Continuando con el análisis de la transición venezolana acelerada por las circunstancias de salud de Hugo Chávez, es interesante observar las diversas miradas que existen sobre el funcionamiento del PSUV y el Estado venezolano, su administración estratégica y también la gestión cotidiana.
Una mirada desde la izquierda se resume en este artículo que recoge diversas interpretaciones a la luz de los resultados de las elecciones de octubre donde la alegría del triunfo del PSUV contra las evidencias instaladas por el clima de medios opositores, no permite obviar que -- a diferencia por caso del populismo argentino, que obtuvo en 2011 su mayor volumen electoral y diferencia respecto a la segunda fuerza tras dos períodos de gobierno -- la de 2012 resultó la elección del PSV con mayor volumen de voto opositor , veinte puntos sobre el nivel obtenido en las anteriores elecciones presidenciales.
Este es un esbozo de las condiciones en que para analistas de izquierda el PSUV y el Estado venezolano enfrentará en algún momento la transición ,siempre compleja , de un liderazgo populista fundador a la institucionalización del movimiento.
Los resultados de los recientes comicios no solo sirvieron para hacer fiesta dentro del chavismo. Pese a la derrota en las urnas, el ascenso progresivo en el número de votos por parte de la oposición ha dejado reflexiones entre algunos analistas e intelectuales simpatizantes del modelo socialista, quienes asomaron en el día de hoy – a través del portal www.aporrea.org, la necesidad de realizar ajustes, revisiones o renovaciones en la política interna que permitan frenar la pérdida de adeptos al modelo revolucionario.
Tanto el politólogo Nicmer Evans, quien dice que “esta victoria es la última oportunidad que da el pueblo venezolano para la rectificación” como el profesor universitario Roberto López, quien habla profundizar la revolución para derrotar la derecha; coinciden en que los recientes números dan cuenta de un crecimiento de votos opositores que es constante y un estancamiento en los votos del chavismo.
Diálogo, regionales y cambio de gabinete
Tanto el politólogo Nicmer Evans, quien dice que “esta victoria es la última oportunidad que da el pueblo venezolano para la rectificación” como el profesor universitario Roberto López, quien habla profundizar la revolución para derrotar la derecha; coinciden en que los recientes números dan cuenta de un crecimiento de votos opositores que es constante y un estancamiento en los votos del chavismo.
Diálogo, regionales y cambio de gabinete
Evans refiere que los 6 millones y medio de venezolanos que se expresaron a favor de la oposición demandan un puente al diálogo en democracia. “Una diferencia más o menos del 10% es una advertencia, un alerta para la reflexión, con humildad, ya no fue 26% del 2006, el proceso creció 10% en votación, la oposición aproximadamente 45%, esto tiene que tener una profunda lectura en el marco de las próximas decisiones”.
De cara a las regionales, el politólogo puntualiza en que el candidato a gobernador en cada estado no será Chávez y por tanto la proporción de votos será otra. También cree que será inevitable que sea el Presidente quien tome la decisión de los que se disputarán esta contienda, pues -según califica como lamentable- “la base ya no tiempo de hacerlo”.
Otra de las tareas que debe asumir el gobierno de Chávez “es la de comprender que este gabinete ya cumplió su ciclo, y que el 100% de los ministerios estratégicos necesitan ser renovados con rostros, ideas y voluntades novedosas”.
Cooptación e imposición del liderazgo individual
Con la pregunta ¿Porqué aumentan los votos opositores si nuestro programa político revolucionario y transformador debería contar con el apoyo del 80-90 % del pueblo venezolano?, el profesor de La Universidad del Zulia, Roberto López, abre el debate a lo interno de la corriente socialista venezolana sobre el rumbo que ha tomado el gobierno.
Al explicar estas tendencias electorales, López señala como causa la ausencia de democracia interna en el chavismo, hecho que a su parecer se expresa en la imposición de la cooptación, es decir la restricción de la autonomía en las organizaciones sociales, hecho que a su parecer ha permitido la imposición de un liderazgo unipersonal que sacrifica al colectivo.
“Un liderazgo colectivo implica trabajar en común con sectores y tendencias revolucionarias que no necesariamente esperan que Chávez hable para gritar “sí mi comandante”, sino que expresen opiniones propias que puedan diferenciarse de los criterios del Presidente. Un liderazgo colectivo implicaría incluso que se pudiera desarrollar un mecanismo democrático para la toma de decisiones en el alto gobierno en el cual el propio presidente Chávez pudiera quedar en minoría y tenga que asumir los criterios de la mayoría”, afirma.
Burocracia y gerencia por crisis
El llamado a tomar nota de las alertas que se han hecho en el pasado, y que tras el triunfo electoral vuelven a escucharse, también vino de la mano de otro articulista de Aporrea, Juan Gómez Muñoz, quien señala que factores como “la ineficiencia, la excesiva burocracia, el perdón a responsables que ocupan cargos gerenciales o de dirección en ministerios, viceministerios, empresas, gobernaciones y alcaldías que no cumplen con su trabajo, la “gerencia por crisis” ante problemas como la inseguridad y los servicios penitenciarios, la soberbia de algunos de nuestros supuestos dirigentes y una terrible sensación de que todas las esferas del Estado Venezolano están permeadas por una espantosa corrupción” hicieron que la candidatura de Hugo Chávez fuera poco o nada atractiva para los votantes jóvenes y para los que tradicionalmente habían votado por él se abstuvieron o votaron en su contra.
Gómez Muñoz manifiesta que otro problema grave es el partido gobierno, el cual ha funcionado hasta ahora como una maquinaria para arrastrar votos. “Para qué sirve el Psuv? Es un partido para la formación de cuadros de nuestro proceso?, una entidad de discusión ideológica?, una verdadera guía para la adopción de las mejoras políticas para el manejo del estado?, una cantera de nuevos y mejores dirigentes? O simplemente es una vil y vulgar maquinaria electorera”.
Las críticas que han lanzado intelectuales, filósofos y docentes vinculados a la izquierda al término de otros procesos electorales ha dado pie al lanzamiento –por parte del Presidente Chávez- de llamados a reformar, rectificar y revisar (Las Tres R) o al cambio en el proceso de comunicación y acercamiento a la oposición. En esta oportunidad, su cuarta elección, los llamados a la transformación no se hicieron esperar.
1 comentario:
más allá de algunos planteos razonables, es el típico análisis de izquierda en el cual se hace una (tal vez acertada) descripción de los síntomas para luego adjudicárselos caprichosamente a que "falta más izquierda", aunque no exista ningún indicador en ese sentido. Es cierto que la oposición mejoró su caudal de votos, pero eso habla sobre todo de la consolidación de la MUD en función de una estrategia medianamente moderada eficazmente representada por un buen candidato como Capriles, que modificó la extraviada política de confrontación alocada (golpe, paro petrolero, sabotaje electoral) que había llevado al anti-chavismo a una postura talibán que lo hizo aislarse de electores que no estaban apasionados por Hugo, pero que ni locos se despertaban con el toque de diana para ir a votar a una banda de piromaníacos. En definitiva, era artificialmente baja la performance electoral de la oposición y resultaba previsible que con el tiempo fueran a levantar; de hecho, buena parte de su aumento en el caudal de votos no se debe a chavistas desencantados sino a la baja abstención (demás está decir que el grueso de la abstención no era en protesta a la "ausencia de democracia interna en el chavismo"). Por eso, al contrario de lo que preanunciaba Morillo, el pasado 16 de diciembre, en las regionales, sin Capriles como aglutinador motivante (más allá de su candidatura en Miranda) y con un nivel de participación bajísimo, la "maquinaria electoral" del PSUV que tanto critica este señor en su artículo funcionó fenómeno y los bolivarianos arrasaron, quedándose con 20 de las 23 gobernaciones. Entre ellas Zúlia, Estado más poblado y acaudalado, hasta entonces bastión de la oposición. Dicho sea de paso, quien logró este heroico triunfo fue Francisco Arias Cárdenas, que entre otras cosas lo enfrentó a Hugo en las elecciones del 2000 y manifestó su apoyo al efímero golpe de 2002, aunque luego se ordenó y volvió a las filas del chavismo. Es decir, no precisamente una expresión radical del proceso, ni quién hubiera sido ungido por las instancias de base del partido, en donde se suele sobredimensionar la importancia de minorías con mucha militancia e incluso nobles ideales pero (allá, aquí, y en todos lados) poca capacidad de juntar votos.
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