9/15/2018

el riesgo político ha aumentado


(Depetroleo-Gonzalo Díaz).


Cincuenta años de crisis monetarias en países emergentes, que van desde Chile hasta Indonesia, son una clara señal de una perspectiva desalentadora para nuestro país y para que actualmente está al frente del Ejecutivo, Mauricio Macri. Todos los indicadores proyectan una profunda recesión seguida de una inestabilidad política.


Los países que han experimentado una caída de su moneda soberana, de más de 40% en un año, generalmente han sufrido de más del 6% al año siguiente. El peso argentino ha caído 53% en los últimos 12 meses. Este descenso, sin lugar a dudas, incrementará aún más la inflación que ya se encuentra en el 35%. La fortaleza del dólar y las debilidades financieras de algunos países emergentes, son un “clasico” que se vienen repitiendo en las últimas décadas de forma sistemática en la economía global.

El rápido incremento de los costos de la economía diaria, y sobre todo, para aquellas partes que tienen cada vez más dificultad para mantener la estabilidad de sus ventas tras elevar repetidamente los precios, o para los trabajadores que tienen menor poder de negociación. El consumo y la inversión de pueden ver cada vez más comprometidos.

Mientras el Gobierno Nacional hace frente a grandes dificultades para restaurar la confianza de los inversores, la financiación externa se ha cortado en seco y los costos del endeudamiento se han disparado exponencialmente, estancado la inversión y socavando lo que ya era una economía frágil.

Con este panorama, la única pregunta posible sería: cuán grande será la recesión?

Moody’s proyecta una contracción de un 2% en uno de los próximos años, mientras Fitch Ratings estima una recesión de un 2.5% para este año, con serias posibilidades de que sea mayor.


“La liquidación de divisas ya ha tenido un gran impacto negativo en la confianza”, señaló Todd Martínez, analista de Fitch en Nueva York. “Significa una mayor inflación de cara al futuro, lo que deteriora las pensiones y los salarios, y afectará el consumo” dijo.

La contracción de la economía argentina, ya comenzó. La producción industrial de desplomó un 5.7% en junio respecto al mismo mes del anterior año, luego de haber caído un 8.1% en junio.

Históricamente las recesiones brutales han tenido consecuencias políticas inevitables. La crisis de 1982 en Chile, significó el comienzo del fin para el dictador Augusto Pinochet, la crisis financiera en México en 1994 debilitó el control del poder político del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el colapso de Indonesia de 1997 provocó sucesivamente la caída del, por entonces, Presidente Suharto un año después.

Más cercano en la historia y en nuestra memoria, están los hechos trágicos de 2001, que obligaron al Presidente Fernando de la Rúa a escapar del Palacio Presidencial en helicóptero.


No obstante, es importante destacar que, es poco probable que la presente recesión sea comparable a la de aquel año fatídico, cuando nuestro país incumplió con el pago de la deuda externa, colapso el sistema bancario y el PBI se redujo un 10.8%. Por otro lado, cabe destacar, que gran parte de la deuda en dólares contraída por Argentina, fue emitida por compañías con importantes beneficios en la moneda estadounidense.

“El elemento positivo de esto, en comparación con otras crisis monetarias anteriores,es que no hay un alto grado de desajustes en términos de créditos para el sector privado”, sostuvo Martínez.

El panorama político, parece hacer el camino más angosto para el actual oficialismo. Pese a las elecciones del próximo año, desde la cúpula ministerial más cercana al Presidente Macri, se proyectan nuevos recortes de presupuestos en distintas áreas del Estado, en función de ajustar las cuentas fiscales.

Al respecto, Sergi Lanau, economista jefe adjunto del Instituto de Finanzas Internacionales, comentó que, la rapidez con la que Argentina se recupere dependerá de las respuestas políticas de Macri.

“Los fuertes recortes de gastos, llevarán ahora a la recesión económica profunda, pero también podrán restablecer la confianza de los inversores más rápido, permitiendo que la inversión privada vuelva a la economía”, aseguró Lanau.

“Hay dudas de que el gobierno tenga la capacidad de implementar ajustes en un año electoral”, comentó el economista. “El riesgo político ha aumentado y han debido tomar medidas difíciles que no se habían previsto originalmente” dijo.

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