7/07/2018

lluvia de invenciones





La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe En 2017 se profundizaron algunas tendencias en el escenario económico mundial que han generado un clima de incertidumbre para las inversiones transfronterizas. En particular, se confirmaron anuncios de posibles restricciones comerciales y presiones para relocalizar la producción en los países desarrollados. Al mismo tiempo, las autoridades de China han tomado medidas para restringir las salidas de inversión extranjera directa (IED), a fin de ajustarlas al plan estratégico del país.

A estos elementos hay que sumar la expansión de las empresas digitales, que requieren una menor inversión en activos tangibles para crecer a escala internacional y que están fuertemente concentradas en los Estados Unidos y China, lo que disminuye la necesidad de fusiones y adquisiciones transfronterizas. Estos aspectos contribuyen a explicar la caída de la IED mundial en 2017, pese un contexto internacional caracterizado por un mayor crecimiento de la economía mundial (de un 3,2%), la elevada liquidez internacional, altos beneficios para las grandes empresas y optimismo en los mercados financieros.

En este contexto internacional, las corrientes de IED en América Latina y el Caribe se redujeron por tercer año consecutivo en 2017, hasta los 161.673 millones de dólares, cifra un 3,6% menos que la registrada el año anterior y un 20% por debajo de lo recibido en 2011. A medio plazo, esta caída continuada desde el año 2011 se puede explicar por el descenso de los precios de los productos básicos de exportación, que ha reducido significativamente las inversiones en las industrias extractivas, y por la recesión económica de 2015 y 2016, concentrada principalmente en el Brasil. Estas dos tendencias, sin embargo, se revirtieron parcialmente en 2017, cuando la región retomó el crecimiento (1,3% del PIB) y se recuperaron los precios del petróleo y los metales.

Esta subida de precios hizo que aumentara la rentabilidad de la inversión, tras varios años de disminución, lo que también fomentó la reinversión de utilidades, pero no fue suficiente para lograr la recuperación de la IED en las industrias extractivas. En la actualidad, en los países sobre los que se dispone de datos, las entradas de IED en el sector primario alcanzan solo un tercio del nivel que presentaban en 2011 y 2012. Por el contrario, las entradas en el sector de servicios se redujeron solo un 11%, y en la manufactura se mantuvieron estables. Mientras que en 2016 se registraron descensos en las entradas de IED en la gran mayoría de los países de la región, en 2017 la IED se incrementó en la mayor parte de ellos. La caída se concentró en el Brasil (en que la IED disminuyó un 9,7%), en Chile (donde se redujo un 48,1%) y, en menor medida, en México (véase el gráfico 1). En Centroamérica, la IED se elevó por octavo año consecutivo y destaca especialmente la subida en el caso de Panamá, que alcanzó los 6.066 millones de dólares.

El alza del consumo generó un aumento de las inversiones en servicios, se llevaron a cabo nuevos proyectos relacionados con las energías renovables y las manufacturas para la exportación mostraron su competitividad, al incrementar la inversión recibida. En el Caribe, los flujos crecieron un 20%, hasta alcanzar los 5.835 millones de dólares, y más de la mitad de esta cifra se dirigió a la República Dominicana. En los países del Caribe ha sido muy importante el incremento de las inversiones en el sector turístico, pero la inversión también ha aumentado en el sector de los recursos naturales en Guyana y Jamaica.

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