2/28/2021

rejuvenecer el estado y así reparar el capitalismo

 

La misión imposible de Mazzucato



La economista italoamericana, Mariana Mazzucato, que trabaja y reside en Londres, se ha convertido en una personalidad en lo que podríamos llamar el "centro-izquierda" o incluso en los círculos económicos y políticos dominantes. Acaba de publicar un nuevo libro, Mission Economy: a moonshot guide to changing capitalism.

Mazzucato fue brevemente asesora económica del Partido Laborista del Reino Unido con Corbyn y McDonnell; aparentemente "tiene el oído" de la representante radical en el Congreso de EEUU, Alexandria Ocasio-Cortez; ha asesorado a la candidata presidencial demócrata, la senadora Elizabeth Warren y también a la líder nacionalista escocesa Nicola Sturgeon. Incluso se le ha concedido el título de “la economista más aterradora del mundo”, porque aparentemente sus ideas han removido las cosas entre los grandes y los buenos. Según el diario London Times, es “admirada por Bill Gates, consultada por los gobiernos, Mariana Mazzucato es la experta con la que otros discuten a su propio riesgo”.

Sin embargo, aunque comenzó como asesora de la izquierda del espectro político, últimamente está disponible para todos. Rápidamente abandonó su papel de asesora de Corbyn. Según un crítico de su nuevo libro, "Mazzucato reconoció rápidamente que no podía jugar ningún papel real como asesora de Corbyn y renunció después de dos meses". Mazzucato comentó al Daily Mail: “Las personas que de verdad movían los hilos eran Seumas Milne y otros. Sentí que, de acuerdo, si quieres hacer lo que tu quieres, hazlo. Pero no en mi nombre''. The Mail señaló: "Después de este breve coqueteo con el político equivocado, está ansiosa por señalar que ha trabajado en estrecha colaboración con los conservadores, asesorando a Greg Clark, entre otros, sobre su estrategia industrial cuando ocupó el papel en constante cambio de ministro de empresas".

Mazzucato ahora asesora a gobiernos e instituciones a nivel internacional ( Policy Papers: Mariana Mazzucato) y participa en varios foros y seminarios importantes. La Organización Mundial de la Salud la nombró jefa de su Consejo de Economía de la Salud para Todos en 2020. De hecho, recientemente ha elogiado el nombramiento del exjefe y banquero central (no electo) del BCE, Mario Draghi, como primer ministro de Italia, presumiblemente porque es quién va a salvar la economía de Italia. No es tan aterradora después de todo.

He revisado los libros anteriores (mucho más importantes) de Mazzucato, El estado emprendedor y El valor de todo en otras notas. En este nuevo libro, vuelve a desarrollar su principal argumento, que ya presentó anteriormente en sus libros, de que el sector público debe liderar el camino en las economías modernas. “En lugar de actuar como inversores de primer recurso , demasiados gobiernos se han convertido en prestamistas pasivos de último recurso, y abordan los problemas solo después de que surjan. Pero, como deberíamos haber aprendido de la Gran Recesión posterior a 2008, cuesta mucho más rescatar a las economías nacionales durante una crisis que mantener un enfoque proactivo de inversión pública”. Con razón, señala que “cuanto más mantengamos el mito de la superioridad del sector privado, peor estaremos ante crisis futuras”. El papel de la innovación financiada con fondos públicos y la investigación y el desarrollo de propiedad pública ha sido deliberadamente minimizado por la teoría económica convencional. Y, sin embargo, ha sido una investigación financiada con fondos públicos la que ha permitido el rápido desarrollo de vacunas para la pandemia del COVID y han sido los servicios de salud propiedad y administrados públicamente los que han brindado la mejor respuesta para reducir las muertes causadas por la pandemia.

Mazzucato, con razón, quiere restaurar y proclamar la "narrativa del gobierno como fuente de creación de valor". (Aunque, como sostengo en mi reseña de su último libro, el gobierno no crea valor (como ganancia para el capital), sino que usa valores (para la sociedad), una distinción que Mazzucato no reconoce, pero los capitalistas sí). Señala, por ejemplo, que un préstamo de la administración Obama fue crucial para el éxito de Tesla, y que un programa de alfabetización informática de la BBC de la década de 1980 condujo a la fundación de una empresa líder en desarrollo de software y a la creación de una computadora de bajo costo utilizada en las aulas de todo el mundo.


Pero sobre todo, en este libro, pretende promover el modelo de la misión espacial Apolo a la Luna como el camino a seguir para desarrollar innovaciones y difundirlas en la economía; lo que ella llama un enfoque "orientado a la misión".

Como dice: “El programa Apolo demostró cómo un objetivo claramente definido puede impulsar el cambio organizacional a todos los niveles, a través de una colaboración público-privada multisectorial, contratos de adquisición orientados a la misión y una innovación y toma de riesgos impulsada por el estado. Además, estas empresas tienden a generar efectos secundarios (software, teléfonos con cámara, fórmula para bebés) que tienen beneficios de gran alcance". Y lo que muestra este modelo, afirma, es que "llevar a un hombre a la luna requirió tanto un sector público extremadamente capaz como una asociación con el sector privado impulsada por un objetivo".

Por lo tanto, lo que el capitalismo moderno necesitaría es una asociación 'impulsada por un objetivo' entre los sectores público y privado: “los viajes a la luna deben entenderse no como grandes esfuerzos aislados, tal vez el proyecto favorito de un ministro, sino más bien como objetivos sociales audaces que exigen una colaboración a gran escala entre entidades públicas y privadas”. Aparentemente, necesitamos "un enfoque audaz, un rediseño de herramientas como las licitaciones y una teoría económica adecuada para enfrentar la direccionalidad del crecimiento", sea lo que signifique "enfrentar la direccionalidad del crecimiento" .

Mazzucato reconoce que las denominadas asociaciones público-privadas a menudo no han resultado en el pasado de interés público. No debemos “repetir los fracasos asociados con la economía digital de hoy, que surgió en su forma actual después de que el estado proporcionase la base tecnológica, aunque luego descuidase regular lo que se construyó sobre ella. Como resultado, algunas firmas dominantes de Big Tech han comenzado una nueva era de extracción algorítmica de valor, que beneficia a unos pocos a expensas de muchos". En cambio, debemos "desarrollar una visión común de la sociedad civil, las empresas y las instituciones públicas ".

Sostiene que las asociaciones público-privadas se han centrado en reducir el riesgo de la inversión a través de garantías, subsidios y asistencia. En cambio, deben enfatizar compartir tanto los riesgos como las recompensas. Así que los gobiernos y las empresas capitalistas deben compartir los riesgos y luego las recompensas. Esa idea muestra la dificultad inherente al enfoque de misión. La misión para superar la pandemia de COVID ya ha demostrado qué sector ha asumido los riesgos y cuál obtendrá las recompensas, al igual que la misión Apolo.

Mazzucato reconoce que se requiere una reevaluación fundamental del papel del sector público que vaya más allá del marco tradicional de los "fallos del mercado" derivado de la economía del bienestar neoclásica y adopte un papel de "co-creación del mercado" y "modelador del mercado". “No se trata de arreglar mercados sino de crear mercados”.

Pero, ¿debería ser la misión del gobierno "crear mercados" o "dar forma a los mercados"? ¿Es realmente posible que se permita al sector público tomar la iniciativa y priorizar la inversión con fines sociales sobre la inversión con fines de lucro bajo el capitalismo? ¿Es realmente posible “desarrollar” una 'visión común' entre las grandes empresas, en su búsqueda de ganancias para sus accionistas, y los gobiernos, que pueden tener diferentes objetivos? ¿Se pueden revertir el cambio climático y el calentamiento global mientras la industria de los combustibles fósiles no sea regulada por los gobiernos? ¿Se puede revertir la creciente desigualdad a través de una 'visión común' público-privada? ¿Se puede evitar el desempleo tecnológico cuando las grandes empresas tecnológicas aplican robots e IA para reemplazar el trabajo humano? ¿Puede un enfoque de misión 'moonshot', basado en la asociación con las grandes empresas y la 'creación de mercados', realmente tener éxito dada la estructura social del capitalismo moderno? Cuando planteas estas preguntas, creo que la respuesta es evidente.

De hecho, algunos de los esquemas del enfoque misión que Mazzucato cita en su libro han sido tan infructuosos como las asociaciones "público-privadas" previas. Mazzucato ha asesorado a Energiewende de Alemania (transición energética a las energías renovables), que no ha logrado mejores resultados que otros a la hora de reducir las emisiones de carbono. Ha asesorado a los nacionalistas escoceses para el lanzamiento de su Banco Nacional de Inversiones de Escocia. En dos meses, el gobierno del SNP recortó su financiación de £ 241 millones a £ 205 millones, una cantidad patética para empezar. Cuando el laborismo de Corbyn propuso por primera vez el SNIB, ¡su capitalización era de £ 20 mil millones! Y en cuanto a la 'Operación Moonshot' del primer ministro británico Johnson para facilitar pruebas masivas y el rastreo de infectados por el COVID, está todo dicho.

¿Y cómo se van a controlar democráticamente estas misiones para lograr "una visión común"? Mazzucato dice que se necesitará “involucrar a los ciudadanos en la solución de los desafíos sociales y crear un gran entusiasmo cívico sobre el poder de la innovación colectiva”. Vadeando esta jerga, parece estar diciendo que los responsables políticos, los investigadores (como ella) y las empresas se unirán y escucharán a los 'ciudadanos' de alguna manera y de ahí surgirá un conjunto de 'misiones' de innovación ampliamente aprobadas.

Mazzucato lo resume así: “La economía de misiones ofrece un camino para rejuvenecer el estado y así reparar el capitalismo, en lugar de acabar con él”. En mi opinión, es una misión imposible.
 
es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajado 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.

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