11/14/2013

retroceder nunca, devaluar jamás



Mientras agradecemos y nos congratulamos que mientras Cristina este al mando y (ay!)  aunque no logre  "quitarle una bandera" al establishment, el gobierno nacional no devaluará abruptamente, leemos en Estructura Desequilibrada
 
Como tantas otras veces en su historia, la Argentina vuelve a enfrentarse con el problema de la restricción externa.

Esta restricción se puso de manifiesto a partir de 2012 y se hizo todavía más visible durante este año, con la continua caída en el nivel de reservas internacionales. Entre las causas fundamentales que explican este fenómeno podemos identificar: 


1) una elevada elasticidad ingreso de las importaciones[1], provocada por un sector industrial poco desarrollado que tiene un coeficiente de importación muy alto y, en menor medida, por un patrón de consumo desproporcionado de bienes importados; 

2) una débil capacidad para expandir la tasa de crecimiento de las exportaciones, debido a una estructura productiva desequilibrada que se especializa en la exportación de commodities.

En suma, esto significa que en la actualidad para poder crecer a una tasa adecuada (digamos entre 4 y 6%), la economía demanda una cantidad de importaciones que no alcanzan a ser financiadas completamente por las exportaciones que realiza el país. Por lo tanto, el gobierno se enfrenta al dilema de crecer a una tasa menor (donde importaciones y exportaciones se encuentren en equilibrio) o de buscar la forma de sortear este problema.

Resulta evidente que la respuesta no puede ser conformarse con crecer a una tasa menor, por lo que la única opción que queda es buscarle una solución al asunto. Ahora bien, ¿cómo se resuelve la restricción externa? Hasta el día de hoy esta pregunta no tiene una respuesta inequívoca, ya que este obstáculo económico ha aquejado a la Argentina desde los inicios de su historia y nunca ha podido ser superado definitivamente.

Sin embargo, hay una propuesta que siempre sale a la luz cuando reaparece este problema: la devaluación[2]. Para los economistas que defienden esta medida, el modo mediante el cual la devaluación relajaría la restricción externa sería a través del incremento en los precios relativos en moneda local de las exportaciones y de las importaciones, provocando una expansión de las primeras y una reducción de las últimas. Asimismo, también suelen destacar todas las supuestas bondades del mantenimiento de un tipo de cambio alto (proveer un estímulo al crecimiento, al empleo y a la industrialización, reducir la vulnerabilidad ante los shocks externos, etc.), minimizando los costos que una devaluación acarrea...


 Leer más

2 comentarios:

Unknown dijo...

Como siempre, gracias por la difusión Artemio!
Abrazo

Artemio López dijo...

Abrazo!