Cristina-Perotti: prejuicios y pragmatismo
— Gustavo Castro
Una semana después del cierre de listas, todavía hay quienes continúan en estado de sorpresa por el acuerdo electoral suscripto por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner con el gobernador Omar Perotti. Esa estupefacción tiene su origen en una serie de prejuicios que podrían sintetizarse, a grandes rasgos, de la siguiente manera: ella es una populista vinculada a presuntas dictaduras comunistas del mundo, él es un liberal “pro campo” que bien podría estar enrolado en el PRO.
Esa lectura sobreideologizada, por no decir superficial, parece ser inmune a los datos de la realidad. Yendo mucho para atrás, en el año 2007, Cristina fue a Rafaela invitada por el empresario José Luis Basso y consideró a esa ciudad como “un ejemplo de la Argentina que reclamamos, necesitamos y estamos construyendo, por su calidad de trabajo y la competitividad de su gente. Esto es lo que los argentinos estamos necesitando, demandando y construyendo. Muchas gracias por el ejemplo”. Más cerca en el tiempo, hace apenas 8 días, la ex presidenta avaló el uso de los U$S 4.350 millones que llegarán en concepto de Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI para pagar vencimientos de la deuda con el propio Fondo. ¿Dónde está la izquierdista irreductible que promocionan unos y otros en sus cuentitos para asustar ancianos?
Perotti, por su parte, en sus casi dos años de gobierno provincial recuperó el control estatal de la autopista y presentó un proyecto para crear una empresa mixta con mayoría pública para intervenir en todos los segmentos del mercado de telecomunicaciones. Más aún, puso en práctica los programas Billetera Santa Fe y Boleto Educativo Gratuito, que implica una inyección de varios miles de millones de pesos del Tesoro en el bolsillo de la gente. ¿Dónde está el ortodoxo neoliberal que tiene como único objetivo privatizar hasta los baños de la Casa Gris, como pronosticaban y aún afirman sus contradictores externos e internos?
Eso no implica en modo alguno que tengan idénticas miradas del país y del mundo. Ni mucho menos. Pero es eso justamente lo que los torna complementarios electoralmente, en línea con la heterogeneidad de la sociedad santafesina. Y es posible porque ambos tienen un rasgo que caracteriza a los dirigentes que evitan lugares testimoniales: el pragmatismo extremo.
En esa dirección, y más allá de cuitas políticas o personales, tanto Perotti como Cristina comparten la mirada de que una candidatura de Agustín Rossi es la garantía de la derrota del peronismo en Santa Fe. No hay ningún elemento secreto en ese argumento, se basa en la lectura de los resultados de las elecciones desde 2005 hasta aquí cada vez que el “Chivo” encabezó la oferta electoral. Ello no supone de ninguna manera un cuestionamiento a la valía, la inteligencia y la trayectoria del ahora ex ministro de Defensa. De hecho, la vicepresidenta quería que sea el jefe de Gabinete de Alberto Fernández, según reveló este domingo Horacio Verbitsky en su portal El Cohete a la Luna. El problema es su limitación, al menos hasta ahora, para captar la suficiente cantidad de votos que permitan ganar un comicio general.
Es esa misma perspectiva la que llevó a Perotti y a Cristina a hallar la bisectriz de Marcelo Lewandowski, un dirigente con probado volumen de votos en Rosario y potencial para proyectarlo al resto de la provincia. Ambos entendieron que ni Roberto Mirabella ni María de los Ángeles Sacnun, sus postulantes predilectos, tenían aún el tamaño electoral necesario para encabezar esta partida y resolvieron desplazarlos.
Peronistas, al fin y al cabo, le hacen caso a Arturo Jauretche: no intentar adecuar la cabeza al sombrero sino el sombrero a la cabeza.
2 comentarios:
Cristina le saca tanta ventaja al resto de los políticos,que da Orgullo y asusta al mismo tiempo!!
La verdad es la más plausible de las opciones.
Escueto y brillante análisis d porqué se necesita un/a candidato/a q no sea el chivo rossi en Santa Fe.
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