9/16/2018

blues de la aplanadora





El presente documento es un aporte al debate de la Argentina actual. A partir de una caracterización del presente que describe la catástrofe consumada de un modelo que excluye a las grandes mayorías y pone en riesgo el futuro de la Patria, proponemos un conjunto de iniciativas para salir de la crisis y revertir el daño causado por el neoliberalismo, convencidos que una política con eje en el pueblo es la herramienta para construir una sociedad más justa, libre y soberana.


1. LA SITUACIÓN: CRISIS

La única verdad es la realidad. Se corrió el velo del marketing y se rompió el cerco mediático. En Argentina hay una crisis terminal. Mauricio Macri y la alianza Cambiemos han llevado al país a la quiebra, rompiendo en sólo dos años y medio todos los récords conocidos en materia de ajuste, endeudamiento, despidos, tarifazos e inflación. Los neoliberales construyeron un triunfo electoral basado en promesas, pero las promesas se revelaron como estafas y las estafas se revelan hoy como desastres. Macri provocó un descalabro inédito que sólo benefició a ciertos sectores concentrados de la economía y puso al país ante una situación límite.

El ciclo inaugurado con el acuerdo y pago a los fondos buitre inició la última etapa del saqueo con el retorno al FMI. En los meses por venir veremos un cuadro agravado de dolarización, contracción de la economía, mayor dependencia externa, pérdida de autonomía y soberanía sobre el patrimonio nacional. La recesión ya golpea a los argentinos con fuerza.Todos los sectores políticos, fuerzas productivas y el conjunto de la sociedad reconocen la insustentabilidad objetiva del modelo económico. La realidad de las grandes mayorías y en especial de los sectores humildes resulta agobiante. Esto se evidencia en el empeoramiento de todos los indicadores sociales.

El neoliberalismo macrista llegó a destiempo. El mundo giró para otro lado y frente a la consolidación del proteccionismo en un mundo multipolar, subordinarse sin condiciones a los Estados Unidos y practicar el fundamentalismo de la apertura comercial cuando todos los países cuidan sus economías es reflejo de un liberalismo anacrónico. Del mismo modo, abandonar la perspectiva de la integración regional para negociar aislados en medio de la guerra comercial entre las grandes potencias equivale a hipotecar nuestro futuro.

En el contexto de crisis, repugna a la inteligencia ver rasgarse las vestiduras a aquellos sectores del poder mediático hegemónico que pusieron a este presidente en la Casa Rosada, a sabiendas de su incapacidad manifiesta y que, favorecido por la mega concentración de voces que silencia opiniones críticas y destruye el sistema de medios públicos, lo blindaron durante más de dos años hasta llegar a la gravísima situación que atraviesa el conjunto de nuestro pueblo.

2. LAS SALIDAS POLÍTICAS DEL PODER ECONÓMICO

Ante la crisis, el Gobierno parece decidido a mantener el rumbo hacia el abismo. Macri defiende a rajatabla la fórmula neoliberal de prevalencia financiera. Por otro lado, hay un sector del poder económico que se va alejando del Gobierno y sueña con construir un escenario electoral de “transición” donde las alternativas planteen cambios, pero no discutan lo importante, es decir, una relación entre el Capital y el Trabajo que sustente un esquema distributivo para construir una sociedad más justa. Ambas posiciones comparten otro ítem básico: el discurso de la “corrupción” como estratagema para expulsar del tablero político a la fuerza opositora mayoritaria, encabezada por Cristina Fernández de Kirchner.

La facilidad con que el significante “corrupción” se hizo del centro de la agenda del neoliberalismo en la región muestra que se trata de una táctica de primer orden para los poderes concentrados, que queda muy lejos del combate real a la corrupción entendida como proceso que vicia el alma y el cuerpo social, destruyendo la persona humana. Es preciso combatir la corrupción desde una práctica solidaria, donde el amor venza al odio, la solidaridad a los intereses mezquinos y donde la política respete y cumpla el mandato popular.

Con la “corrupción” instalaron un escenario de proscripción de Lula, la persecución de Cristina, la deshumanización de la militancia peronista y el encarcelamiento de dirigentes políticos con representación. Se trata de una estrategia en la que confluyen sectores del poder político y económico, un sector del poder judicial y los grupos concentrados de la comunicación con el propósito de eliminar del sistema representativo a la primera minoría electoral nacional, como hito de disciplinamiento de la política al programa de las corporaciones.

Si en términos económicos Argentina vive una crisis, en términos políticos el escenario es de pre-proscripción, que, siguiendo el modelo regional vigente en Brasil y Ecuador, busca dejar sin expresión electoral al campo popular, ejecutando maniobras que pendulan entre lo muy irregular y lo francamente ilegal, poniendo en suspenso las garantías constitucionales cuando entorpecen el objetivo primario de la persecución.

Este escenario, es el único sostén político del Gobierno y su discurso de que “no hay alternativa”. De hecho, cuando Macri dice que no hay otro camino posible, se refiere a que la alternativa (Cristina) debería estar presa. Pero este escenario también alienta el movimiento de la hipótesis de “transición sin los dos demonios” que hoy parece estimular a ciertos sectores del capital concentrado y a sus voceros mediáticos. En breve, se trata de instalar que el 2019 debe prescindir tanto de los “corruptos” (kirchneristas) como de los “inútiles” (macristas). Una avenida del medio con proscripción. La avenida de Clarín.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Loco... Creo que ya estamos hartos de palabras vacías...: siendo gobierno nos comimos "nunca más", "el amor derrota al odio", "sintonía fina", "sociedad más justa", y etcs de frases que a la postre resultaron ser huecas, porque los poderes fácticos no fueron tocados nunca y solo se resguardaron para estar hoy llevando a cabo su "revolución de los ricos"...
Las frases lindas dejémosla para el dogmatismo adolescente... Si de verdad se quiere proyectar a futuro, toda la rosca necesaria, pero al país hay que quitarlo de la matríz agroexportadora. Decirlo con palabras claras: un plan quinquenal para reactivar la industria y como meta volver a exportarla, pero antes un afianzamiento del mercado interno.
La Argentina post-Macri quedará en un estado similar a una Alemania o un Japón post-Segunda Guerra Mundial. Estas economías se tomaron quince años en recativarse, y lo hicieron sosteniéndose desde una cuestión básica, reconstruir el mercado interno con una economía planificada y un fuerte rol del Estado. Que Alemania y Japón estaban tutelados por el imperio yanqui, pues claro, pero la estrategia era de estados tapones desarrollándose en economías y culturas liberales de bienestar social frente al comunismo que venía de amalgamar el nuevo sujeto histórico y la lucha emancipatoria contra los fascismos y colonialismos residuales.
Bien, una coyuntura histórica distinta, con otros trapos, pero el mundo hoy vuelve a encontrarse partido en dos (con una multipolaridad de melones que irán acomodándose solos), China y Yanquilandia..., una realidad que vislumbra hasta un cisma de relaciones oriente / occidente.
Lo de "sociedad más justa" es un relativo a estado de sensación, a un pedo en un canasto si se quiere... Nos pasamos doce años improvisando. Basta... Rosca para definir un pacto social, y reforma constitucional, plan quinquenal con metas y objetivos precisos, reconstruir un mercado interno a base de empleo, salarios y consumo, educación pública y de calidad para formarnos, ciencia para proyectarnos, industria para ponernos de pie, y el campo para alimentarnos... Alimentos para 600 millones de habitantes y shale oil para 200 años... pucha! si orientamos el norte de esta coyuntura mundial hacia una China que vamos a necesitar y nos va a necesitar.
Retomando lo de "sociedad más justa", pues será justa sin el "más" de improvisación cuando las herramientas estén en nuestras manos construyendo sobre objetivos concretos, y la responsabilidad de estar poniendo ladrillo sobre ladrillo para los que nos van a seguir.