1/16/2020

se rompe, se dobla, se arrastra, se agacha


Por E. Raúl Zaffaroni*
(para La Tecl@ Eñe)

En política muchas cosas son válidas, aunque no del todo éticas. Sería bueno que sólo fuese válido lo ético, pero también lo que es o no es ético a veces es discutible.

No obstante, hay conductas que están más allá de toda discusión, porque siempre hay límites, que se tocan cuando para aprovechar coyunturas se cae en el disparate, en la insensatez y, sobre todo, cuando están en juego vidas humanas.

Creo que la conducción oficial del tradicional y decano partido político argentino tocó ese límite.

Por suerte, no todos sus afiliados siguen a sus circunstanciales voceros, porque aún en su seno surgen voces que hablan desde la razón y la tradición, tradición que no sólo es de esa fuerza política, sino de nuestra Patria, donde otrora Perón acogió a la familia de un presidente boliviano asesinado brutalmente por una horda de fascinerosos, armados por los barones del estaño, como ahora los hay en Bolivia, aunque jugando a la entrega del litio.

¿Se han olvidado de Hipólito Yrigoyen paseando con el joven estudiante peruano Haya de la Torre? ¿Se han olvidado de la cuestión del saludo por nuestra Armada a la bandera de la República Dominicana? ¿Se han olvidado de YPF y el coronel Mosconi?

¿Se han olvidado del dictador más tragicómico de nuestra historia y del golpe de 1930? ¿Los confunde que no ponga la cara un bigotudo sino una señora de cabello teñido? ¿Se olvidaron de la vandalización de la casa del gran caudillo y de la cama de bronce y los libros arrojados a la calle, por la horda de niños bien de nuestra oligarquía?

¿Se olvidaron del 5 de abril de 1931 y de la anulación de las elecciones después del triunfo de Pueyrredón-Guido? ¿Se olvidaron de Yrigoyen en Martín García y de sus correligionarios en Ushuaia?

Creo que no se han olvidado, o simplemente no lo saben, no habían nacido y si lo leyeron, no les importa ni su propio pasado histórico. Sólo les importan las tácticas coyunturales para llamar la atención y estigmatizar a un gobierno: un juego político coyuntural de ventajeros.

Los voceros parecen la resurrección de una dirigencia caduca, similar a la de los años treinta del siglo pasado, frente a la cual pasó el pueblo sin prestarle atención: don Hipólito ya no estaba.

Antipersonalistas de hoy, sin la elegante calidad y la talla de Marcelo T. de Alvear, si hubiesen tenido la oportunidad de escuchar a Moisés Lebensohn y a su movimiento interno de recuperación, seguramente hubiesen dicho que era un demagogo populista.

Ignoran todo, por supuesto. No les importan las vandalizaciones en Bolivia. Tampoco los muertos. Y tampoco un peligroso golpe de Estado junto a nuestra frontera.

Ignoran que el presidente constitucional de Bolivia salvó su vida de milagro, merced a un avión de la fuerza aérea mexicana que debió esquivar fronteras porque se le negaba el paso por el espacio aéreo de nuestra Patria Grande.

Ignoran que la actual oligarquía racista (racista, sí) ya no es la de los barones del estaño, sino la de los vendepatrias del litio, que detestan al presidente constitucional porque es un indio y porque lo votan los indios, a quienes desprecian.

Ignoran que el presidente Evo Morales logró incorporar a la política a la mayoría pobre y originaria de la nación hermana, siempre excluida e incluso, en algún tiempo, considerada inimputable –por infantil- en su propio código penal racista.

Ignoran que toda la elite boliviana desde el siglo XIX y su propia literatura y escribidores de época fueron racistas e incluso consideraron enferma a su sociedad por la inferioridad racial del indio.

Ignoran que no hace muchos años se desbarató una tentativa de contratar mercenarios europeos para destruir la unidad política de Bolivia mediante un separatismo del Oriente, que se considera blanco.

Ignoran que en Bolivia operan grupos armados que persiguen dirigentes, como el Ministro de Gobierno del presidente Evo, al que mantuvieron secuestrado en una casa primero y en un hospital después, sin ninguna orden de detención de nadie.

Ignoran que esos grupos operan impunemente ante la indiferencia policial, que se arranca de sus uniformes las cintas de los colores plurinacionales y la pisotean, en acto de repudio racista contra la mayoría de población originaria del país.



Resultado de imagen para comunicado de la ucr evo



Ignoran que esas hordas de fascinerosos armados que responden al régimen amenazan a familiares, mandan fotos de mujeres e hijas, fuerzan las firmas de renuncias, o sea, que los grupos armados no son del MAS sino del régimen de facto que usurpa el poder constitucional en Bolivia.

Ignoran que la seguridad de las comunidades estuvo y está cultural y ancestralmente a cargo de sus mismos habitantes, lo que no se limita a https://lateclaenerevista.com/wp-content/uploads/2020/01/Evo-Cornejo.jpg y, por eso, creen –en su ignorancia- que el presidente constitucional está llamando a la lucha armada.

Ignoran que estas comunidades no sólo cuidan desde siempre de su seguridad, sino que en ese país ejercen incluso la justicia comunitaria, reconocida plenamente por la Constitución como sistema de justicia paralelo.

Ignoran que el régimen ha baleado al pueblo boliviano indefenso, sin más armas que las primitivas o incluso sin ninguna, y han causado cerca de cuarenta muertes.

Ignoran que muchos heridos por los agentes y hordas del régimen no eran atendidos en los hospitales, y que algunos murieron en sus casas.

Ignoran que hay ocho personas asiladas en la Embajada de México, a las que no se otorga el salvoconducto de salida, ni siquiera por razones humanitarias, como es el caso del Ministro de Justicia del gobierno constitucional.

Ignoran que el régimen de facto boliviano atentó contra la inviolabilidad de sedes de embajadas, que instigadas por un agente del resabio del franquismo español (Vox), sus hordas armadas impidieron a los españoles entrar a la embajada de México.

Ignoran que eso sirvió para que el régimen expulsase a la embajadora de México y a la cabeza de la representación española, y que las embajadas sean cercadas por los grupos armados y vigiladas con drones.

Ignoran que esos son actos de brutalidad jurídica insólita en nuestro continente, de abierta violación a las normas más elementales de coexistencia entre Estados, es decir, lo que desde tiempo inmemorial se llama derecho de gentes.

Ignoran que lo que el presidente pide son elecciones libres y transparentes, en una transición presidida por el Tribunal Supremo, única autoridad constitucional que quedará en Bolivia a partir del 22 de este mes, en que vencen los mandatos del ejecutivo y del legislativo.

Ignoran que lo que propone el presidente es lo mismo que ya otra vez se hizo en Bolivia, con ocasión de otra emergencia constitucional, para una transición que permitiese la vuelta a la Constitución y que tuvo final feliz.

Ignoran que el régimen quiere evitar eso promoviendo una insólita e inconstitucional prolongación de los mandatos para que pueda seguir como fantoche del régimen la actual senadora autoproclamada, que pertenece a una fuerza política que obtuvo el 4% de los votos.

Ignoran que el régimen recoge funcionarios de administraciones anteriores, incluso la de un presidente que hablaba mal el castellano, no por hablar bien el aymara, sino el inglés.

Ignoran demasiadas cosas como para que su ignorancia sea tal.

El amparo de perseguidos políticos es tradición argentina, sin distinción de ideologías, propia de un país en que, por desgracia, también tuvimos demasiados compatriotas acogidos y protegidos por países hermanos.

En una ocasión el general paraguayo Lino Oviedo apareció en la Argentina, para evitar ser preso en Paraguay imputado por un delito objetivamente político, como es la rebelión. El personaje no nos gustaba a muchos y tampoco nuestro gobierno de ese momento. Consultado por algún periodista dije que era correcto que se le amparase, cuando muchos –aprovechando las características del personaje y por oposición al gobierno de turno- decían lo contrario. El ministro del interior del gobierno argentino de ese momento se defendió diciendo que hasta yo le había dado la razón. Cuando ya creía que por decir lo que en derecho era correcto sería estigmatizado a coro, me salvó la opinión juiciosa de Raúl Alfonsín. Seguramente también ignoran esto.

Es penosa tanta ignorancia y tanta decadencia; algunos dicen que son cosas de la política. No es verdad, esa frase es antipolítica y eso es muy peligroso. La política también tiene límites, nadie debe salirse del campo de juego y dentro de éste también hay reglas elementales.



Buenos Aires, 15 de enero de 2020

*Profesor Emérito de la UBA

3 comentarios:

julia dijo...

En 2001 hubo un estado de sitio y casi 40 muertxs ¿que podrían agregar?

Unknown dijo...

Excelente articulo Zaffaroni!

Unknown dijo...

Un gran análisis, un juicio histórico y judicialmente fundado que denuncia la perdida del sentido de soberania democrática abandonada por la dirigencia de la UCR...