7/27/2019

contexto adverso

Imagen relacionadaCorriendo de atrás

Y un día el gobierno tuvo que hablar de la economía y su impacto social
Por Pablo Papini

El capítulo marplatense de la presentación del libro Sinceramente y el reportaje de Alberto Fernández con Joaquín Morales Solá terminaron de darle centralidad a los temas que el gobierno nacional preferiría que no existiesen: la economía y su impacto social. La indignación que el macrismo fingió por el supuesto ataque a las Pymes que implicarían las alusiones de CFK a #Pindonga y a #Cuchuflito pretendió ocultar que, desde la asunción de Mauricio Macri en 2015, cierran por día (promedio) 43 de esas empresas, casi la misma cantidad de ellas que se abrieron en idéntica frecuencia entre 2003 y el inicio de la CEOcracia (50).

Por su parte, la respuesta al Fernández varón vía Twitter del ministro de Hacienda y Finanzas, Nicolás Dujovne, re-direccionó todas las luces hacia alguien que, se sabía, el oficialismo prefería mantener en las sombras y en silencio. El ex columnista de Carlos Pagni en TN cada vez más parece delegado del FMI ante Macri, y no, como correspondería, lo contrario. Eso pesa muy negativamente en el país de América Latina que peor imagen tiene de EEUU. Demasiado riesgoso con la idea de crisis instalada ya a pleno y con su culpabilidad en debate.

Aún si se aceptase que Cristina se burló de las Pymes, ¿es eso lo que las tiene en jaque hoy día? ¿No impactarán más, por ejemplo, los tarifazos que les llegan, tanto como a los consumidores, con el consecuente desplome del consumo que deviene de todo ello, en un derretimiento del mercado interno como pocos se recuerdan? Estadísticas semanales de dos cifras en negativo que dan cuenta de tal drama se han vuelto rutina. Ni hablar de ponerse sofisticados con el vaciamiento de la ciencia y la tecnología, que impide pensar en mejoramientos de procesos productivos que reduzcan costos, para que la única alternativa sea la flexibilización laboral mientras la cuerda social se tensa a más no poder.

Alberto liquidó su polémica con Dujovne echándole en cara que, en 2016, el gobierno al que pertenece coincidió con su diagnóstico sobre el legado fiscal de su compañera de fórmula, entre otras incoherencias entre el relato internacional del macrismo, que hablaba maravillas del país, y su versión local de presunta pesada herencia. El ministro erró en prestarse al intercambio porque con ello quedó claro que si su jefe consiguió el tan mentado déficit primario cero, fue a costa de arruinar bolsillos populares (el problema de las segundas marcas: dejaron de ser opción para convertirse en única posibilidad); que el equilibrio comercial llegó por vía del apagón productivo que tiró importaciones al suelo y que la deuda en dólares contraída desde 2016 supera en mucho al rojo en pesos recibido, pero se parece bastante a la fuga de que se benefician amigos oficiales tras jugar con tasas que vuelven un delirio la inversión en fierros.

De nuevo: (ex)Cambiemos soñaba con que a esta hora el escenario fuese copado por alguna travesura de Claudio Bonadio o por el caso Nisman. Y no: se está explicitando lo que el Presidente pretende íntimamente y sólo a veces se anima a blanquear: que el litigio será entre la adopción del rumbo chileno (una macro que cierre porque la población se resigna a estándares mínimos de vida); o bien, si se sostiene el norte bienestarista que fundó el peronismo, que supone conflictos con los segmentos acomodados y puede derivar en alguna inconsistencia de Excel. Esto siendo buenos, porque Máximo Kirchner se quedó corto en su momento: los números no están cerrando ni aún después de tanta gente que ha sido excluida.

Contexto adverso novedoso para la tropa de Jaime Durán Barba, acorde a la primera elección en la que tienen que dar explicaciones: hasta aquí habían competido como oposición contra un kirchnerismo en declive con la carga de responder, o como oficialismo en luna de miel (2017).

Al revés, este comentarista supo el jueves de la semana pasada que Alberto tenía en miras comenzar a inundar las pantallas, las hojas de los diarios y las redes con lo que entiende por “volver a encender la economía”. Y lo ha logrado, incluso contestándoles a quienes, actuando equidistancia, hoy lucen todo lo preocupados por la propuesta del ex jefe de Gabinete de dar remedios gratis a los jubilados que no estuvieron hace cuatro años por la promesa de pobreza cero del entonces alcalde porteño. Corea del Centro, marca Pindonga de neoliberalismo.

El cumplimiento de una hoja de ruta no lo es todo, más vale, pero si se suman a eso un dólar y un Riesgo País que parecen despertarse de una siesta en el momento más inoportuno para Olivos, se configuraría un combo de cierre de campaña a pedir de boca para Frente de Todos.

No hay comentarios.: