Gestión Sindical analiza junto a los gremios estatales los problemas que sufre hoy la provincia de Buenos Aires, en áreas sensibles como salud, educación y la administración pública. El ajuste y la falta de inversión se hacen sentir en hospitales, escuelas, comedores y en dependencias estatales. Los gremios hablan de “colapso” y alertan sobre sus nefastas consecuencias.
Hospitales: un sistema enfermo que hace agua por todos lados
Falta de profesionales e insumo, edificios destruidos y violencia constante son las postales habituales de la salud en la provincia de Vidal. El gremio CICOP habla de un “cóctel explosivo”, potenciado por el aumento de la demanda en el sistema público. La crisis estructural podría agravarse con un presupuesto de ajuste en 2019.
Diego Lanese / Especial para Gestión Sindical
En la madrugada del domingo 26 de agosto, la cocina del Hospital Presidente Perón de Avellaneda se incendió, producto de un escape de gas. Los empleados y médicos que estaban de guardia fueron alertados por el espeso humo, y la rápida actuación de los bomberos de Sarandí evitó una situación más grave. Días atrás, en la vecina Lanús, un camillero y un paciente cayeron de un quinto piso, cuando la cabina del ascensor se desplomó en el Hospital Evita. Los dos casos movilizaron a la comunidad médica, y se volvieron ejemplos de la precaria situación que se vive en el sistema sanitario de la provincia de Buenos Aires. Los problemas edilicios, la falta de mantenimiento y los recursos escasos atentan contra el funcionamiento de los 80 centros de salud, que según el gremio médico en mayor o menor medida viven una realidad similar.
“Es un cóctel explosivo”, alertan desde CICOP, que aseguran que la crisis de infraestructura se suma a la falta de personal y los constantes eventos de violencia e inseguridad, generando un panorama sombrío para el acceso a la salud pública en territorio bonaerense.
Si bien no existen estadísticas concretas, desde el sindicato de los profesionales de la salud aseguran que en toda la red de hospitales hay problemas de funcionamiento. Esto se suma a la fuga de recursos humanos, que ante los bajos salarios emigran al sistema privado. Esto genera situaciones extremas, como la que se vive en estos días en el Hospital Cecilia Grierson, del distrito de Presidente Perón, donde se cerró el servicio de maternidad y el de neonatología por la falta de pediatras. Desde que asumió María Eugenia Vidal la gobernación, la crisis de la salud se mantiene latente. Los problemas de conducción en el Ministerio de Salud hicieron que la primera funcionaria a cargo del área, la epidemióloga Zulma Ortiz, se fuera con fuertes críticas internas y externas, y el actual titular sea cuestionado por su falta de gestión. En este sentido, la mayoría de los logros presentados por la administración provincial son relativizados, como sucede con el plan para renovar las guardias hospitalarias: “Es una máscara”.
La crisis sanitaria que afronta la provincia de Buenos Aires va más allá de los hospitales, y es una de las peores caras de la gestión de Vidal. En este sentido, un informe presentado por legisladores y especialistas denuncia que en toda la estructura faltan insumos, medicamentos, lo que deriva en una sobrecarga en los sistemas municipales, que deben hacerse cargo de las deficiencias provinciales. Sin respuesta a estos reclamos, el gobierno tampoco puede solucionar la paritaria, lo que generó más de dos semanas de paros en el sistema de salud, que cada vez atiende a más personas, por la caída en la cobertura de la seguridad social.
Peligro, hospitales
Los casos del Evita o el Presidente Perón no son aislados, son parte de un derrotero de problemas que se sufren cada día en los hospitales de la provincia de Buenos Aires, que desde que Vidal asumió su cargo sufren la falta de recursos, producto de la baja en materia presupuestaria. En todos los centros de salud existe una “anécdota” sobre las peripecias que se deben hacer a la hora de atender los pacientes. La imagen de los cirujanos del Hospital de Niños de La Plata terminando una operación con las luces de sus celulares, porque se cortó la luz y el grupo electrógeno no funcionó, recorrió los medios, para simbolizar el panorama que se vive en la salud provincial, en especial en los grandes centros de atención, ubicados sobre todo en el conurbano. Hace dos semanas, trabajadores y médicos de los hospitales Presidente Perón, Wilde y Fiorito, todos del distrito de Avellaneda, instalaron una carpa sanitaria para reclamar por “aumentos salariales, mejores condiciones de trabajo y pases a planta permanente”. En la carpa se desarrolló un consultorio médico abierto a la comunidad, en el que los pacientes con cuadros de riesgo menor pudieron hacer sus consultas, y de esta manera se descomprimió el trabajo de las guardias de los hospitales. Además, se dio un taller informativo sobre enfermedades de transmisión sexual.
“La situación en los hospitales es muy preocupante. La estructura edilicia está muy mal, pero también el tema recursos humanos nos preocupa, ya que por los bajos salarios no hay personal”, explicó el secretario Adjunto de CICOP, Alejandro Torres. El dirigente remarcó ante la consulta de Gestión Sindical que estas debilidades del sistema se ven potenciadas “por el aumento de la demanda del sector público”. “En un momento donde el aumento de la desocupación hace que mucha gente pierda su obra social, deben ir a atenderse al hospital público. Por la falta de recursos los hospitales no tienen capacidad de respuesta. Es un coctel explosivo”, agregó.
En este sentido, un informe de la Universidad Católica Argentina (UCA) asegura que el 40 por ciento de los bonaerenses no tienen cobertura de la seguridad social. En la “torta”, según el estudio de esta casa de estudios, “un 35, por ciento de la población del gran Buenos Aires cuenta con obra social, un 13 por ciento es beneficiario de PAMI y un 9,7 por ciento costea una prepaga o plan privado”. El resto, va al hospital. El aumento de la demanda y los problemas de atención generan situaciones insólitas. Por ejemplo, en las guardias de varios hospitales del conurbano, la semana pasada no había ibuprofeno vía oral, uno de los tratamientos más utilizados, como antitérmico y analgésico.
La dramática situación es equiparable a lo que sucede en las escuelas, que desde la semana pasada están en “emergencia edilicia”, según la media sanción de Diputados a un proyecto del Frente Renovador. Pero para a los hospitales no existe un pedido similar, ni está en la agenda parlamentaria. Desde CICOP creen que este paso puede ayudar, pero no es la solución al tema. “Más que la declaración de la emergencia lo que hace falta es que el gobierno provincial entregue los recursos necesarios para que los hospitales funcionen, centralmente mejorando los salarios y así evitar la crisis de recursos humanos”, remarcó Torres. Los llamados de atención del gremio médico, que viene de varios paros para reclamar estas mejoras y un acuerdo salarial, no encuentran eco. Desde la cartera sanitaria mantienen una actitud de silencio frente a estas cuestiones, y la gestión de Andrés Scarsi no logra entablar un diálogo con los profesionales y trabajadores de la salud. En cuanto a la crisis, desde el Ministerio de Salud difundieron algunos datos de inversión, que incluye un plan de renovación de guardias hospitalarias.
Fuentes de la cartera informaron a Gestión Sindical que la actual gestión invirtió “2.700 millones de pesos en mejorar las guardias hospitalarias, otros 2.500 millones en infraestructura y unos 400 millones de pesos en equipamiento”, que llegarán a los 500 millones cuando termine el año. Pero el gremio médico relativiza esos números. “El gobierno tienen una política de intervención sobre las guardias de los hospitales que es casi una intervención de máscara”, remarcó Torres.
“Uno entra a cualquier hospital que hicieron la guardia nueva, y pasas ese sector y te encontrás con el mismo hospital de siempre, destruido, con techos que se caen, cañerías roras, cables a la vista, las anécdotas cada tanto aparecen desde los médicos que terminan haciendo una cirugía con los celulares o que se les cayó algo en la cabeza”, subrayó el dirigente gremial.
Falta personal
“Los profesionales del Grierson no somos los responsables de la falta de atención”. El cartel está pegado hace unos días en el hospital de la localidad de Guernica, en el sur del conurbano bonaerense. Allí, desde hace un tiempo que al menos tres días a la semana (viernes, sábado y domingo), no hay atención pediátrica y neonatológica. El problema: la falta de profesionales. En la actualidad, hay cinco pediatras de guardia y dos neonatólogos, que no alcanzan para cubrir las necesidades del lugar.
Este tema no es nuevo, y el año pasado por momentos los pacientes fueron derivados directamente a hospitales vecinos, como el Lucio Menéndez de Almirante Brown. La diferencia salarial, sumada a las malas condiciones laborales, hace muy difícil de cubrir esas vacantes. “Los cargos que faltan cubrir, según nuestros cálculos, no son menos de 1.500, y posiblemente se acerquen a los 2 mil”, destacó el vicepresidente de CICOP, Fernando Corsiglia, en diálogo con Gestión Sindical.
Desde el Ministerio de Salud, como sucede con el tema de infraestructura, niegan las denuncias. La información sobre recursos humanos que hacen llegar a los medios habla de la incorporación de distintos profesionales a los 80 hospitales. Según su informe, durante 2016 se produjeron 600 designaciones; en 2017 otras 2.200 y en el transcurso de 2018 ya se han realizado 400 designaciones. “De ese total, el 40 por ciento corresponde a profesionales (médicos, bioquímicos, psicólogos, etc.), mientras que “600 residentes fueron incorporados directamente a planta permanente al culminar su formación”, destacaron.
En este punto, Corsiglia aclaró que esos datos corresponden “a quienes egresan de las residencias, cuando los profesionales reciben una designación inicial, que luego debe ser ratificada por concurso. De ese número están hablando”.
A estos números hay que sumarle varios becarios que todavía trabajan en el sistema público, y que deben ser internalizados, según la propia promesa del gobierno de Vidal. “En 2016 logramos el cese de la beca como forma de inicio de trabajo, en el 2017 logramos que el gobierno, luego de una larga pelea, se comprometa a pasar unos 600 becarios a planta. Hoy, según los datos de la última reunión que tuvimos hace dos semanas, se internalizaron unos 650 de un total de 1.500 que quedaban en esa condición”, relató Corsiglia.
A esto se deben sumar unos 300 que según la cartera sanitaria tiene el registro de trámite, y deben incorporarse al sistema a la brevedad. “Hay un número indeterminado de becarios que renunciaron, por las condiciones laborales, que ni el propio Ministerio está condiciones de contabilizar”, alertó el dirigente. Con estos números, de esos 1.500 becarios que debían incorporarse, restan unos 500 aproximadamente.
Crisis estructural
La recorrida por los hospitales deja un saldo negativo, y alerta sobre el futuro de la atención, en especial pensando en un año donde los problemas económicos hacen pensar en un ajuste de las cuentas públicas, que en materia sanitaria trae aparejado más dificultades a la hora de prestar un servicio de calidad. Los problemas estructurales del sistema de salud en tiempos de Vidal van más allá de los descriptos por CICOP y sus profesionales. Un informe elaborado por el senadores de Unidad Ciudadana, secretarios de Salud de 35 municipios y especialistas en salud pública, como el ex ministro de salud nacional Daniel Gollan y su par provincial Alejandro Collia, estableció la dimensión de la “crisis estructural” que se vive desde que cambiemos maneja los destinos de la provincia de Buenos Aires.
Uno de los puntos del trabajo, al que tuvo acceso gestión Sindical, indica que en todo el sistema “falta medicación para el tratamiento de la tuberculosis, VIH/Sida, hepatitis C, enfermedades crónicas no transmisibles y enfermedades oncológicas”. Esto se agrava por la eliminación del Plan Remediar, que desde 2002 entregaba botiquines con drogas esenciales. “Actualmente el Estado provee la mitad de los 74 medicamentos para la cobertura del 90 por ciento de las consultas en los Centros de Atención Primaria”, denunció el informe. Además, programas como Médicos Comunitarios, Sumar y de Salud Sexual disminuyeron sus presupuestos, dejando de entregar insumos y cerrando puntos de atención.
Para el año que viene, la gran preocupación es que a estos problemas se le sume un recorte en los fondos destinados al sector, algo que ya viene sucediendo en estos casi tres años de gestión. Una costumbre del gobierno de Vidal es sub-ejecutar las partidas del sistema sanitario, algo que denunció el informe de los senadores y secretarios de Salud. 10. “En 2016 afectó a programas dependientes del Ministerio de Salud provincial (salud mental y adicciones, salud bucal, Sida ETS y hepatitis virales, prevención y atención de la violencia familiar, materno infantil y enfermedades crónicas no transmisibles)”, denunciaron.
En tanto, la a CICOP el foco está puesto en lo que traiga el proyecto de presupuesto del 2019, que afirman sigue la línea de Nación (que incluso degradó al Ministerio de Salud al rango de secretaría), traerá desagradables sorpresas. “Si el gobierno avanza en los compromisos con el FMI, se vienen momentos de ajuste que nosotros decimos que agravarán aun más estos problemas que tenemos, intentaremos con todos los sectores que ese presupuesto no salgo como pretenden”, concluyó Torres.
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