¿Por dónde empezar? Yo soy
pesimista a medio plazo, porque no creo que se pueda hacer mucho hasta que se
desplome Wall Street y cerremos la “sucia docena” de las mayores entidades
financieras globales.
Están atravesadas en el camino de cualquier reforma substancial. Necesitamos disminuir el tamaño de las finanzas en unos dos tercios o tres cuartos, tal vez acaso en un 90%. Obvio es decir que eso no puede ocurrir hasta el próximo desplome. Soy razonablemente optimista al respecto, porque creo que eso ocurrirá en un futuro no demasiado lejano.
Están atravesadas en el camino de cualquier reforma substancial. Necesitamos disminuir el tamaño de las finanzas en unos dos tercios o tres cuartos, tal vez acaso en un 90%. Obvio es decir que eso no puede ocurrir hasta el próximo desplome. Soy razonablemente optimista al respecto, porque creo que eso ocurrirá en un futuro no demasiado lejano.
Pero cuando sea posible hacer una
reforma económica real, ¿qué necesitamos?. Lo primero, puestos de trabajo.
No podemos confiar en el sector privado para generarlos. El futuro es el crecimiento sin puestos de trabajo, de modo que no podemos confiar en el crecimiento para generar los puestos de trabajo que necesitamos.
No podemos confiar en el sector privado para generarlos. El futuro es el crecimiento sin puestos de trabajo, de modo que no podemos confiar en el crecimiento para generar los puestos de trabajo que necesitamos.
El Estado
tiene que implicarse. Afortunadamente, hay mucho por hacer: infraestructura
pública, reactivación de la educación y la asistencia sanitaria, restauración
medioambiental, cuidado de los ancianos y mejora de los espacios públicos.
Necesitaremos un programa de Garantía Permanente de Empleo (o empleador de
último recurso: GPE/EUR) para asegurarnos de que puedan participar todos
quienes deseen trabajar.
En segundo lugar, y en relación con lo primero, necesitamos salarios decentes, lo que significa incrementos salariales substanciales para los dos o tres quintiles más bajos.
En segundo lugar, y en relación con lo primero, necesitamos salarios decentes, lo que significa incrementos salariales substanciales para los dos o tres quintiles más bajos.
Tampoco en eso se puede
confiar en el sector privado, que siempre se hallará en una dinámica de
“carrera hacia el abismo”. El Estado debe desempeñar un papel fijando niveles
altos para los salarios mínimos, elevando los beneficios del bienestar y
mejorando las condiciones de trabajo.
Eso resultará fácil de hacer, uan vez que funcione el programa GPE/EUR, puesto que su paquete compensatorio marcará de facto el nivel mínimo.
Eso resultará fácil de hacer, uan vez que funcione el programa GPE/EUR, puesto que su paquete compensatorio marcará de facto el nivel mínimo.
Todos estamos estupefactos. Resulta estupefaciente que Washington no haya perseguido a los delincuentes de Wall Street. Pero en realidad no resulta estupefaciente en absoluto.
Los zorros
de Wall Street andan sueltos y dispersos por toda la administración Obama, dirigen el tesoro y la Fed de
Nueva York y están copiosamente representados en todas las agencias que tienen
algún poder de supervisión sobre Wall Street. Mientras Wall Street chupe el 40%
de los beneficios de las grandes empresas, allá estará el dinero, y Washington
funciona con dinero. Con tamaños zorros guardando el gallinero, hay que ser
bobo para creer que la administración Obama podría perseguir a ningún alto
ejecutivo de los mayores bancos.
Randall Wray es
uno de los analistas económicos más respetados de Estados Unidos. Colabora con
el proyecto newdeal 2.0 y escribe regularmente en New Economic Perspectives y en Economonitor.com. Profesor de economía en la University of
Missouri-Kansas City e investigador en el “Center for Full Employment and Price
Stability”. Ha sido presidente de la Association for Institutionalist Thought
(AFIT) y ha formado parte del comité de dirección de la Association for
Evolutionary Economics (AFEE). Randall Wray ha trabajado durante mucho tiempo
en el análisis de problemas de política monetaria, macroeconomía y políticas de
pleno empleo. Es autor de Understanding
Modern Money: The Key to Full Employment and Price Stability (Elgar,
1998) y Money and Credit in
Capitalist Economies (Elgar 1990).
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