8/03/2020

otro fin del mundo es posible?


Por Diego Bastarrica




Uno de los pensadores más interesantes en esta época de pandemia es el filosofo esloveno Slavoj Zizek, que ha teorizado mucho sobre el rumbo que tomará el mundo luego de que pase este descalabro. Uno de sus postulados más firmes es que el capitalismo tendría sus días contados y que el ideal de lo colectivo podría resurgir, algo así como un nuevo comunismo.

Esta vez, el autor crítico desató su ira contra la tecnología en una columna para el sitio RT de Rusia, donde ejemplificó que la tecnología podría llegar a un punto de alienación con la gente, transformando el sistema en un verdadero Matrix, como la película de los hermanos Wachowski.

“Si llevamos este proyecto a su conclusión hiperbólica, se perfila la idea de un cerebro conectado, de nuestros cerebros compartiendo directamente experiencias con una singularidad, una divina autoconciencia colectiva”, escribe Zizek en un artículo de opinión redactado para RT.

El filósofo esloveno lanzó sus dardos contra las ideas del gobernador Andrew Cuomo y el empresario y programador Eric Schmidt, exdirectivo de Google, ejemplificando el desarrollo de este mundo Matrix en la Nueva York post pandemia.

Este “futuro confinado en casa, permanente y altamente rentable” (para las grandes empresas), promete seguridad contra la infección y mantiene las libertades personales que cuidan los liberales, pero —se pregunta— ¿incluye la oportunidad de trabajar?”.

Zizek además plantea la siguiente hipótesis sobre el control que deberían tener los propios usuarios sobre estas empresas como Google o Apple.

“Es la paradoja de que aquellos privilegiados que pueden permitirse el lujo de vivir en el espacio sin contacto también son los más controlados: toda su vida es transparente para el verdadero asiento del poder, el Big Tech y el gobierno se combinan. Si las redes que son el alma de nuestra existencia realmente están en manos de compañías privadas como Google, Amazon y Apple, compañías que, fusionadas con las agencias de seguridad del Estado, tendrán la capacidad de censurar y manipular los datos disponibles para nosotros o incluso para desconectarnos del espacio público? Recuerde que Schmidt y Cuomo exigen inmensas inversiones públicas en estas empresas: ¿el público no debería poseerlas y controlarlas? En resumen, como propone Klein (periodista y futuróloga de la revista The Intercept Naomi Klein), ¿no deberían transformarse en servicios públicos sin fines de lucro? Sin un movimiento similar”, agregó.

La conclusión del pensador esloveno es apocalíptica:

“Protegidos, físicamente aislados y sin palabras en nuestras burbujas aisladas, estaremos espiritualmente unidos más que nunca, mientras que nuestros señores de la alta tecnología se benefician y una masa de múltiples millones de humanos invisibles trabaja en la carpintería. Nueva York puede convertirse en un polígono de pruebas para este futuro distópico y sería una pesadilla más aterradora que en otra ocasión del pasado, pero “otro fin del mundo es posible”, tal y como rezó un grafiti dejado en una pared durante las protestas en Chile”, concluyó.

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