Horacio Rovelli analiza el actual panorama económico en un escenario que define como Carambola a tres bandas, es decir, los 14 puntos de la alternativa económica al gobierno presentada por el Frente Renovador, las propuestas del Kirchnerismo y el plan del Imperio, cuyo representante local es Cambiemos.
Por Horacio Rovelli*
(para La Tecl@ Eñe)
La Argentina en 1974 era el país más integrado de todo el continente americano, donde menos diferencia había entre la franja más rica de la población y la más pobre, gracias a una industria que sustituía importaciones y crecía mientras crecía el mercado interno, por lo que se beneficiaba con el aumento del número de trabajadores y su mejor paga. Las políticas fiscales, monetarias y cambiarias eran expansivas y funcionales a esos objetivos, tenían como contrapartida un proceso inflacionario porque la inversión siempre iba detrás del consumo, pero el crecimiento sostenido permitía incrementos salariales que compensaban los aumentos de los precios.
La dictadura militar vino a romper ese modelo de producción y distribución basado en el mercado interno y en el trabajo y la producción local, e impuso a sangre y fuego el de subordinación a la valorización financiera del capital, sistema que destruyó el tejido industrial, al destruir la formación interna de cadenas de valor, atando a nuestras importaciones de imprescindibles insumos que no producimos o lo hacemos en forma insuficiente, con lo que la estructura económica Argentina presenta ciertos enclaves competitivos y modernos, en el marco de estructuras degradadas y empobrecidas donde el capital concentrado no invierte.
Es más, las grandes empresas que han permanecido e incluso expandido con la nueva configuración, lo hicieron con y por la apropiación de un mercado cautivo, y han destruido y destruyen eslabones internos de producción, imponiendo sus condiciones en el mercado nacional y usándolo de base para sus ventas e inversiones en el exterior.
Una vez asaltado el gobierno por las armas, económicamente fue sencillo, se atrasó ex profeso el tipo de cambio, se redujeron aranceles (impuesto a la importación) y se incrementaron las tasas de interés, de esa manera era más barato importar que producir, como hizo Martínez de Hoz y su célebre “tablita Cambiaria”, pero ese modelo derrapó en la crisis y fuerte depreciación de nuestra moneda de 1981 y 1982, lo que fue el fin del gobierno militar. Pero el modelo de valorización financiera del capital continuó con la democracia y la administración de Juan Vital Sourrouille y el “Plan Austral”, que estalló en mil pedazos en el año 1989. Tras la crisis, el menemismo prosiguió con el Plan de Convertibilidad y la paridad fija de $ 1 = U$s 1.- hasta que colapsó en las aciagas jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001.
La salida fue terriblemente cruenta, no lo dejaron al Presidente Duhalde vender dólares para frenar la corrida cambiaria y el valor de la divisa norteamericana que era “teóricamente” de $ 1.- en diciembre pasó a ser de más de $ 3.- en abril de 2002. Sin embargo y paradójicamente a Duhalde lo sucede Néstor Kirchner, quien asume el 25 de mayo de 2003 y hasta la crisis de los bonos de securitización en el año 2008 en los EEUU y que repercutió en mayor o menor medida en todo el mundo, la economía creció a tasas chinas (en torno al 9% anual) al aunar y poner en marcha los trabajadores suspendidos o desocupados, las máquinas paradas y las fábricas cerradas, al volver a poner como prioridad el mercado interno y el trabajo.
Kirchner primero aumentó los salarios por decreto y después habilitó paritarias libres, pero él decía que en esas paritarias el aumento salarial debía ser la inflación más dos puntos.
Con sus aciertos y errores el “kirchnerismo” defendió siempre la producción y el trabajo, e incluso fue inteligente en hacer acuerdos que fortalecen a la región, desde el Mercosur, la Unasur y la Celac, sabiendo que la calidad de la mano de obra nacional y el nivel tecnológico alcanzado le permitía asistir con bienes industriales a las hermanas naciones latinoamericanas.
La propuesta del Gobierno de Cambiemos de que se debía volver a los mercados de capitales y aceptar su lógica de interés compuesto, no sólo desanda la estrategia de crecimiento del gobierno anterior, sino que y fundamentalmente, es funcional a la lógica del capital financiero internacional, sin comprender la esencia de la producción y distribución de bienes y servicios finales que conforma el PIB (Producto Bruto Interno), más para un país como el nuestro que el destino de sus ventas en más de su tres cuarta partes es el mercado interno.
Esa misma lógica a la que la administración de Macri se subordina, es la que hizo que los grandes bancos y fondos de inversión como el JP Morgan, Merrill Lynch, Stanley Morgan, Deutsche Bank, entre otros, se fueran en masa desde el 25 de abril de 2018, por lo que el gobierno de Cambiemos acuerda con el FMI, y esto es posible porque el capital financiero internacional y los EEUU en particular, pretenden que nuestro país sea un mero proveedor de materias primas y alimentos, con la menor industrialización posible, amén de saber que la Argentina es una fuente de ganancia asegurada por la deuda y su pago en especies, como son las acciones del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSeS, los yacimientos de Vaca Muerta, el litio, las reservas de agua potable, etc. etc.
PROPUESTAS DE ECONOMIA – Alternativas al Gobierno de Cambiemos
Si realmente queremos ser un país soberano e independiente debemos romper con la concepción de la economía y de la vida del neoliberalismo y crecer en base a nuestra producción y nuestro trabajo, pero se debe reconocer que los “cuadernos de Centeno” limitan seriamente las aspiraciones de cambio, tanto del llamado “kirchnerismo”, como del Plan de 14 puntos del Frente Renovador.
En el primer caso, por obvias razones, cuando aparecen “arrepentidos” que acusan directamente de asociación ilícita para delinquir a la ex presidenta de la Nación. En el segundo caso, detrás de la propuesta de los 14 puntos, está el Grupo Techint, donde dos de sus principales funcionarios (Héctor Zabaleta y Luis Betnaza) reconocieron haber realizado pagos en “negro” al gobierno anterior.
Los 14 Puntos: Es un trabajo dirigido por Roberto Lavagna y Aldo Pignanelli y consiste en medidas a ejecutar por un nuevo gobierno que, básicamente, se sintetizan en:
- Régimen de flotación administrada. El mismo modelo que Pignanelli y Martín Redrado pusieron en marcha para contener el dólar cuando fueron presidentes del BCRA.
- Repatriación de capital y giro de utilidades. Que la primera se puede realizar una vez transcurrido un año desde su ingreso al país. Que la segunda se pueda efectuar en cualquier momento pagando una tasa del 42% por impuesto a las ganancias, como en el modelo chileno.
- La sanción de una Ley de emergencia aduanera por 180 días para revisar el sistema de importaciones y terminar con las compras al exterior de “productos innecesarios”. Además, se propone un “régimen de comercio administrado” para proteger a la economía local.
- Fijar plazos para la liquidación de exportaciones.
- El plan, sin embargo, elude un tema central. ¿Cómo se financia? Sus impulsores, aunque lo consensuaron, evitaron publicar los puntos conflictivos, entre ellos el financiamiento, para lo cual habrían pensado la colocación de un “bono patriótico” a los poseedores de bienes declarados en el blanqueo y el control de capitales (Se trata de activos totales por aproximadamente U$s 94.000 millones, que se vean obligados a girar al gobierno nacional el 7%, suma unos U$s 6.600 millones).
Detrás de los 14 puntos están las grandes empresas del país, a las que el mismo Mauricio Macri denominó Círculo Rojo, quienes plantean una restructuración de la deuda pública. Pero también pretenden que el Estado venda las acciones del FGS, para ser recomprada por los Rocca (Siderar); los Joseph Lewis, Mindlin y Macri (Pampa Energía y Edenor); los Brito (Banco Macro); los Constantini (Consultatio); los Miguens (Citrícola San Miguel); los españoles (Gas Natural BAN); los Werthein y Martínez (Telecom); y los Magnetto (Clarín), entre otros.
Propuesta Kirchnerista
La propuesta Kirchnerista se basa en lo que se hizo, crecimiento e impulso del:
- CONSUMO INTERNO
- EMPLEO DE MANO DE OBRA LOCAL
- UTILIZACION DE LA CAPACIDAD INSTALADA
- ACUERDOS INTERNACIONALES Y PROCURA DE NUEVOS MERCADOS
- SUPERAVIT COMERCIAL
- EXPANSION FISCAL
Que la depreciación cambiaria realizada por el gobierno de Cambiemos le es totalmente funcional a ambas propuestas, a la de los 14 puntos porque le asegura mano de obra barata (medida en dólares el costo es menor que la de Brasil), y para el kirchnerismo, porque es la base y punto de partida para reconstituir el tejido social y económico, poniendo otra vez en funcionamiento la economía al activar los trabajadores suspendidos y desocupados, las máquinas paradas y hasta las fábricas cerradas, como fue en el año 2003.
EL PLAN DEL IMPERIO
Con sus diferencias y matices las propuestas que pretenden industrializar y generar trabajo en el país chocan con las ambiciones del capital financiero internacional y de la lógica de subordinación que imponen los EEUU en la que considera su patio trasero, donde nos reservan el destino de meros proveedores de materias primas y alimentos, e instrumentan la deuda y los sucesivos “waivers”, perdones por incumplimiento con las exigencias del FMI, al solo efecto de que “sin tirar un solo tiro”, se queden con nuestros activos más valiosos y con las palancas de decisión de la Argentina.
Por eso los “cuadernos” del chofer Oscar Centeno son funcionales a la estrategia de calumniar e injuriar a la ex Presidenta de la Nación, a la vez que cercan el accionar de Techint, principal productor de acero del país y una de las empresas más importantes en el rubro del mundo, incluso la tercer carambola es el propio Macri, dado que su familia y él mismo han “piloteado” en el pantano de la obra pública, donde el grupo SOCMA (Sociedad Macri) e IECSA han sido principales miembros de la llamada “Patria Contratista”.
El mensaje es claro, nadie se anime a enfrentar al imperio, va preso y se confiscan sus bienes, contratos, aspiraciones, etc., tienen jueces, medios periodísticos, económicos, etc., por lo que se debe acatar lo que EEUU, sus empresas y financistas decidan, de allí que no sólo no le soltaron la mano a Macri, sino que lo tienen como la cara visible de un gobierno que se endeuda para pagarles, que incluso el FMI concede créditos para que los capitales que se quieran ir lo hagan, saben que lo van a cobrar y con creces de los activos y del trabajo argentino.
Pretenden repetir el ciclo y la larga agonía del pueblo con la dictadura militar, con el plan austral, con el plan de convertibilidad, como en la mitología griega y sin culpa alguna, estamos condenados como el gigante Ticio, a yacer con las extremidades atadas y estiradas, mientras los buitres le picoteaban el hígado.
Está en el pueblo argentino tomar consciencia de la situación, en los cuadros más esclarecidos decirla, y en la prensa nacional y popular comunicarla, porque de no comprenderlo vamos a repetir los mismos errores.
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*Economista especializado en temas fiscales y monetarios. Profesor de Política Económica en la Universidad de Buenos Aires. Ex Director de Políticas Macroeconómicas del Ministerio de Economía. Miembro de EPA (Economía Política para la Argentina).
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