11/21/2018

la recesión deliberada ...






Comentarios de Jorge Molinero

El estudio de la UNDAV sobre el sector externo argentino, sus datos y las comparaciones nos dan una clara idea de qué sectores han crecido y sobre todo decrecido.

En los ejemplos indicados de producción industrial (artefactos domésticos, línea blanca y celulares) la principal característica es su baja integración industrial. Yo trabajaba en Siam en los años setenta y la integración nacional de partes y componentes era casi el 100 %, muchos de ellos producidos internamente en la misma fábrica de Avellaneda, a cuadras de una de las sedes de la UNDAV. 

Hoy en día ninguna de las "fábricas" pasa mucho más allá de ensamblado de partes importadas y producción de las carcazas (estampado y pintado). El caso extremo es la de celulares "nacionales" (sólo la impresión del material de empaque). Allí la caída de la "producción" ya se está notando en la caída de las importaciones de insumos, como en menor o mayor medida en toda la industria.

Desde el punto de vista político, que es el que nos interesa como economistas K, importa saber si el saldo comercial será positivo, neutro o negativo en 2019, ya que ese es un elemento fundamental para la estabilidad del tipo de cambio y otras apuestas del gobierno de cara a las elecciones.
Para ello se calcula la devaluación real, descontada la inflación, y el passing trough. 

En las mini devaluaciones que veníamos teniendo (tanto en nuestro período K como en el período Cambiemos excepto las devaluaciones de Kicillof 2014, Macri 2016 y Macri 2018) el passing trough era más o menos corto en plazo, anulando y hasta revirtiendo la devaluación previa. Eso ocurrió una vez más en 2017 que se comió la devaluación del 60 % de inicio de 2016.

En esta segunda maxi devaluación de casi el 100 % entre diciembre 2017 ($ 18,90) y hoy ($37,25)- a pesar del retroceso desde su máximo de $42 - la devaluación real es aun significativa, ya que ni los precios mayoristas ni los minoristas se acercan a ese guarismo. Así como la maxi devaluación de 2002 (250 %, alcanzando una estabilización en $3,50 a mediados de ese año) tardó varios años en ser alcanzada por el passing trough de los precios internos, esta maxi de casi 100 % también cambiará la relación de precios externos en forma prolongada, aunque no tanto como la de 2002.

La razón adicional es que existe una recesión programada para que así sea, explicitada para el sector privado en la elevada tasa de interés real, y en el sector público por un presupuesto de reducción de gastos e inversiones en términos reales.

Lo que bien indica el estudio de UNDAV es un pequeño superávit en septiembre. Crecerá en los próximos meses y allí lo que importa es la dinámica del cambio. La parte del león en el próximo superávit comercial está dado por la recesión programada de la actividad interna, bien marcado en el informe. Por el momento no hay reacción de las exportaciones y eso merece una explicación por sectores: en el sector primario, donde somos tomadores de precios, no se traducirá en mayores volúmenes por desplazamiento de competidores, sino en mayores ganancias de los respectivos sectores, al precio internacional. 

Sin dudas que el sector agrario subirá sus exportaciones en volumen dada la fuerte sequía que afectó la cosecha última y los buenos pronósticos (aunque no tanto como cacarean en el gobierno) para la próxima. A ello se puede sumar las exportaciones de gas y petróleo de la maduración de las inversiones de la "pesada herencia" de Vaca Muerta.

Por el lado industrial la reacción es más lenta (tema que conozco bastante por propia experiencia en empresas líderes) dado que retomar mercados perdidos o poco abastecidos a precios altos no es fácil. En este sector industrial los principales clientes son los sudamericanos, con Brasil a la cabeza. La "foto" de hoy es beneficiosa para retomar negocios pero el anuncio de Bolsonaro de devaluar el real en un 30 % cuando asuma relativizará - sin anular - los efectos de nuestra maxi. De todas maneras, muy bien expuesto, hay más elasticidad al nivel de actividad del socio comercial que a las variaciones de precios en dólares (que sí se dan en las exportaciones industriales).

Así como observé oportunamente que "no estaríamos cerca de los $50 a fin de año" indico que a pesar de la revaluación reciente entre 42 y 37 se agrandará el superávit comercial en los meses que vienen y en 2019, con respecto al déficit que habíamos acumulado en el primer semestre de 2018.

Ese superávit comercial le dará más aire al gobierno, ya que puede ayudar al pago de los servicios de la deuda externa sin presionar toda la línea de crédito stand by del FMI. Ese sería un buen anuncio "para los inversores", pero sin duda su contrapartida sería una muy mala noticia para el pueblo, ya que estaríamos pagando sobre el hambre y la miseria de los argentinos. 

Los buenos números son la mala situación popular, y - una vez más - lo que determina el curso de los acontecimientos no es la matemática simple de superávit o déficit sino las consecuencias políticas de la recesión deliberada. Allí ellos nos hartarán repitiendo que la cosa va mejor y nosotros trataremos que las mayorías entiendan que la "mejora" en los números la están pagando ellos sin cambios posibles en sentido contrario. De quien gane la pulseada en la conciencia popular depende el futuro político.


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