La desaceleración económica de 2012 tiene en el comportamiento de la inversión un componente clave. Para observar la evolución de este inicador central en el crecimiento económico, observamos la visión de Analytica:
En el último Analytico (ver “2013: Afinando la mira”, Analytico #197)
decíamos que el formato de la economía 2013 estará determinado por la
elección de octubre, en la que el gobierno juega gran parte de su
capital político y la chance de mantenerse en el poder, bajo algún
esquema (con más o menos injerencia K), hasta 2019.
Así las cosas, el
gobierno mantendrá la lógica de expansión de la demanda, donde el
consumo, y en menor medida el gasto público, serán los principales
drivers de la actividad económica. Bajo ciertas condiciones, la
recuperación dejaría al segundo trimestre con un crecimiento superior a
5% (la base de comparación del IItrim 2012 es la peor del año que se
va), y un promedio de +4% en el año.
Aparecen, sin embargo, dos limitantes centrales. La doble I:
inflación e inversión. Nuestra previsión es que los aumentos de precios
seguirán siendo significativos en 2013, porque los factores que los
impulsan (expectativas, inercia, cuellos de botella sectoriales, baja
inversión y financiamiento fiscal con emisión) estarán presentes.
La hipótesis es que la inflación a los niveles actuales ya llegó al
máximo tolerable, y que el gobierno lo sabe (aunque no lo admita). La
corrección fiscal entre julio y octubre –el gasto primario creció 23%
interanual- es una señal de moderación. Probablemente, el cierre del año
deje una variación mayor en las erogaciones (diciembre es un mes
complicado para las cuentas públicas), pero estimamos que no hubo
desborde fiscal en la media del año. La apuesta al pacto social,
administrando las subas salariales, también apunta a esa dirección.
Una tasa de inflación de 30% en 2013, como algunos pronostican,
desorganizaría el manejo macroeconómico y debilitaría la capacidad de
una tenue recuperación. Los impactos serían diversos:
- El tipo de cambio profundizaría su atraso, moderado en 2012 por el
giro positivo en la política cambiaria del Banco Central. Claramente
esto afectaría aún más la rentabilidad exportadora de los sectores
ligados a las economías regionales y de las pymes. No debe perderse de
vista que el real brasileño probablemente siga devaluándose.
- Complicaría las negociaciones salariales, ya complejas por la
fragmentación sindical y limitaría la efectividad de una esperada suba
en el mínimo no imponible de ganancias para los trabajadores formales en
2013.
- Afectaría la tibia política tarifaria, licuando los aumentos en transporte, gas y electricidad.
- Generaría menos incentivos a invertir y a contratar mano de obra, al reducirse la rentabilidad esperada en todos los sectores.
Por estas razones, creemos que el gobierno administrará medidas que no aceleren la inflación más allá de 25% en 2013.
La segunda limitante para el crecimiento está en la inversión. Este
año la caída fue equivalente a 3 puntos del producto, pasando de 24% a
21%. El derrumbe de la construcción (la privada, por la pesificación
compulsiva, y la estatal, por el menor ritmo de la obra pública) y las
trabas a las importaciones que afectaron la actividad industrial
explican la caída. Habrá una moderada recuperación el próximo año,
dependiendo de que se estabilice el ritmo de crecimiento, no se acelere
la inflación y el Banco Central mantenga su política devaluatoria del
peso. La apuesta a pesificar, a la que está ligado el proceso inversor,
es clave.
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