Carmen Ferreira Foro, vicepresidenta de la Central Única de Trabajadores (CUT), habla sobre los incendios en la Amazonía, sobre la agresividad del gobierno de Bolsonaro y sobre los desafíos de la lucha sindical para enfrentar a la extrema derecha en Brasil.
Cómo enfrentar a Bolsonaro Entrevista a Carmen Ferreira Foro
Los incendios en la Amazonía ocurridos en agosto hicieron de Brasil el centro de la atención mundial. Mientras tanto, el tema ya ha desaparecido de los medios de comunicación: ¿se han apagado los incendios o simplemente han dejado de llamar la atención?
El problema de los incendios no está resuelto, a pesar de que los medios hayan dejado de informar al respecto. Siempre ha habido incendios en la región amazónica, pero el actual gobierno de Brasil ha declarado la guerra a la opinión pública mundial y a los defensores del clima, lo que hace todo muy difícil. En el pasado se tomaron medidas para contener los incendios. Hoy tenemos un gobierno que echa nafta al fuego y busca su salvación en ver enemigos por todas partes y romper con el mundo.
El gobierno de Bolsonaro ha rechazado el debate internacional sobre la protección de la Amazonía calificándolo de intromisión colonialista. ¿Cuál es la postura del progresismo?
No consideramos imperialista la preocupación mundial. Debemos darnos cuenta de que los problemas ambientales son problemas globales y de que, obviamente, la Amazonía atrae la atención de todos. El gobierno brasileño quiere abandonar la región amazónica para que la exploten Estados Unidos y las corporaciones multinacionales. El gobierno debe actuar de forma antiimperialista y ser consciente de sus obligaciones. Pero claramente ha tomado partido, solo defiende los intereses de los agronegocios y las corporaciones que depredan la Amazonía. Están siendo asesinados indígenas, trabajadores rurales, gente que vive a orillas de los ríos y otros pueblos de la Amazonía, porque quieren convertir sus tierras en tierras de pastoreo. Queremos más que el fin de los incendios. Necesitamos un nuevo modelo de desarrollo para la Amazonía.
Bolsonaro es homofóbico, difama a las mujeres y a las minorías. ¿Percibe usted como activista, como sindicalista, una amenaza creciente en la vida cotidiana?
Me afecta por varios motivos simultáneamente. Soy mujer, afrobrasileña, provengo del campo y de la región amazónica, así que doy perfectamente con su imagen de enemigo y soy un estereotipo humanizado de su rechazo. La misoginia y el racismo nos colocan en una posición muy difícil: debe recordarse que el presidente está tomando medidas contra la mayoría en nuestro país. Bolsonaro incluso pone en venta a las mujeres brasileñas, al decir que es bienvenido cualquiera que venga a Brasil y quiera tener sexo con una mujer. Las mujeres, las afrobrasileñas y los afrobrasileños somos la mayoría de la población. Al atizarse este tipo de prejuicios se divide la sociedad y se reaviva la mentalidad de los esclavistas.
En los últimos tiempos han aumentado en Brasil las protestas contra el gobierno por parte de, por ejemplo, el movimiento de mujeres, los estudiantes y los sindicatos. ¿Contra quién se está rebelando la gente?
En los nueve meses transcurridos desde que Bolsonaro asumió el cargo, se han destruido muchas cosas. Ha habido recortes presupuestarios, especialmente en educación, pero también se esperan retrocesos en todos los órdenes debido a la reforma de la legislación laboral y la reforma del sistema previsional. Por supuesto, sería bueno si la resistencia fuera aún mayor de lo que es hoy. Pero hay progresos. En los últimos meses hemos logrado llevar a las mujeres indígenas a Brasilia. Salieron a la calle. Los trabajadores y las trabajadoras rurales también protestaron en la Marcha de las Margaritas.
En 2000, tres de cada cuatro brasileños que vivían en el campo eran pobres. Esta situación había mejorado significativamente con los presidentes del Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Roussef. El campo había dejado de ser considerado un lugar donde se pasaba hambre.
Ahora el retroceso es considerable, por lo que tenemos que volver a las calles. Luchamos por la democracia, por la soberanía nacional, por la libertad de las personas y contra la violencia contra las mujeres. Solo este año, la tasa de femicidios ha aumentado 84%. Entre otras cosas, atribuimos esto al hecho de que el presidente declara una política de absoluto laissez-faire, todo está permitido, hagan con las mujeres lo que quieran.
Ya bajo el anterior gobierno de derecha de Michel Temer se llevaron a cabo reformas que provocaron dolorosos recortes financieros en los sindicatos. ¿Cuál es la situación de los sindicatos hoy?
Con Bolsonaro, el ataque a los sindicatos se ha intensificado. Por el momento, entre bastidores, se está negociando una enmienda constitucional en el Congreso Nacional de Brasil. Se quiere derogar el artículo 8 de la Constitución brasileña, que establece la libertad de asociación, la libertad para formar sindicatos. Bolsonaro no solo nos privó de financiamiento, sino que ahora también se nos quiere quitar incluso la posibilidad de organizarnos y representar a los trabajadores. Para él, simplemente no se necesitan sindicatos. Esto nos preocupa mucho.
En el próximo congreso sindical lucharemos por la libertad de organización y asociación, un derecho sindical fundamental. Debemos resistir esta presión. No queremos ser mantenidos del Estado, como ocurrió en el pasado con la Constitución corporativa, pero exigimos el derecho a la libertad de asociación. Mientras tanto, nos han excluido parcialmente de las negociaciones colectivas. También solíamos estar involucrados en numerosos consejos, comités y foros y teníamos un diálogo con el gobierno. Esto no solo se aplica a nosotros, sino también a otros actores sociales. Hoy, el gobierno ya no consulta a la sociedad, no hay más espacios donde la sociedad civil pueda expresarse.
¿Qué apoyo puede dar el nivel internacional, la izquierda europea y los sindicatos, por ejemplo?
Inmediatamente después del golpe de Estado contra Roussef se produjo el segundo acto del golpe, cuando se le impidió a Lula presentarse a elecciones. Ahora estamos sufriendo el tercer acto, la supresión de los derechos de los trabajadores y la agitación del odio. Ya hay políticos que se han exiliado porque han sido amenazados. Por supuesto, ante esta persecución, no solo necesitamos declaraciones de solidaridad, sino cualquier tipo de ayuda, incluso en la campaña por la liberación de Lula. No funcionará sin solidaridad internacional con la sociedad y los sindicatos.
Un tema crítico es el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur. Vemos que los capítulos sobre cláusulas sociales, derechos de los trabajadores y cuestiones ambientales tienen una formulación ciertamente interesante, pero no han sido sancionados, por lo que quienes violen estas cláusulas no sufrirán consecuencias.
El éxito de Bolsonaro también se debió a la fragmentación de la izquierda y la gran pérdida de confianza que enfrentó el PT de Lula y Roussef. ¿Volverán a unirse ahora las fuerzas progresistas en su protesta contra el gobierno de derecha?
En primer lugar, la victoria de Bolsonaro no se debe únicamente a problemas de la izquierda o del PT. Creo que la sociedad no estaba satisfecha, por eso Bolsonaro ganó las elecciones. ¿Cómo se puede esperar que Lula y Dilma resuelvan los problemas que han existido en Brasil desde hace 500 años? Se enfrentaron a una crisis económica y, además, a una conspiración de quienes finalmente querían recuperar el poder. Eran sectores del Congreso, pero también los máximos estamentos judiciales. La derecha se unió para volver al poder y ha utilizado todos los medios y vías para golpear.
¿Cómo logró Bolsonaro esta victoria contra la izquierda?
Bueno, la prensa tuvo su participación y el propio Bolsonaro ha alimentado el odio al PT con el objetivo de destruirlo. Hay algo que se le debe reconocer a Bolsonaro: ha jugado con los medios y las redes sociales de una manera de la que nosotros nunca hemos sido capaces, especialmente entre los más pobres, aquellos que más se beneficiaron con las políticas de Lula y Dilma. Ahí es donde hizo impacto su manipulación y logró que fuera elegido.
Pero no nos rendiremos y daremos vuelta el partido. Creo que podemos hacerlo, si nos unimos. Intentaron darnos un escarmiento y ver si podían eliminar a la izquierda de una vez. Sobrevivimos a este tsunami, este ataque de la derecha y los medios. Somos la bancada más numerosa del Congreso y tenemos también muchos gobernadores. Lejos está el PT de ser liquidado. ¿Si la fragmentación de la izquierda hizo posible la victoria electoral de Bolsonaro? Diría que no. Por supuesto, cometimos errores tácticos. Reflexionamos sobre estos errores y juntamos fuerzas nuevamente. Podemos dar vuelta el partido, estoy segura.
¿Qué consecuencias tiene la política económica y social neoliberal del gobierno?
Es fatal la enmienda a la Constitución, que fue utilizada ya por Temer, y que congela por 20 años los fondos para los servicios públicos, es decir, salud, educación, tratamiento de aguas residuales, etc. Por lo tanto, en los próximos 20 años, ya quedó establecido constitucionalmente que no es posible invertir un centavo en esas áreas; solo se compensará la inflación. La gente ha comenzado a sentir las consecuencias. Ya no tiene la oportunidad de ser atendida en el centro de salud comunitario o capacitada adecuadamente. El futuro brasileño está siendo finalmente malvendido, se quiere crear un ejército de mano de obra barata... Se han suprimido las clases de filosofía, se han suprimido las clases de educación física. Lo principal es que las personas puedan hacer trabajos simples.
También la reforma del sistema previsional, con la eliminación de las pensiones para los trabajadores rurales, que habían sido un logro importante de los últimos años, tendrá consecuencias dramáticas y hará que la gente se despierte. Cuando se eliminen las pensiones para quienes trabajan en el campo, faltará mucho poder adquisitivo en las zonas rurales y las comunidades verán afectada su supervivencia.
Recientemente se ha formado en Brasil una nueva alianza contra Bolsonaro. ¿Cuáles son las intenciones de esta agrupación?
Esta alianza contra Bolsonaro, que se creó la semana pasada, es difícil de evaluar. Son fuerzas del centro y del conservadurismo. Me da la impresión de que quieren deshacerse de Bolsonaro ellos mismos y reemplazar una cara por otra. Tal vez coloquen a uno que parezca un poco menos rudo y algo mejor educado, alguien cuyo estado mental no dé motivo para preocuparse y que uno no tenga que preguntarse si sufre algún trastorno de conducta o algún otro tipo de perturbación. Podrían ayudarnos, pero creo que el proyecto de esta nueva alianza apuesta tanto como Bolsonaro a las privatizaciones y a la pérdida de la soberanía nacional y de los derechos democráticos. Si realmente se trata de un nuevo proyecto, se podría hablar con ellos. Pero si solo se cambia una cabeza por otra, entonces soy bastante escéptica.
Traducción: Carlos Díaz Rocca
Fuente: https://www.ipg-journal.de/interviews/artikel/die-mentalitaet-der-sklavenhalter-kehrt-zurueck-3723/
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