La Mesa de Enlace proclama la apoliticidad en su intento político de copar al INTA
Nadie cree que sea de utilidad debatir para que el sol nos ilumine las 24 horas. O abolir el invierno. O que las plantas muten del verde al violeta. O derogar la muerte en el ciclo de los seres vivos. Esto porque todos son hechos naturales que los hombres y las mujeres no podemos cambiar. No vale la pena ni discutirlos. Solo aceptarlos. Bueno, esa erradicación del debate y esa aceptación sin cuestionamiento (hasta inconsciente) también se consigue cuando un grupo hegemónico ha prevalecido sobre resto de sus semejantes. Lo primero que hará ese grupo es buscar la anuencia dócil de todos (para con el régimen de sometimiento del que se sirve) a través de su “naturalización”. Intentará imponer así una percepción de que el debate y oposición no es posible, ya que las pautas del sojuzgamiento son parte de un orden neutral de la naturaleza sobre el cual no tenemos incidencia. ¿Ejemplos? La esclavitud, por siglos, fue considerada un hecho “natural”.
De este modo, acciones de profundo contenido político pergeñadas para perpetrar la dominación, son presentadas como el orden imparcial de las cosas. Algo de eso (mucho de eso) sucede con el desempeño (auto-proclamado “ a-politico”) de las entidades patronales del campo dentro del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA)
¿Son la investigación, el desarrollo y la innovación agropecuaria una cosa neutral, natural, ajena al debate político? Pues no. No lo son.
Esto porque un día puedo dedicarme a investigar la manipulación genética de la soja para aumentar su resistencia a sequias y variaciones de temperaturas. Con esto, lograré una semilla apta para terminar de sojizar a lo que queda del país. No alimentaré a la población con eso (exportamos el 98% de la soja que producimos) pero las trasnacionales que comercializan la leguminosa podrán facturar más agro-dólares.
O puedo otro día dedicarme a investigar para mejorar la productividad y comercialización frutihortícola de la agricultura familiar, misma que abastece el 80 por ciento del alimento que se consume en la mesa de los argentinos. Podre optimizar la alimentación de la población, reducir el precio de la comida y con ello contener la inflación.
Que tome una u otra elección de que es lo que voy a investigar depende de una cosa: la decisión política.
Y la actual conducción del INTA es política. Su Consejo Directivo, órgano supremo que rige la institución, es un órgano político constituido por cinco representantes del sector público (en nombre del Poder Ejecutivo, Ministerio de Agricultura y Universidades) y cinco representantes por el sector privado. Estos representantes del sector privado son la Sociedad Rural Argentina –SRA-, las Confederaciones Rurales Argentinas – CRA-, la Confederación Intercooperativa Agropecuaria –CONINAGRO-, la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola – AACREA- y la Federación Agraria Argentina. En síntesis, las asociaciones patronales del campo. Las que representan a sus dueños, no a quienes trabajan en él.
Siendo que, las únicas entidades rurales de productores privados que forman parte del Consejo Directivo del INTA son las patronales del campo, y que éstas monopolizan la mitad de los votos de ese Consejo, nos surgen algunas preguntas.
Nos preguntamos si estas patronales estarán polítizadas. La respuesta es sí. Integran la Mesa de Enlace, de cerril oposición a toda regulación estatal, y promotora del acoplamiento del precio de los alimentos del mercado interno (en pesos) con el precio de los commodities a nivel internacional (en dólares). Ante cualquier decisión que quiera evitar eso, viene la amenaza del piquete rutero para desabastecer ciudades y la no liquidación de cosechas para generar crisis cambiarias. La Mesa de Enlace, además, es el brazo agropecuario de la Alianza Juntos por el Cambio, la que recluta allí a sus funcionarios dedicados a las cuestiones agropecuarias. Sus últimos dos ministros de agricultura provenían de CRA y SRA. También es cantera de otros sendos candidatos.
Nos preguntamos si estas patronales harán política en el INTA. La respuesta es… ¡por supuesto! Y más que nadie, ya que explotan el privilegio de ser parte de su Consejo Directivo, órgano máximo de toma de decisiones del Instituto. Allí conforman una “mayoría automática” que se dedica a promover el achicamiento de la institución, la reducción de su personal, el cortar las becas y perfeccionamientos en el exterior, el cierre de los institutos dedicados a la Agricultura Familiar, la persecución con sumarios a los técnicos y técnicas que piensen distinto, el privatizar a favor de empresas las innovaciones que el INTA consiguió con el esfuerzo público, el operar los concursos para ubicar a sus simpatizantes en los cargos de conducción del INTA, el desguace de las agencias de extensión, la venta de los inmuebles del INTA, la postura acrítica con la sojización del agro nacional, la no investigación de las consecuencias del uso masivo de agro-tóxicos… en una lista que puede ser todo lo extensa que el lector imagine
Nos preguntamos si estas patronales harán política desde y utilizando al INTA. La respuesta es sí, claro que la hacen. Llegan a parasitar la presencia territorial del INTA en todas las provincias, su infraestructura comunicacional, el capital social de sus consejos locales y regionales, los viáticos que les paga el INTA para viajar por el interior… y usarlos como plataforma para hacer proselitismo por todo el país en favor de los candidatos a quienes apoyan. Al tiempo que propagandizan su doctrina de reprimarización de la producción.
Nos preguntamos si estas patronales ocuparan legalmente sus escaños en el Consejo Directivo del INTA. La respuesta es no. Tal ocupación no es legal, porque se basa en un decreto obsoleto e inconstitucional del año 1986. Inconstitucional debido a que, en un Estado de Derecho, todo acto de gobierno debe ser fundamentado. Y este decreto no fundamenta porque entroniza a estas instituciones como miembros del Consejo Directivo, descartando a otras a la vez. Por eso, el decreto es nulo por arbitrario y discriminatorio. Y suma más inconstitucionalidad, ya que el decreto es de jerarquía inferior a la ley 27.188 de agricultura familiar. La ley 27.188 garantiza a las asociaciones de pequeños productores su representación en el Consejo Directivo. Representación que hoy no tienen, porque las entidades de la Mesa de Enlace les usurpan sus bancas.
Nos preguntamos si estas patronales ocuparán legítimamente sus lugares en el Consejo Directivo. La respuesta es también no. SRA, AACREA, FAA, CONINAGRO y CRA representan, las cinco, a un solo, mismo y único sujeto social: el productor agropecuario dueño de la tierra volcado a la exportación y el agro negocio. Un solo actor, cinco votos. Ese sujeto social es minoritario en la actividad agropecuaria, ya que solo llega al 27 por ciento de los productores del campo. En tanto, los productores no propietarios y los agricultores familiares suman un 73 por ciento. Pero hoy los últimos no cuentan con (ninguna) representación en INTA.
Nos preguntamos si estas patronales son el sujeto idóneo para integrarse en el Consejo Directivo del INTA por su espíritu innovador. La respuesta es negativa. Se trata de entidades que a lo largo de la historia se opusieron sistemáticamente a todo intento de industrialización del país, y a la transformación del paradigma productivo hacia un modelo que haga uso intensivo del conocimiento y la tecnología. El objetivo de estas entidades ha sido siempre consolidar la estructura productiva nacional basada en producción de commodities sin valor agregado, para integrarse al mercado mundial de manera subordinada y dependiente. Véase que en el encadenamiento del comercio agropecuario internacional, la Argentina es solo responsable de aportar el suelo donde se origina la producción primaria. El paquete tecnológico de semillas, fertilizantes y herbicidas es importado. La mayor parte de la maquinaria agrícola, también. Los fletes marítimos se hacen a través de empresas extranjeras. Las vías navegables están concesionadas a empresas de otros países. Lo mismo con la colocación del producto fronteras fuera, comercialización desarrollada por las traders transnacionales. Igual con la fijación del precio del commodity, operado por la demanda oligopolizada (oligopsonio) de las traders y las cotizaciones en las bolsas de Chicago, Rotterdam y Shanghái. Por último, debemos entender que las agroexportaciones argentinas son solo de biomasa a partir del cual se elaborará el alimento para consumo humano. No exportamos el alimento elaborado. Esa elaboración final tendrá lugar no acá, sino en el extranjero. Las patronales nunca se han preocupado por revertir este régimen tremendamente dependiente. Es más. Lo apuntalan. Y lo apuntalan porque, en esta dependencia y baja agregación tecnológica, basan su propia preponderancia en la economía local. En el país de los ciegos, el tuerto es rey. Conviene al tuerto entonces que todos sigan ciegos. Sin embargo, siendo entusiastas del atraso tecnológico, están en la conducción de una institución de Ciencia y Técnica.
El propósito de las entidades de la mesa de enlace, las que han usurpado la conducción de una entidad de ciencia y técnica estatal como el INTA, es “naturalizar” sus propias y profundas posiciones políticas. Así las presentan como “la neutralidad y apoliticidad de la ciencia y técnica”. Y pretendiéndose en esta asepsia artificial e inexistente, inmediatamente censurarán con violencia todo otro pensamiento crítico e independiente que no coincida con su dogmática. ¿El método? Descalificarlo por tener “intencionalidad política”. Acción desleal, ya que con esas malas artes, ocultan su real filiación política y rehúyen a dar un debate tan urgente como necesario.
Por ello, cuando SRA, AACREA, FAA, CONINAGRO y CRA acuse a alguien de estar haciendo política en el INTA, no hacen otra cosa que reconocer que ellos mismos, en ese mismo instante, están haciendo exactamente eso: política.
Víctor Aguilar. Becario BID. Máster en Desarrollo Económico. Ex Docente UBA.
1 comentario:
Y pensar que soñamos que htodo iba a ser distinto,que lamentable.
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