Contra los interesados y entonces apresurados análisis ( muchos publicados en medios conservadores locales) que supusieron que en Grecia se impuso el partido del ajuste, está absolutamente claro que como sostuvimos en Ramble, tras la elecciones del domingo , se instaló en el país un escenario político de gran fragilidad y volatilidad que si alguna nota sobresaliente tiene es la configuración de dos polos simétricos a izquierda y derecha del espectro partidario , como se observa ingresando a este link.
En particular la novedad no es tanto el triunfo de Nueva Democracia , sino el crecimiento exponencial de la izquierda helénica, así como el sostentimiento en torno al 7,5% de los votos del partido nazy Amanecer Dorado.
En particular la novedad no es tanto el triunfo de Nueva Democracia , sino el crecimiento exponencial de la izquierda helénica, así como el sostentimiento en torno al 7,5% de los votos del partido nazy Amanecer Dorado.
Sabemos en Argentina por experiencia propia que el ajuste ortodoxo tiene a la gobernabilidad democrática como combustible principal.
En efecto, la relación inversa entre ajuste económico y gobernabilidad democrática, probada una y otra vez a lo largo de la historia reciente con epicentro en la mega crisis argenta del año 2001, hace muy probable que un futuro de alta inestabilidad política en paralelo a la profundización de la crisis social sacuda la realidad de Grecia , más aún con la arquitectura parlamentaria constituída tras los comicios , signada por la fuerte polarización.
Mientras disfrutamos del melodrámatico discurso, algo naif , del tan revolucionario como legendario lìder estudiantil del Mayo Francés Daniel Cohn-Bendit sobre la crisis griega , leemos:
Las elecciones del 17 de junio nos permiten mantener abierto un canal de comunicación con nuestros socios para poder trabajar en un nuevo plan para salir de la crisis con la menor inestabilidad posible. Pero es muy probable que lo único que hayamos hecho es ralentizar nuestra carrera hacia el precipicio y que por el camino hayamos quemado los frenos. Para que las cosas empiecen a cambiar, los partidos que ocupen el nuevo Parlamento tendrán que superarse, precisamente en un momento en que algunos se sienten justificados en las posturas que han adoptado, mientras que otros, profundamente heridos, se aferrarán a sus políticas con mayor desesperación. En todos los casos, es difícil abrigar esperanzas de un nuevo espíritu de cooperación.
Los mayores ganadores son Nueva Democracia (ND), una formación de centro-derecha que se impuso aproximadamente con un 30% del voto, y Syriza, de la izquierda radical, que vio cómo su porcentaje se disparaba de menos del 5% en 2009 al 17% en mayo y cerca de un 27% ayer. Sin embargo, ninguno de los dos cuenta con mayoría. Syriza ha dejado claro que no formará parte de ningún Gobierno, aunque ND fracase en su esfuerzo por forjar una coalición y se transfiera el mandato exploratorio al segundo partido. Syriza, con el viento antiausteridad hinchando sus velas, será una poderosa fuerza de la oposición. El partido insiste en que el memorándum, que exige reformas a cambio de préstamos, fue anulado en mayo por el gran número de votos contrarios a la austeridad, y en que las medidas que exige dicho memorándum “no poseen legitimidad popular”. Como decía el líder de partido Alexis Tsipras, Syriza “estará presente en todos los acontecimientos”...
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