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3/30/2020

¿alguien recuerda el orgullo pomposo de los ministros que anunciaron un superávit, el éxito culminante de sus carreras? fue eso lo que nos bloqueo

Al borde de una recesión más grave que la de 2009




Francisco Louça



Los costes de emisión se están disparando, la deuda corporativa es enorme, el interés en la eurozona es negativo y el nivel de coordinación internacional es menor.

La crisis financiera ya es comparable a la de 2008: cuando escribo, el mercado de valores estadounidense cayó un 40% en relación con su pico (19 de febrero), la francesa, la alemana y la española más que eso y la portuguesa se aproxima. Continuará cayendo y probablemente será el mayor colapso del mercado de valores en la historia. Si hubiera sensatez, las bolsas se hubieran cerrado durante varios meses. Mientras tanto, las proyecciones de recesión son graves para la zona euro y Japón, o incluso para Estados Unidos. Pero será peor de lo que indican estos números.

No faltaron las advertencias

Hubo tres signos precursores principales que mencioné ya en mis artículos en Expresso, en Tabu y en SIC Notícias en los últimos dos años. El primero, la burbuja especulativa en el mercado de bonos, es decir, en la deuda corporativa. El segundo, evidencia de sobreproducción en sectores estratégicos: en 2019, los pedidos industriales en Alemania estuvieron en el nivel más bajo en los últimos seis años, que también fue el caso en Japón, Francia e Italia. Desde 2018, el sector automóvil ha estado en crisis (la producción alemana ha caído un 14%). El tercero, el comercio mundial se ha estancado. Los factores de la crisis económica estaban ahí antes de la pandemia.

Y, si miramos hacia atrás, resulta que las soluciones ahora son un problema, señalado a su debido tiempo. La respuesta europea fue inyectar liquidez con los programas de compra de activos del BCE. Esto hizo posible bajar las tasas de interés soberano, pero acentuó la burbuja especulativa. El BCE pidió a los gobiernos que hicieran su parte, aumentando la inversión, pero encontró la barrera de las reglas fiscales. ¿Alguien recuerda el orgullo pomposo de los ministros que anunciaron un superávit, el éxito culminante de sus carreras? Fue eso lo que nos bloqueo.

Cada día su afán

A diferencia de 2008-2009, esta vez la deuda tóxica (hipotecas incobrables) es menor y los bancos centrales tienen una parte importante de la deuda pública. Esa es la buena noticia. Pero los costes de las futuras emisiones se están disparando y hay una montaña de deuda corporativa. Por otro lado, hay factores que dificultan la respuesta, es la mala noticia. Primero, los tipos de interés de referencia en la zona del euro son negativos; El BCE no puede hacer nada más en ese capítulo. Lo que debe hacer está fuera de lo que cree que es su mundo: dar dos mil euros a cada ciudadano europeo, reducir parte de la deuda soberana en su balance y comprar las próximas emisiones. ¿Crearía alguna inflación? Ojalá.

Segundo, el nivel de coordinación internacional es más bajo que en 2008-2009, Trump ocupa la Casa Blanca y es el vecino que no queremos tener. Será el sálvese quien pueda y, como lo demostró Lagarde al lanzar un ataque de pirómana contra la deuda italiana, el BCE está en estado de negación.

Días de emergencia

En medio de este caos, a lo largo de esta semana, los gobiernos han presentado planes de emergencia. El de Alemania representa el 15% del PIB, el de España, el 8%, el de Portugal, poco menos del 5%, muy poco. Y está el juego de los números: Centeno pone 5.200 millones de euros de aplazamiento de impuestos en la cuenta de fondos para la recuperación (57% del programa). Es una medida importante, ayuda a las empresas a resistir. Pero tendrán que pagar la factura. 

Lo que queda por reestructurar de la economía es poco. Aun sabiendo que habrá más del 3% de déficit y un presupuesto rectificativo, es ahora cuando deben tomarse las decisiones que cuentan: subsidios a las empresas, nacionalización de otras, prohibición de despidos, apoyo a los precarios, inversión en salud con muchos más médicos y enfermeras con exclusividad, reducción del alquiler de las casas como el alquiler del alojamiento social.

Economista y activista del Bloco de Esquerda de Portugal, es miembro del Consejo de Estado.
Fuente:
expresso.pt, 21 de marzo de 2020
Traducción:
Enrique García

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