10/09/2014

evo camino al 70% - contraste y gestión -




Es ya un clásico en los foros internacionales no cooptados por el neoliberalismo, mostrar cómo los indicadores sociales de Argentina mejoraron sustantivamente tras la década ganada. Argentina hoy es ejemplo.

El ratio deuda/ PBI descendió del 160% al 40% y a solo 8% en caso de deuda privada, desempleo enorme baja del 24% al 7,5%, Coeficiente GINI del 0.51 al 0,44, Pobreza por ingresos baja del 54% a 10,9% según Banco Mundial, Indigencia caída del 27,6% a 4,5% según Red Solidaria. La brecha entre el 10% más rico y más pobre de perceptores de ingreso pasó de 31 veces a 17 veces. Por otra parte se sabe que se incorporaron 3 millones de nuevos jubilados, 7,2 millones de beneficiarios directos e indirectos a la AUH, 1,2 millones de jóvenes al PROGRESAR, más de 100.000 viviendas realizadas o en proceso bajo el PROCREAR, etc.

Todas estas conquistas , además fueron coronadas con la más extensa saga de triunfos electorales de que se tenga memoria estadística en elecciones ejecutivas y parlamentarias, así como la más baja performance histórica de la oposición de que tengamos registro: En la última elección parlamentaria, la segunda minoría obtuvo el 17% de los votos nacionales igual que en las ejecutivas del año 2011, cuando el FAP logró los mismos17 puntos, a casi 40 de diferencia del FPV.

Iguales mejoras que en nuestro país, con sus especificidades, obviamente, se observan en Brasil tras los 12 años de gobierno petista donde, para citar un caso de mejora muy notable, la clase media se duplicó y el desempleo está en sus mínimos históricos del 6%.

Chile cerró el ciclo defraudatorio del conservadurismo de Piñera con el retorno de Bachelet. 

Uruguay le dará continuidad al gobierno frenteamplista, lo mismo que elpueblo de Venezuela se la dió al chavismo, donde el PSUV sigue dominando la escena electoral con la oposición crecientemente dividida.

La continuidad de estos procesos popular democráticos que baten récords de duración, en muchos casos se explican también por la dimensión de contraste con la situación socioeconómica en que los nuevos liderazgos recibieron a las sociedades, estragadas por el neoliberalismo y sus esbirros locales.

El caso de Bolivia es contundente, repasemos la situación social previa al triunfo del MAS en el año 2006 y dimensionemos el efecto contraste que, aunque se quiera negar apelando al coro de ortivas neoliberales con apelaciones mediáticas del tipo "todo eso ya fué" está muy presente - junto a los logros de gestión - , en la base de los triunfos de Evo y la continuidad del conjunto de procesos latinoamerícanos inclusivos, surgidos en la década pasada.

Porque los logros de los gobiernos popular – democráticos, estimados lectores, pasan de moda en segundos, ya es nostálgico señalar que en la década abandonaron la pobreza 17 millones de personas y superaron el hambre a 7 millones, de los cuales 3 millones eran menores de 15 años . 

Ahora claro, las "conquistas" neoliberales duran eternamente, como en el caso de los “logros” de Domingo Cavallo que hace ya un cuarto de siglo nos vuela la cabeza con el control de la híperinflación de inicios de la década de los años 90 mediante la famosa "convertibilidad", que resultó el dispositivo central de la debacle neoliberal de fines de 2001 y cuyos efectos letales se aprecian - solo en parte- en el video de apertura 

Vayamos a Bolivia antes de Evo e imaginemos la magnitud del "efecto contraste" a la hora de evaluar la histórica avalancha de votos que se viene el domingo en favor del MAS. 

Según datos del INE extraídos del Censo Nacional del año 2001 la población de Bolivia ascendía a 8.274.325 personas de las cuales el 37% residía en zona rural y desagregada por condición de origen, el 50,1% de la población es indígena y en la zona rural el porcentaje de originarios indígenas asciende al 73%, mientras en las regiones urbanas los ciudadanos de este origen representan el 36% del total poblacional. 

El predominio indígena desagregado por departamentos es muy notable en Chuquisaca, La Paz, Cochabamba, Potosí y Oruro donde representan más del 60% de la población, para caer en Tarija, Santa Cruz, Beni y Pando donde los ciudadanos indígenas representan el 22% del total poblacional. 

Dicho esto, y en un contexto donde la economía boliviana crecía a un ritmo del 3,5% trimestral promedio desde el primer trimestre de 2003, al analizar la situación ocupacional de Bolivia, las condiciones de empleo que generaba el crecimiento económico previo a la llegada de Evo Morales a la presidencia eran extremadamente precarias aunque aún hoy la precariedad laboral sigue siendo el problema central del mercado de trabajo, más que el desempleo que llega al 5%

Según datos oficiales del INE, sobre el total de la Población en edad de trabajar esto es 6,4 millones de personas, estaban activos 4,4 millones de los cuales,  340.000 personas estaban desocupadas en el año 2006 ( 8%)  con lo que resulta que el 36,4% de la población en edad de trabajar estaba inactiva o desocupada. 

Otro indicador de alto impacto social era la extensión de la pobreza por ingresos. En ese sentido el el 64,2% de la población boliviana estaba antes de Evo por debajo de la línea de pobreza moderada o línea de pobreza para la nominación Argentina, que en Bolivia supone recibir ingresos menores a los 289,55 bolívares mensuales per cápita. Hoy la pobreza alcanza el 44.9%

La intensidad de la pobreza crecía ( y aún lo hace) en las zona rurales de predominio indígena (73% de la población rural es indígena) donde alcanza al 82,07% de la población total, esto es que sobre 3,2 millones de residentes rurales, 2,6 millones son pobres. En rigor, se puede concluir que en la zona rural de Bolivia, la totalidad de la población indígena que asciende a 2,5 millones de personas era pobre. 

Peor aún, el 40,75% de la población boliviana general, 3,1 millones de personas eran indigentes en 2006, se encontraban con ingresos por debajo de los 157,48 bolívares mensuales per cápita, esto es entonces bien por debajo de la línea de sobrevida calórica mínima, hoy alcanza al 20,85%

Si se desagregaba la situación por áreas urbano/rural, se observa que en el área rural, donde el 73% de los residentes son de origen indígena, el 54,9% de los residentes son indigentes, por lo cual proyectando se puede inferir que si se desagrega la población total boliviana, el 65% de la población de origen indígena estaba en condiciones de indigencia, con riesgos de sobrevida. 

Se trataba de 2,6 millones de personas de origen indígena de los cuales 1,1 son niños menores de 15 años que viven en la extrema pobreza y no acceden a los ingresos suficientes para la sobrevida calórica mínima. Sobre la situación alimentaria de los menores, producto de la alta carencia de ingresos antes de la llegada de Evo, el 50% de niños entre 6 y meses y 5 años de edad registraba distintos grados de anemia, en tanto en las zonas rurales de predominio indígena, la carencia impacta sobre el 56,3% de los niños menores de 5 años. Por otra parte las condiciones de insalubridad y falta de infraestructura básica en que residen estos niños, se patentiza al observar el porcentaje de menores de 5 años que enfermo de diarrea aguda. 

Según el Instituto Nacional de Estadísticas , antes del año 2006 el 26,93% de los menores de cinco años enfermó de diarrea aguda para el promedio del país, pero en el área rural donde mas del 80% de los niños son de origen indígena enfermó el 30,7%. 

Así las cosas, combinando los indicadores de carencia observados, se puede deducir que según datos oficiales, el 65% de los niños indígenas bolivianos menores de 5 años de edad vivían en la indigencia, el 60% estaba anémico y el 25% de estos niños enfermó en el curso de su vida de diarrea aguda. Finalmente, la precariedad de la situación educativa de Bolivia antes del triunfo del líder cocalero, se expresa con claridad en la proporción de población mayor de 14 años de edad en condición de analfabetismo absoluto (sin lectoescritura). Al respecto, el 20,01% de la población boliviana era analfabeta en el año 2006, 744.846 personas de origen indígena en su mayoría absoluta. 

Se trataba de un índice de carencia en alfabetización un 238% mayor que el promedio latinoamericano de analfabetismo absoluto que para ese tramo poblacional asciende al 5,9%. 

Sobre esta ruina socioeconómica neoliberal edificó Evo su liderazgo y el MAS su hegemonía en la representación político partidaria en la Bolivia actual.


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