todo inventado! La ciudadanía no es tan opa, no al menos los sectores populares que votan FPV y se mueven por intereses estrictos y binarios muchas veces.

Como o no, trabajo o noestudio o no, me jubilo o no , agrego la inseguridad como tema relevante que sin embargo no produce efectos electorales y bueno, la "batalla cultural" también, claroooooo, como no reconocerlo, pero es más "a largo plazo" este tema, no?

Lógica de hierro , acerada , inconmovible que la mass media instruída ma noin troppo , eso sí opinólógica al hartazgo ( ya no solo metropolitana, la de las grandes ciudades en general) , confunde muchas veces con " despolitización", "lumpenización" o más gracioso "clientelismo". Patetico!

Retomando el tema de "la grieta" , con el alfonsinismo radical - que inicialmente muchos siguieron con expectativas- , el menemato peronista  - que transitó su momento inicial encabalgado en un discurso polarizante - y  -ya sin potencia - con la alianza progresista UCR-FREPASO , en mayor o menor medida las fronteras de intereses contradictorios se confundieron .

Segmentos importantes de los sectores subalternos acompañaron el proyecto de dominación que impulsaron aquellos gobiernos sucesivos y vistos desde hoy,  sí que nefastos para los intereses populares , que para los kirchneristas son los intereses de la Patria. 

El kirchnerismo, experiencia surgida tras la mega crisis neoliberal del año 2001, volvió a instalar las fronteras como lo que son: irreconciliables

Gobernaron Néstor y Cristina plenamente y en su modalidad histórica de aparición específica , en atención a la división política y socioeconómica nítida desplegada por los movimientos popular - democráticos regionales y el peronismo inaugural, representando en perspectiva histórica  - con sus más y menos, obvio - los intereses de los sectores subalternos y entonces gobernó Polarizando. 

No podía no polarizar, si es que se quería ser fiel a los intereses populares. Es así, no hay otra. Asumir sin beneficio de inventario el haber y los costos de esta polarizacón objetiva, estructural e inevitable. Tantos bolud@s no hay , nadie "quiere" jaleo, el jaleo llega solito si se afectan intereses. No? Fíjense en el post siguiente qué supone "gobernar" sin polarizar" , " suturando la grieta", cambiando "moderadamente" en busca del "voto independiente". Un pioli bárbaro!

Polarizar  entonces, no como búsqueda voluntaria sino como resultado de un proceso objetivo de afectación de intereses contradictorios.

Polarizar porque está en la base de las leyes de formación y funcionamiento del kirchnerismo y cualquier intento de amortiguar, silenciar o peor, revertir este fundamento estructural , está opuesto a las condiciones inaugurales de la experiencia populista en fase K y fracasará en el intento, aunque ganara elecciones, obvio.

Triunfo electoral que tampoco sucederá como se observara ya en octubre de 2013 , cuando se asumió como propia la agenda de la opo, metafóricamente continuando con el ejemplo que provoca el post , en octubre de 2013 electoralmente se bombardeó Plaza de Mayo con artillería propia. Primero asco y luego tristeza, igual, da lo mismo, finalmente fracaso. Muy loser todo, berreta además estrategas, muy berreta.. Una risa.

Señor@s, ahora resulta que ha muerto uno de los arquitectos de la visión gorila izquierdizante de la historia reciente. Leamos:


Norberto Galasso analizó cómo Tulio Halperín Donghi describió los bombardeos a Plaza de Mayo del 55. Extracto de “Los malditos excluidos de la historia oficial”, volumen II, pág. 443. Ediciones Madres de Plaza de Mayo.

Por Norberto Galasso

Capítulo: El bombardeo del 16 de junio de 1955


El 16 de junio de 1955, el gobierno ha organizado un desagravio al general San Martín ―a quien considera injuriado por los manifestantes [católicos] del 11 de junio [Corpus Christi] que supuestamente habían quemado una bandera argentina― a realizarse a través de aviones Gloster Meteor que volarían sobre la Plaza de Mayo. Por eso, no sorprende que hacia el mediodía el cielo de Buenos Aires aparezca surcado por aviones. 

Pero no son, sin embargo, los Gloster Meteor del desagravio, sino aviones navales, provenientes de las bases de Punta de Indio y Ezeiza, que descargan bombas sobre la Casa Rosada y la plaza histórica, con el propósito de asesinar a Perón. Al mismo tiempo, el Ministerio de Marina ha sido tomado por los insurrectos, mientras el capitán Francisco “Paco” Manrique intenta sublevar la Base de Puerto Belgrano y se vive una situación incierta en la base aérea de Morón. 

A su vez, el general Bengoa debería levantar una unidad militar en el Litoral. Manrique y Bengoa fracasan en su intento, como también “comandos civiles” que debían operar sobre la Casa de Gobierno. Asimismo, a las pocas horas, el Ministerio de Marina es recuperado por fuerzas leales. Pero ya la Plaza de Mayo y adyacencias se han convertido en horrendo espectáculo de destrucción, de sangre y de muerte. Los aviadores insurrectos ―llevando a cabo el plan esbozado por tres políticos; el socialdemócrata Américo Ghioldi, el radical Miguel A. Zavala Ortiz y el conservador Oscar Vichi― no solo arrojan bombas sobre civiles indefensos, sino que, en algunos casos, cuando se trata de grupos obreros decididos a defender al gobierno, ametrallan salvajemente. 

Hacia las 16 horas, van cesando los ataques y los aviones rebeldes se fugan hacia Montevideo dejando atrás una Plaza de Mayo que ofrece un espectáculo de horror. Muertos y heridos por todas partes, aquí y allá, charcos de sangre y restos humanos, cráteres en las calles, automóviles incendiados, una atmósfera envenenada de muerte y pólvora, de fuego y destrucción. Uno de los últimos aviones, al sobrevolar los alrededores de la CGT, halla a un grupo de trabajadores, enarbolando palos y amenazas y sobre ellos descarga su artillería, ya inútil, sólo cargada de odio de clase. “Héctor Pessano, un humilde trabajador, fue partido por la metralla de un Gloster”, recordará, años después, el periódico “La Voz”. 

El número de víctimas resulta incierto pues el gobierno, para no ahondar los enfrentamientos, prefiere retacear la información. En sus “Memorias”, el almirante Rojas considera que una primera estimación da 156 muertos y 900 heridos. Según un periodista de “Primera Plana”, el gobierno habría informado posteriormente que los muertos alcanzaron a 373. “La Nación”, por su parte, admite 350 muertos y alrededor de 600 heridos. Gonzalo Chávez, en su libro “La masacre de Plaza de Mayo” reproduce información de los diarios que dan 156 muertos, 96 heridos graves y 750 heridos. Fuentes de la resistencia peronista estiman 400 muertos e inclusive, un periodista de la revista “Extra”, en 1965, sostiene que “en las inmediaciones de Plaza de Mayo yacían dos mil muertos”. En el 2003, recién se conoce una lista el nombre y apellido de alrededor de 150 personas, producto de la investigación de Gonzalo Chávez. 
Al maestro con cariño!! Mamá, cuando nos vamos de acá?

Puede sostenerse, entonces, sin exageración, que esas víctimas de la barbarie antiperonista son también “malditos”, pues se los ha olvidado individualmente y tampoco aparecen mencionados en los trabajos históricos, a pesar de que ese bombardeo a una ciudad abierta como Buenos Aires no tiene parangón con ningún otro de nuestra historia. Pero, por si quedaran dudas, de que el sistema de silenciamiento funciona a la perfección, conviene leer detenidamente el siguiente texto del profesor Tulio Halperín Donghi:

“El 16 de junio ―cinco días después de la desafiante procesión de Corpus Christi― estallaba un alzamiento apoyado sobre todo por la marina de Guerra. Luego de horas de combate en torno del edificio del Ministerio de Marina y de un bombardeo y ametrallamiento aéreo del centro de la capital por los revolucionarios, el gobierno pudo sofocar el reducido núcleo insurgente; esa noche, tras una concentración convocada por la CGT, cuando aún duraban las acciones aéreas, las iglesias del centro de Buenos Aires fueron incendiadas; no resulta difícil comprender que, luego de ver caer a su lado a las víctimas del fuego rebelde, algunos de los manifestantes hayan visto en esos incendios una justa venganza; aún así, la espontánea cólera de una muchedumbre, por otra parte raleada por la prudencia, no basta para explicar la uniforme eficacia que la operación mostró en todas partes; al día siguiente otras muchedumbres comenzaban a recorrer, heridas en sus sentimientos piadosos (a veces algo improvisados) los templos cuyos muros calcinados dejaban ver ―eliminados por el fuego, los agregados de épocas más recientes y prósperas― los ladrillos pacientemente amontados por los albañiles del setecientos. 

Si la situación hubiera dejado lugar, como en épocas menos tensas, los observadores distantes, éstos hubiesen podido repetir, como sesenta y cinco años antes, que el régimen no habría de sobrevivir a su victoria sobre la rebelión; en todo caso, la quema de las iglesias, ese acto de puro delirio, amedrentó sobre todo al gobierno que (en la hipótesis más caritativa) no había hecho nada por evitarlo. 

Otros aspectos de la jornada despertaban también alarma entre algunos sostenes ahora indispensables del régimen; la CGT había tomado intervención directa en el conflicto y aunque ésta no había sido ni con mucho decisiva, significaba una novedad que no podía dejar de alarmar al ejército que hasta entonces había logrado reservarse el monopolio de la fuerza; el 16 de junio pudo verse cómo eran distribuidas armas en número considerables a los manifestantes obreros y las sugestiones sobre la conveniencia de formar milicias sindicales que desde hacía un tiempo no escaseaban en la prensa oficialista, adquirían con ello un sentido más preciso y amenazante”.

(Tulio Halperín Donghi: “La democracia de masas”, Buenos Aires: Paidós, 1991, págs. 82 y 83).

¿Qué conclusión obtiene un estudiante al leer este texto? Varias, pero no las más importantes. Es decir, hubo un levantamiento producto del cual, los manifestantes quemaron iglesias, para vengarse que vieron “caer a su lado a las víctimas del fuego rebelde” ¿Cuántos vieron caer? ¿5, 10, acaso 156? ¿Habrán sido 200, 400, o quizás 2000? ¡Qué importancia tienen esos muertos! Habría que recordar lo que el Che le escribía a su madre, en carta del 20 de julio de 1955: “Esos mierdas de aviadores asesinaron gente a mansalva […] como si la cosa más natural del mundo [fuese] reventar la cantidad de negros que reventaron”.

¿Acaso ese bombardeo fue un “puro delirio” de la oposición antiperonista? No. Según el texto, “el puro delirio” fue la quema de las iglesias, “los muros calcinados” que afectaron “los sentimientos piadosos” de alguna gente. En resumen, para la máxima figura de la Historia Social [Halperín Donghi], que hoy predomina en las casas de estudio, los muertos, cuando son obreros, negros, cabecitas, etc. solo merecen el silenciamiento y el olvido.
............................................
Norberto Galasso: “Los malditos excluidos de la historia oficial”, volumen II, pág. 443. Buenos Aires: Ediciones Madres de Plaza de Mayo, 2005. 890 págs.

2 comentarios:

jfc dijo...

y en su últio escrito tiene la arrogancia de dudar sentadito en su escritorio con AºAº, de una persona como Manuel Belgrano, que se embarró bastante, por nuestra querida patria. Esta persona, errónamente venerada por muchos, es parte de los que pretenden destruir nuestra historia y con ella nuestra autoestima.

Jorge Devincenzi dijo...

Halperin Donghi es un gorilon de paladar negro, e imposible de leer ademas