CLAVES DE LECTURA Finalmente concluyó el año 2020 con la peor caída de la actividad económica desde la crisis de 2001. De acuerdo con el EMAE, el año cerró con un descenso de -10%, aunque por debajo de lo que había pronosticado en el REM del mes de julio (-12,5%). Durante los últimos meses la actividad económica tuvo un repunte más rápido de lo que se esperaba y en términos desestacionalizados en el mes de diciembre de 2020 cerró 2,9% por debajo de los niveles prepandemia. De cara a enero, nuestro IMA confirma que la recuperación sigue con la misma dinámica.
Por su parte, durante el 2020, los salarios profundizaron el deterioro acumulado entre 2016 y 2019. La Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables del sector privado (RIPTE), medida a precios constantes, fue un 0,9% menor en diciembre de 2020 frente al mismo período del año anterior. Sin embargo, la caída no fue igual para el conjunto del trabajo asalariado registrado, sino que se observa una gran dispersión entre las variaciones salariales de los distintos sectores.
La heterogeneidad es tal que en los extremos se encuentran sectores que llegaron a perder un -30,5% de salario real en algunos tramos del 2020, frente a otros que tuvieron un incremento de +13,1%. Los pocos sectores “ganadores” emplean poca cantidad de personas y/o están vinculados a las actividades primarias o a los servicios financieros.
El 2021 comenzó con superávit primario luego de más de un año con resultados deficitarios. Este resultado fue alcanzado gracias a un incremento en los ingresos que luego de un año volvieron a colocarse por encima de la variación del gasto primario.
De mantenerse este escenario, se lograría reducir el déficit en al menos 2 puntos porcentuales luego del -6,5% del PIB observado en 2020. Sin embargo, es necesario seguir de cerca el crecimiento de los ingresos para ver en qué medida la mejora en la actividad y el consumo impactan positivamente sobre las cuentas públicas, pero teniendo también en cuenta que para que el déficit primario se reduzca de forma significativa es necesario que los aportes y contribuciones a la seguridad social vuelvan a recuperar el terreno perdido.
En este sentido, si el gobierno utiliza la totalidad del espacio fiscal excedente para impulsar la demanda, el Tesoro seguirá teniendo importantes necesidades de financiamiento a través de títulos de deuda y la tasa de interés de política monetaria puede tener dificultades para perforar ciertos niveles. En este sentido, no convalidar incrementos de tasa de interés pueden significar mayores necesidades de emisión monetaria y mayores presiones sobre la brecha cambiaria.
De lo anterior se desprende que cuanto mayor espacio se reserve desde lo fiscal para la política expansiva pre electoral, menor será la autonomía de la política monetaria, dado que en el camino hacia octubre hay un solo elemento que no será convalidado por parte de las autoridades: un movimiento brusco en el mercado de cambios. |
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