La política española, ejemplo de estabilidad durante las tres décadas le siguieron a la Transición (1975-77), entró con la crisis económica de 2010 en un período de agitación y acelerada fragmentación electoral, de izquierda a derecha, que vuelve a ponerse en evidencia en las elecciones autonómicas madrileñas de este 4 de mayo y pueden impactar en el gobierno nacional del socialista Pedro Sánchez.
La comunidad autónoma de Madrid, una de las 17 regiones de España, celebrará este 4 de mayo unas elecciones regionales cuyo resultado influirá en el movedizo escenario político nacional, crispado por la polarización derecha-izquierda y fragmentado en un abanico de partidos que rompió tres décadas de bipartidismo.
Los comicios, de hecho, fueron producto de una serie de apuestas cruzadas y fracturas en las coaliciones que protagonizan el oficialista Partido Socialista (PSOE), del presidente Pedro Sánchez, el opositor derechista Partido Popular (PP), que gobierna la autonomía de Madrid (incluyendo la capital nacional), y aliados menores como el izquierdista Unidas Podemos (UP) y el liberal Ciudadanos (CS).
Todo comenzó en marzo, en otra pequeña comunidad autónoma, Murcia (sudeste), donde el PP ostenta la mayoría pero, inesperadamente, su aliado Ciudadanos rompió la coalición local de gobierno para ensayar una fallida alianza con el PSOE (la misma que pudo haber formado Sánchez en 2020 y al final cerró con UP).
El movimiento hizo temer un dominó sobre la comunidad autónoma de Madrid, donde el PP también gobernaba en coalición con Ciudadanos. Entonces, la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso (PP), disolvió su pacto con Ciudadanos y convocó a elecciones anticipadas, en una apuesta por consolidar su poder y seguir gobernando, sola o con el eventual apoyo de un cuarto actor, el ultraderechista Vox, creado en 2013 y que ya controla 52 de las 350 bancas del Parlamento español.
La decisión de Díaz Ayuso, amén de alentar la radicalización de la derecha (PP + Vox) en el distrito más rico del país, provocó un terremoto que sacudió al gobierno nacional del socialista Sánchez: su vicepresidente Pablo Iglesias (UP), principal aliado de la coalición izquierdista, renunció para bajar al terreno electoral madrileño como candidato a presidir la autonomía y rescatar a su fuerza en el distrito.
Este complejo panorama electoral suma un quinto protagonista clave: Más Madrid (MM), un desprendimiento de UP liderado por Iñigo Errejón (37), figura del movimiento 15-M de “indignados” (2011) y cofundador de Podemos con Iglesias, con quien rompió en 2019. MM postula como presidenta madrileña a Mónica García (47), una médica que cobró notoriedad como activista sanitaria en la pandemia.
Los comicios se disputan en un contexto de crisis nacional derivada de la pandemia. España hizo un esfuerzo fiscal extra para mitigarla y espera los fondos aprobados por la UE para relanzar su economía, tras una caída de 11% del PIB en 2020. En ese sentido, las elecciones madrileñas también son un examen para Sánchez.
Las “colas del hambre”, como se conoce a las filas de personas que se forman para recibir alimentos en distintos centros asistenciales, marcaron el debate social en la campaña electoral de Madrid, gran puerta de entrada del turismo internacional, que representó el 15% del PIB español en 2019 y que perdió 75% de sus ingresos en 2020, el peor año para el sector en medio siglo de esplendor.
AMENAZAS Y POSIBILIDADES
Al convocar a elecciones anticipadas, Díaz Ayuso (PP) alegó que su decisión la tomaba ante la "inestabilidad institucional" generada por Ciudadanos con su ruptura del gobierno de coalición de Murcia, uno de los cuatro regionales que integraban las dos formaciones conservadoras en todo el país (nunca la lograron a nivel nacional).
La apuesta del PP en Madrid es volver a mostrarse como la llave de una renovada estabilidad política post pandemia, frente a las divisiones en la izquierda. Para ello Díaz Ayuso, radicalizó su discurso -”socialismo o libertad”- y pretende atraer votos del ultraderechista Vox, que postula a Rocío Monasterio (47), que puede ser la única llave de un gobierno de coalición del PP en Madrid y pretende fortalecer aún más su actual condición de tercera minoría nacional.
La comunidad autónoma de Madrid, con 6,8 millones de habitantes (14% de la población nacional), ha registrado un 20% de las casi 72.000 muertes que ha dejado el COVID-19 en España, y la gestión de la pandemia que hizo el PP ha sido el blanco preferido de la oposición.
Las posibilidades de la izquierda para desplazar al PP del gobierno autónomo que detenta desde 1995 (también administró la capital Madrid desde 1991, salvo en 2015-19) pasan por una alianza tripartita entre el PSOE, UP y Más Madrid.
En los últimos días de campaña, por los exabruptos públicos de Monasterio (Vox) y el sospechoso envío de cartas anónimas amenazantes a Iglesias y al expresidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, el clima electoral se crispó en extremo y hasta se suspendieron los debates. Eso mismo potenció las intenciones de los candidatos de izquierda de unirse para frenar una eventual alianza PP-Vox.
Ciudadanos, que desde su creación en 2005 se había propuesto representar el centro político español, y llegó a perfilarse como principal fuerza de oposición al PP en 2018, perdió en el camino a su líder, Albert Rivera, y con él millones de votos (hoy le quedan sólo 9 bancas en el Parlamento nacional) en su fallido intento por erigirse en una gran bisagra de estabilidad entre la derecha y la izquierda. Estas elecciones regionales pueden terminar de confirmar ese derrumbe, con la pérdida del total de los 26 escaños (de 138) que había ganado en la autonomía.
Así, con el PP como segura primera minoría y el PSOE sin expectativas casi por su veterano candidato Ángel Gabilondo (72), Iglesias (42) es el actor que más arriesga en estas elecciones, porque pone en juego su declinante liderazgo y ser causa de un debilitamiento del gobierno de coalición nacional de Sánchez, que se sostiene con 120 diputados del PSOE y sólo 35 de UP (cuarta minoría).
Las últimas encuestas confirman al PP (40,9%) como primera minoría, con 59 de los 136 escaños del Parlamento autonómico (el doble que en 2019), y a Vox (9,4%) con otras 13 bancas, suficientes para aliarse y asegurar la mayoría absoluta (reunirían 72 de las 69 bancas necesarias). Ese resultado, además, puede proyectar a Díaz Ayuso (42 años) al escenario nacional, sin un líder conservador consolidado.
Los mismos sondeos atribuyen sólo 31 escaños al PSOE (21,2%) y otros 23 a Más Madrid (16,3%), cuyo discurso menos polarizador y centrado en los principales problemas sociales (pobreza, salud, inmigración) está desplazando rápidamente del mapa electoral a UP /7,3%) de Iglesias, a la que se atribuyen sólo 10 escaños, y relegando definitivamente a Ciudadanos (3,8%), que quedaría sin bancas.
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