Caos Organizado
Los quince días posteriores al regreso de CFK, tras 47 días de licencia por enfermedad, fueron vertiginosos. Los cambios que introdujo en el gabinete y en la dinámica del gobierno -aunque no en los lineamientos políticos e ideológicos de su administración, que son los mismos- han sido tal vez los más profundos del ciclo kirchnerista.
En este contexto aparecieron, imprevistamente o no tanto, los saqueos a comercios y domicilios particulares en la provincia de Córdoba, una de las más pobladas del país y también la que tiene las peores cifras socioeconómicas. Hay que aclarar que en la Argentina, los saqueos adquieren una connotación particular. En otros países y culturas, son un fenómeno asociado al caos que sobreviene durante las catástrofes y las hambrunas. Aquí, son un fenómeno político. Esto viene dado por la memoria de dos gobiernos democráticos, el de Raúl Alfonsín y Fernando De la Rúa, que cayeron entre saqueos instigados y desorden en las calles. Por eso, el regreso del vandalismo a comercios podría remitirnos a la pregunta sobre la gobernabilidad. Pero, como decía Marx, la historia se repite primero como tragedia y luego como farsa, y estos saqueos lucen bastante farsantes.
No se trata de negar que hay un malestar social en los sectores más desfavorecidos de la provincia de Córdoba. No obstante, lo ocurrido no puede separarse del autoacuartelamiento de la policía provincial. Allí la fuerza pública, por un reclamo salarial, decidió hacer una huelga de la forma en que los policías saben protestar: quedándose en sus cuarteles e instalaciones, y dejando las calles liberadas. Fue así que algunos delincuentes se lanzaron a las calles, saqueando comercio y domicilios particulares. Luego, como se sabe, el caos es contagioso, y pudo verse en los tumultos a oportunistas de ocasión, que espontáneamente contribuían con delitos menores a empeorar la situación.
No puede decirse que los saqueos hayan estado originados en el hambre o la desesperación: casas de indumentaria deportiva y electrodomésticos, no solo de alimentos, estuvieron entre los blancos de los vándalos. ¿Puede hacerse una lectura política de los incidentes? ¿O acaso todo se explica por la crisis de autoridad causada por la retirada policial y la llegada de los “bandoleros”, como los llamó el gobernador José Manuel De la Sota, un peronista opositor al kirchnerismo?
Sin dudas que hubo ingredientes políticos contribuyendo a la organización del caos. Pero las hipótesis cruzadas solo contribuyen a la confusión. De la Sota levantó la voz contra el gobierno central, diciendo que ante la huelga policial debieron enviarle refuerzos nacionales (Policía Federal, Gendarmería) que no llegaron a tiempo. Los opositores provinciales del gobernador fueron más equilibrados, y llamaron a calmar los ánimos y a identificar a los delincuentes que iniciaron los saqueos. Hay otro aspecto que genera suspicacias, y es el hecho de que la crisis coincidió con los cambios de autoridades en el Ministerio de Seguridad de la Nación, con lo que a la nueva ministra, Cecilia Rodríguez, le toca asumir en un contexto de tensión, y hay quienes creen que eso no es una casualidad.
Por último, hay otro aspecto que contribuye al aire conflictivo, y es que la izquierda radicalizada hizo una buena elección en Córdoba en las legislativas del 27 de octubre, pero acusa al gobernador de hacer fraude y “robarles” una banca en la Cámara de Diputados nacional. Esta izquierda, movilizada y en plena efervescencia, lanza nafta sobre el fuego al acusar a De la Sota de ser responsable por el deterioro económico, y apoya a los saqueos por considerar que son protestas legítimas.
En suma, hay varios actores que aportan a que el caos tenga poco de espontáneo y bastante de organizado, y todos contribuyen en cierta medida. Pero hay un dato insoslayable: nada hubiera ocurrido si la policía no liberaba las calles cordobesas.
En suma, hay varios actores que aportan a que el caos tenga poco de espontáneo y bastante de organizado, y todos contribuyen en cierta medida. Pero hay un dato insoslayable: nada hubiera ocurrido si la policía no liberaba las calles cordobesas.
4 comentarios:
En el mismo marco irresponsable del PO y el propio massismo (aunque luego retrocedio) la CTA del incendiario Micheli pretendió llamar a un paro contra el gobierno autista y los aventureros que estan a cargo de ATE provincial aceptaron en la CTA al ilegal SIPOBE,sindicato policial no reconocido por el Ministerio de Trabajo por supuesto.
Apoyaron por supuesto el paro con presencia en la movida,junto a los viejos retirados,chorros y represores,se juntan todos bien entremezclados
En el mismo marco irresponsable del PO y el propio massismo (aunque luego retrocedio) la CTA del incendiario Micheli pretendió llamar a un paro contra el gobierno autista y los aventureros que estan a cargo de ATE provincial aceptaron en la CTA al ilegal SIPOBE,sindicato policial no reconocido por el Ministerio de Trabajo por supuesto.
Apoyaron por supuesto el paro con presencia en la movida,junto a los viejos retirados,chorros y represores,se juntan todos bien entremezclados
La "izquierda radicalizada" dice esto, Artemio:
"el Estado y los políticos patronales, a la vez que ceden ante los reclamos policiales, quieren enfrentar a la clase media y los trabajadores contra quienes están en situación de mayor pobreza, recurriendo a la estigmatización de quienes viven en los barrios populares. (...)Lo que necesitan los trabajadores es, por el contrario, salir a luchar por sus propias reivindicaciones, empezando por imponer un salario mínimo igual a la canasta básica y un resarcimiento inmediato de fin de año para compensar la caída del salario por la inflación. Pelear por un plan de obras públicas y en especial de viviendas para los sectores populares para dar casa y trabajo a los desocupados y terminar con el trabajo en negro. La clase obrera debe unirse con los sectores populares más postergados tomando en sus manos sus reclamos".
http://pts.org.ar/Aumento-e-impunidad-para-las-Policias-nada-para-los-trabajadores
artemuros, Burdman x algo lo dijo...veremos como sigue.
salu2!
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