“on / off
”
El INDEC dio a
conocer la inflación mensual del mes de mayo, el 5,1%, mientras anualizada
totaliza el 60,7%.
Desde el año 1991
no se superaba el 60% anual de inflación, un nivel estrafalario que sirvió como
primer escalón que derivó en el “régimen de convertibilidad”, donde “un peso
valía un dólar” y cuya salida memorable, tras 25 años ininterrumpidos de
neoliberalismo, no se olvidará jamás.
Peor aún, esta
inflación es particularmente regresiva, ya que impacta con dureza diferencial
sobre alimentos y bebidas, rubros en que los hogares medios bajos y bajos – que
en su mayoría votan al FDT-, gastan más de la mitad de su escaso presupuesto
mensual.
Con la suba de 5,1% en mayo y el acumulado anual de 60,7% - la mayor
desde el año 1991 -, las posibilidades de evolución en el IPC son, según
UMET:
- En un escenario pesimista,
en el que la inflación se estabiliza en un 5% mensual, 2022 terminaría con
una suba de precios del 83,5%.
- En un escenario intermedio,
en donde la inflación desacelera a la franja del 4% mensual, la inflación
de 2022 terminaría en 71,6%.
- Para que la inflación de
2022 termine debajo del 70%, en los próximos siete meses la suba de
precios mensual no debería superar el 3,8% cada mes.
Por donde se la mire es esta entonces una situación de extrema gravedad
de la que solo puede reírse el señor Federico Braun, sabedor de su impunidad a
prueba de jueces.
Retomando y para observar la delicada situación social y económica que supone una inflación como la actual, la consultora Analogías insospechada de opositora, realizó la semana pasada una encuesta donde afirman:
“En materia de expectativas económicas, el ´optimismo´ sobre la evolución de la
economía se mantuvo en niveles constantes (24%). La política económica nacional
continúa registrando una importante desaprobación (70%). En línea, una mayoría
de encuestados manifestó no percibir una recuperación de la actividad económica
y los ingresos (80%).”
Como dijimos en otras columnas, la recuperación económica del año 2021 y lo que
va del año 2022, es indiscutible, e indujo una baja sustancial del desempleo a
7%; sin embargo, no se trasunta en mejores niveles de ingresos para las
familias.
Pareciera ser que el diseño de política económica actual y más allá de los “on
/ off”, no acierta a alterar en nada el patrón distributivo, donde impacta
una tasa de inflación superior al 60% anual y va consolidando un modelo de bajo
desempleo, salarios deprimidos y niveles de pobreza superiores al 40%.
Lamentablemente entonces no es sorpresa alguna que en el último informe de
Cifra/CTA y sobre la base de datos oficiales se sostenga que
“Bajo esas circunstancias, se acentúa la tendencia regresiva en términos
de la distribución del ingreso que se inició en 2018.
La caída en la participación de los asalariados en el ingreso fue del 48,0% al 43,1% entre 2020 y 2021, cuando en 2017 era de 51,8%. A la inversa, el excedente apropiado por los empresarios subió del 50,5% al 54,3% del PBI entre 2020 y 2021, cuando en 2017 era de 46,4%.
Esto explica que la reactivación económica del año 2021 haya estado empujada
por la inversión y, en menor medida, las exportaciones, mientras que el peso
del consumo privado se desplomó a un nivel más bajo que el de la gran crisis de
2002 (61,8%)”.
Esa tendencia parece continuar este año. El índice de salarios que
publica el INDEC mostró que las remuneraciones de los trabajadores perdieron contra la
inflación en el primer trimestre del año 2022, ya que subieron 14,9% frente
a precios que aumentaron 16,1% en
el mismo período.
Esta situación de pérdida de poder adquisitivo generalizada se materializó en
una caída del consumo doméstico interanual que, en el caso de Pymes, la CAME
estima en 3,4% interanual con especial intensidad en mayo.
La AFIP en la misma dirección de estrechez del consumo doméstico, muestra la
caída en la recaudación del IVA, como se ve en el gráfico.
En medio de este panorama, reorientar el modelo de política económica y social parece
ser el camino a transitar por el oficialismo, de cara a las elecciones del año
venidero.
Sus chances, ya lo dijimos, están accesibles en tanto que la base electoral que
en 2019 acompañó al Frente de Todos y no lo hizo en 2021, sin embargo, no votó
a la coalición neoliberal, orientando su voto hacia alternativas menores o la
abstención, ahre.
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