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9/16/2020

la tortura sufrida por la población argentina con la presidencia de macri es aleccionadora

 


HUGO AZCURRA

LA GANANCIA EMPRESARIAL COMO COSTO SOCIAL

El modo general y didáctico de calcular los costos de la producción por parte de las empresas, tal como se enseña en las instituciones terciarias y universitarias de economía, responde a la siguiente suma de insumos para la obtención de un producto final y un precio final de venta: costos de capital fijo + costos salarios + costos variables + gastos = costos totales. El precio final de venta es entonces: costos totales + tasa de ganancia.

De manera que en el precio final de todos bienes y servicios se contabiliza el agregado de la ganancia pero que  jamás es considerada como “costo” ¿Cuál es razón? Es sencillo encontrarla: desde la lógica de análisis del capital, alguien podría afirmar legítimamente que “ganancia no es costo” ¿qué es entonces? De inmediato la respuesta en apariencia válida sería que “es un ingreso empresarial obtenido por el riesgo de la inversión de capital”.

Aceptado que sea el que la ganancia no es costo sino ingreso del capital, tal argumento debería ser extendido, sin duda alguna, también al salario; éste tampoco debería ser considerado “costo” porque es no otra cosa que el “ingreso” de los trabajadores, quienes “arriesgan” y mucho ante el capital. ¿Qué arriesgan? Nada menos que su propia vida y la de sus familiares si no obtuvieran tal ingreso salarial, situación ésta por la que no pasan los capitalistas y sus familias.  De este modo, también habría que extender la afirmación anterior sobre el derecho a la ganancia por arriesgar capital, al derecho del trabajo a apropiarse del excedente como ganancia porque es la clase que más arriesga en el proceso económico de producción ya que es la que produce.

Insumos; maquinarias, instalaciones, rodados, etc. pueden ser reunidos en una sola categoría como capital fijo si se considera como inversión en medios de producción de varios tipos (cf); pago de salarios a la clase trabajadora sería w; y g sería la ganancia empresarial; M = precio final. Siempre se toma cf + w como los componentes indiscutibles del precio de costo; presentado y examinado desde el capital tal como lo es; la ganancia, de este modo, nunca se la considera como “costo”. Y se entiende. No se lo toma como costo porque el capital no invierte nada  en este rubro que deba ser “recuperado” sino que es el excedente del valor producido por los trabajadores por “encima” de cf + w, que la clase empresarial se apropia aunque no ella haya producido absolutamente nada ya que es clase ociosa; no trabaja, pero a la pertenecen  los medios de producción y la ganancia, por tanto, son de “su” propiedad desde el inicio de todo el proceso: es clase propietaria no-trabajadora que nada aporta productivamente al valor social que crean la clase trabajadora pero que sí se apropian de lo que no producen en términos de bienes y de valor. Empresarios y economistas vulgares bien podrían consultar a un pensador riguroso y honesto que forma parte de sus citas liberales en pro de la ganancia y de la propiedad, pero que poco y nada leído: Adam Smith, quien en un fragmento de su Riqueza de las Naciones (FCE. Libro I; cap. VI; pp. 49-50), expone la estructura de los precios de una manera tal que justificaría la presentación que aquí se hace: “El trabajo no sólo mide el valor de aquella parte del precio que se resuelve en trabajo, sino también el de aquella otra que se traduce en renta y en ganancia. En toda sociedad, pues, el precio de cualquier mercancía se resuelve en una u otra de esas partes, o en las tres a un tiempo, y en todo pueblo civilizado las tres entran, en mayor o menor grado, en el precio de casi todos los bienes”

Desde el planteo del capital y la exposición económica, no pueden caber dudas, que hay un precio de costo compuesto de las inversiones empresariales a la que se le añade una tasa de ganancia como “ingreso” por la propiedad del capital. Pero considerado desde el proceso social de producción no es ningún disparate concebir que tal ingreso es un costo muy gravoso para a sociedad. Veamos.

Supongamos que haya un precio promedio que rige en los mercados competitivos de determinado bien, y una corporación empresarial con una estructura de costos que por cada 100 de inversión total obtenga una ganancia de 20 %. Desde el examen del capital siempre hay un objetivo central respecto de los “costos”: éstos deben siempre reducirse, disminuir, para “maximizar” las ganancias; digamos  que ahora la empresa disminuye sus costos en un 20 %  (costo total = 80) y, manteniéndose el precio promedio de mercado sin variación logra un incremento del 50 % en sus ganancias. El precio final es tomado como dato objetivo de la competencia fijado por el mercado y no por empresa individual alguna. Esta modalidad de cálculo es irreprochable y se ajusta a la práctica cotidiana de la administración y contabilidad del capital. Pero, como decimos antes, si se tuviera  en cuenta el punto de vista de la sociedad trabajadora en el proceso de producción, la reducción de los costos finales, bien podría ser presentado de  modo tal que , por ejemplo, los costos totales pudieran aumentar incrementando los salarios en determinado porcentaje, no bajar,  pero la ganancia descender hasta a un 10 %. Se habría bajado la ganancia cual si fuera un costo, el ingreso salarial habría aumentado y el precio final no habría experimentado modificación; y en términos de fluctuación de precios esto querría decir sencillamente que ¡no habría inflación! En este caso dado que el salario tiene destino final el consumo de los bienes y servicios producidos por las empresas, este incremento salarial impulsaría la demanda, por tanto, la expansión de las inversiones para satisfacer la misma, en el mediano plazo el conjunto empresarial vendería más unidades viendo aumentar su masa de ganancias aunque su tasa se hubiera reducido. Pero, como es bien sabido, no es esto lo que ocurre ni, tampoco, lo que los empresarios estarían dispuestos a hacer porque lo que les importa es “su” inversión y “sus” ganancias, no la expansión del bienestar social y la mejora de las condiciones de vida de “todos” los trabajadores. La tortura sufrida por la población argentina con la presidencia de M. Macri es aleccionadora en relación con la obscena suba de los precios multiplicados por miles por ciento en los años de su gobierno y no por mejora salarial general de ningún tipo sino más bien lo opuesto.

De este modo, como se puede apreciar, la ganancia se muestra con un carácter nunca tomado en cuenta: aparece como una “gravosa carga” para la sociedad; carga que no es otra cosa sino la de mantener una clase que no trabaja, expropiadora del trabajo ajeno y que se apodera del valor colectivo de producción: el excedente social (ganancias), para su acumulación y derroche, actitudes ambas que no se oponen sino que se suponen en la clase capitalista ¿o no es una descomunal carga para la sociedad, los bienes de lujo, los gastos fastuosos, la dilapidación disparatada, el presupuesto armamentista, y la acumulación en manos de una minoría ínfima parásita ante los padecimientos de miles de millones de trabajadores del mundo? Y si a la anterior situación se le suma la fracción financiera-rentista, todo empeora para la sociedad: rapacidad, voracidad, dilapidación, holgazanería, especulación, etc. ¡Demasiado para quienes trabajan y crean la riqueza social! 

Los resultados de la eliminación de aquella clase y de esta fracción no serían otra cosa que una espectacular expansión de la economía y la final superación del desempleo, la pobreza, las injusticias de todo tipo ya que el excedente tendría por destino la mejora de las condiciones de vida y de trabajo del colectivo y no su concentración individual y/o familiar en una minúscula minoría holgazana. Pero la clase empresarial y la fracción rentista, dueños del capital y la ganancia, se oponen y se opondrán furiosamente, violentamente, sanguinariamente a todo lo que signifique terminar con el statu-quo de su dominio sobre la sociedad. ¡Eppure sono condannati!

1 comentario:

  1. Y al final del recorrido la deuda legitimada rápidamente Y Mauricio y su banda de élite libres, vacacionando y con ganas de volver.
    Plan Brady, Pesificación asimétrica y Guzmán, Guzmán, Guzmán...
    Todos somos compañeros, compañeros, shekendengue, shekendengue ...

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