6/17/2022

resiste - todos hacemos daño, a veces -

 

 


“on / off ”

 

El INDEC dio a conocer la inflación mensual del mes de mayo, el 5,1%, mientras anualizada totaliza el 60,7%.

Desde el año 1991 no se superaba el 60% anual de inflación, un nivel estrafalario que sirvió como primer escalón que derivó en el “régimen de convertibilidad”, donde “un peso valía un dólar” y cuya salida memorable, tras 25 años ininterrumpidos de neoliberalismo, no se olvidará jamás.

Peor aún, esta inflación es particularmente regresiva, ya que impacta con dureza diferencial sobre alimentos y bebidas, rubros en que los hogares medios bajos y bajos – que en su mayoría votan al FDT-, gastan más de la mitad de su escaso presupuesto mensual.

Con la suba de 5,1% en mayo y el acumulado anual de 60,7% - la mayor desde el año 1991 -, las posibilidades de evolución en el IPC son, según UMET: 

 

  • En un escenario pesimista, en el que la inflación se estabiliza en un 5% mensual, 2022 terminaría con una suba de precios del 83,5%. 
  • En un escenario intermedio, en donde la inflación desacelera a la franja del 4% mensual, la inflación de 2022 terminaría en 71,6%. 
  • Para que la inflación de 2022 termine debajo del 70%, en los próximos siete meses la suba de precios mensual no debería superar el 3,8% cada mes.

 

Por donde se la mire es esta entonces una situación de extrema gravedad de la que solo puede reírse el señor Federico Braun, sabedor de su impunidad a prueba de jueces.

Retomando y para observar la delicada situación social y económica que supone una inflación como la actual, la consultora Analogías insospechada de opositora, realizó la semana pasada una encuesta donde afirman:

“En materia de expectativas económicas, el ´optimismo´ sobre la evolución de la economía se mantuvo en niveles constantes (24%). La política económica nacional continúa registrando una importante desaprobación (70%). En línea, una mayoría de encuestados manifestó no percibir una recuperación de la actividad económica y los ingresos (80%).”

Como dijimos en otras columnas, la recuperación económica del año 2021 y lo que va del año 2022, es indiscutible, e indujo una baja sustancial del desempleo a 7%; sin embargo, no se trasunta en mejores niveles de ingresos para las familias.

Pareciera ser que el diseño de política económica actual y más allá de los “on / off”, no acierta a alterar en nada el patrón distributivo, donde impacta una tasa de inflación superior al 60% anual y va consolidando un modelo de bajo desempleo, salarios deprimidos y niveles de pobreza superiores al 40%.

Lamentablemente entonces no es sorpresa alguna que en el último informe de Cifra/CTA y sobre la base de datos oficiales se sostenga que

“Bajo esas circunstancias, se acentúa la tendencia regresiva en términos de la distribución del ingreso que se inició en 2018.

La caída en la participación de los asalariados en el ingreso fue del 48,0% al 43,1% entre 2020 y 2021, cuando en 2017 era de 51,8%. A la inversa, el excedente apropiado por los empresarios subió del 50,5% al 54,3% del PBI entre 2020 y 2021, cuando en 2017 era de 46,4%. 

Esto explica que la reactivación económica del año 2021 haya estado empujada por la inversión y, en menor medida, las exportaciones, mientras que el peso del consumo privado se desplomó a un nivel más bajo que el de la gran crisis de 2002 (61,8%)”.

Esa tendencia parece continuar este año. El índice de salarios que publica el INDEC mostró que las remuneraciones de los trabajadores perdieron contra la inflación en el primer trimestre del año 2022, ya que subieron 14,9% frente a precios que aumentaron 16,1% en el mismo período.

Esta situación de pérdida de poder adquisitivo generalizada se materializó en una caída del consumo doméstico interanual que, en el caso de Pymes, la CAME estima en 3,4% interanual con especial intensidad en mayo.

La AFIP en la misma dirección de estrechez del consumo doméstico, muestra la caída en la recaudación del IVA, como se ve en el gráfico.


En medio de este panorama, reorientar el modelo de política económica y social parece ser el camino a transitar por el oficialismo, de cara a las elecciones del año venidero.

Sus chances, ya lo dijimos, están accesibles en tanto que la base electoral que en 2019 acompañó al Frente de Todos y no lo hizo en 2021, sin embargo, no votó a la coalición neoliberal, orientando su voto hacia alternativas menores o la abstención, ahre.

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