Domingo Felipe Cavallo, el gran símbolo del neoliberalismo gaucho inició su raid depredador con la última dictadura . Luego recargó su presencia en el diseño de política socioeconómica sostenido por las dos ramas en que se dividió la pomposamente proclamada "Renovación peronista" de los tardíos 80. Se trató de un grupete de dirigentes peronistas que aunque ya bien entrados en la "tercera edad", hoy como ayer, resultan particularmente vanidosos - de los que suponen que todas las canciones son para ellos -, dignos, claro, de Carly Simon.
Describimos las dos ramas "renovadoras" del peronismo?
- La rama renovadora temprana, que apoyó a Carlos Menem y cuyo referente central fue Carlos Grosso , dando soporte a un gobierno peronista conservador que durante la década de los años 90 desplegó todo tipo de desmanes sociales y fue responsable ineludible de episodios trágicos con cientos de ciudadanos asesinados, como la voladura de la Embajada, la AMIA y Río Tercero, por citar tres casos emblemáticos.
- La rama renovadora tardía, que apoyó a Fernando De la Rúa, e inició su gestión gubernamental asesinando dirigentes sociales en el puente Gral. Belgrano de Corrientes y finalizó en plena crisis baleando a mansalva hasta matar a decenas de manifestantes en Plaza de Mayo y el resto de las provincias ( en número desconocido) , segunda rama "renovadora" cuyo figura más taquillera fue Carlos Chacho Alvarez, un veterano dirigente progresista neoliberal con bemoles de reformador social.
En los dos casos la autoproclamada "Renovación Peronista " legitimó con sagrada furia el modelo neoliberal depredador que diseñaba Cavallo desde Economía , transformado en súper ministro de ambos "gobiernos".
Hoy Domingo Felipe parece volver a escena, esta vez en sordina ( esta viejo) y como asesor en las sombras de Cambiemos , proponiendo básicamente la dolarización paulatina de la economía , como analiza bien Zaiat. De ese análisis leemos:
Horizonte
El fiasco del canje, la descoordinación en la gestión diaria del gobierno (fue notable la disputa pública entre Marcos Peña y Nicolás Dujovne por el impuesto a los pasajes aéreos al exterior) y la evidente carencia de dólares son manifestaciones evidente de la crisis. Pero el gobierno insiste con medidas que apuntan a reducir el déficit fiscal, como señal a los mercados financieros para que reabran el grifo de dólares para evitar la caída de la economía macrista. Pero la principal restricción es la escasez relativa de divisas. No hay dólares para todos en la magnitud ni en el apuro que cada uno de los agentes económicos pretende.
Como no existe la oferta de dólares suficiente, con una demanda que es cada vez más elevada, el sendero del precio del billete verde no es otro que el ascendente. Algunos se entretienen calculando el precio de equilibrio o si existió un overshooting (sobrerreación de la cotización) haciendo análisis estáticos, sin comprender que la dinámica dólar-inflación-fuga-recesión se va realimentando, cebando así la histeria de la corrida y, por lo tanto, impulsando la disparada del dólar sin importar supuestos equilibrios teóricos.
El estallido financiero demostró que el déficit creciente de la cuenta corriente de la Balanza de Pagos ya no puede ser cubierto por el endeudamiento vertiginoso del que gozó el macrismo hasta enero de este año. El crédito del FMI fue la bala de plata del financiamiento externo, dólares que el Banco Central está quemando sin pausa para atender la dolarización y fuga.
Cuando el gobierno acudió en forma desesperado a pedir auxilio al Fondo Monetario, el mercado de capitales internacionales agudizó las dudas y se disparó el riesgo país, elevando la tasa de interés para la colocación de deuda, en pesos y en dólares, en la plaza local. El canje de Lebac por Letes con otras operaciones que seguirán intentando los mesadineristas que manejan el Banco Central encontrará un frente financiero que desconfía de la solvencia de la economía macrista.
Como el gobierno no tiene un plan de desarrollo que permitiría en el largo plazo cerrar esa brecha, y ahora no cuenta con financiamiento externo que facilitaría atender el déficit externo en el corto plazo, el mecanismo automático y cruel del mercado para cerrar ese desequilibrio es una devaluación pronunciada, ajuste que ya se ha lanzado hacia un horizonte inquietante de precisar.
azaiat@pagina12.com.ar
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