El costo de la calma
Las cifras de la especulación financiera, el gasto público y las obras.
El Instituto de Pensamiento para la Justicia Social (IPEJUS) realizó un estudio comparativo entre las cifras de la fuga de capitales, el endeudamiento y la especulación con el costo de las obras públicas y del funcionamiento estatal.
Pasada ya la mitad del año y a pocos días de realizarse las elecciones primarias, la estabilidad cambiaria ofrece una relativa “calma” económica y social que el oficialismo nacional considera auspiciosa en términos de sostenimiento del modelo, y que potencia sus posibilidades electorales; en tanto, la salida de capitales continúa su ritmo acelerado y se reproduce el proceso de valorización financiera con altas tasas de interés que afectan a la economía real, los desembolsos del FMI otorgan el respaldo en términos de divisas que sostienen este microclima.
Según se analiza desde el IPEJUS, la discusión en torno al costo de las obras públicas y el funcionamiento del estado respecto del costo de la valorización financiera y el sostenimiento del mecanismo de fuga y endeudamiento ocupa un lugar central en la presente campaña electoral. Por vía especulativa, son descartadas inversiones que resultan relevantes para alcanzar términos de desarrollo socioeconómico deseables a través de transferencias a la economía real, a actividades productivas estratégicas que demandan mano de obra intensiva, a generación de energía, a infraestructura logística y de transporte o a la ampliación de derechos sociales a sectores de bajos recursos.
Se destaca que desde el desembolso del FMI del mes de abril hasta el balance económico de mitad de año se perdieron 12.489 millones de dólares, una vez y media el costo de la Central Atucha. Durante 2018, también, se fugó el equivalente a 42 mil coches importados como los que fueron instalados en la recientemente electrificada Línea Roca; en tanto, el último desembolso del FMI es equivalente al costo de 50 submarinos nucleares de desarrollo nacional, de gran trascendencia para la motorización de la industria y el sostenimiento de una política de defensa soberana.
Asimismo, mientras las últimas mediciones destacan el crecimiento sostenido de la pobreza y la indigencia, la deuda a pagar en los próximos cuatro años es equivalente al valor de 2.693 millones de AUH, y mientras la salud no asume jerarquía ministerial como consecuencia de la política de ajuste fiscal, un mes de fuga de divisas representó el costo de 277 mil ambulancias equipadas 0 KM.
El IPEJUS sostiene que la contracara de la “calma” se ve reflejada en la caída del consumo, pérdida del empleo, desindustrialización y crecimiento de la pobreza. Se afirma que la estabilidad cambiaria, lejos de ser un triunfo en la gestión económica del país, es una bomba de tiempo que se devora recursos en el corto plazo que deberían utilizarse en pos del beneficio colectivo y el desarrollo nacional.
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