¿De Jackson Hole a las alturas de Teton?
Michael Roberts
Al final de cada mes de agosto, los bancos centrales del mundo se reúnen en la estación de esquí de Jackson Hole, Wyoming, EE.UU. para discutir el estado de la economía mundial y el papel de la política monetaria para mejorarla. Los banqueros centrales escuchan las presentaciones de los principales economistas académicos y hacen discursos sobre cómo ven las cosas. Este año, el simposio se inicia con las intervenciones de Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos (que será reemplazada por Trump el próximo año) y de Mario Draghi, del Banco Central Europeo.
Otros años, el tema principal ha sido sobre como flexibilizar la política monetaria (es decir, reducir las tasas de interés e imprimir más dinero) con el fin de salvar el sistema bancario y estimular la economía capitalista en la recuperación de la Gran Recesión.
En 2013, el último grito era la 'flexibilización cuantitativa' (QE). Es decir, que los bancos centrales, como ‘prestamistas de último recurso', inyectasen dinero en la economía mediante la compra de todo tipo de activos financieros de los bancos comerciales y otras instituciones financieras (principalmente bonos del gobierno, pero también bonos de empresas, bonos hipotecarios e incluso acciones y participaciones). De esta manera, llenarían las arcas de los bancos con fondos para prestar a los hogares y empresas.
Esta 'política monetaria no convencional' fue adoptada por la Fed, el BCE y el Banco de Japón a lo grande. Los balances de estos bancos centrales se dispararon. La Reserva Federal de Estados Unidos tiene ahora $ 4 billones de dólares en bonos y otros activos en sus libros, financiados por la creación de más dólares. El BCE ha superado los $ 3 billones también después de que pusiera en marcha otro programa de QE en 2015.
Y los planes de QE del Banco de Japón suponen en su balance ¡el 75% del equivalente del PIB de Japón!
Pero ¿ha funcionado? La respuesta es no. Ya en 2013, los asistentes a Jackson Hole fueron informados por Vasco Curdia y Andrea Ferrero del Banco de la Reserva Federal de San Francisco ( Eficacia de QE ) que las medidas de flexibilización cuantitativa de la Fed desde 2010 habían ayudado a impulsar el crecimiento del PIB real solo 0,13 puntos porcentuales y la mayor parte de este 'impulso' fue gracias a su 'orientación de futuro', a saber, convencer a los inversores de que las tasas de interés no se subirían. Si ese factor se hubiera dejado fuera, el PIB real de Estados Unidos habría aumentado sólo un 0,04 por ciento, como resultado de la QE.
Dos años más tarde, Stephen Williamson, vicepresidente del Banco de la Reserva Federal de St. Louis, ha publicado un estudio en el que se llega a la conclusión: “No hay trabajo, que yo sepa, que establezca una relación causal entre la QE con los objetivos últimos de la Fed: la inflación y la actividad económica real. De hecho, las pruebas informales sugieren que la QE ha sido ineficaz”.
Lo que no debería haber sido ninguna sorpresa porque en la década de 1930 durante la Gran Depresión, John Maynard Keynes también concluyó al cabo de unos años que la flexibilización cuantitativa había sido un fracaso. Inyectar dinero en los bancos no impulsó la economía de Estados Unidos después de 1929. Con el tiempo, Keynes optó por el gasto fiscal y la inversión pública como las únicas políticas para salir de la depresión de 1930.
De hecho, lo único que la QE ha hecho ha sido crear una enorme burbuja en los mercados de valores del mundo, mientras que el crecimiento económico se ha mantenido inactivo con tasas promedio de menos de la mitad que antes de la Gran Recesión y los ingresos reales de la familia promedio (que no tiene acciones) están congelados o caen.
Sin embargo, bajo la influencia de la escuela monetarista de la economía ortodoxa fundada por el ‘monetarista de libre mercado' Milton Friedman y desarrollada por su discípulo, el ex jefe de la Fed Ben Bernanke, los bancos centrales han mantenido su QE.
A principios de 2016, el temor era que las principales economías capitalistas se deslizaban hacia una depresión con deflación de la deuda y había que intentar algo novedoso. De hecho, algunos bancos centrales recurrieron a medidas aún más desesperadas, como no sólo reducir la 'política' (base) de las tasas de interés a cero (ZIRP), sino ir más allá, hasta las tasas de interés negativas (NIRP) . En otras palabras, los bancos centrales pagaban a los bancos comerciales ¡por pedirles dinero nuevo!
Pero a finales de 2015, la Reserva Federal de Estados Unidos, con una economía un poco mejor que en otros lugares, decidió revertir la política de dinero fácil. La Fed elevó su tasa política en diciembre de 2015 por primera vez en nueve años. Yellen explicó que la economía de Estados Unidos “está en el buen camino de una mejora sostenible”. Y “tenemos confianza en la economía de Estados Unidos”.
la discusión de este año en Jackson Hole no será sobre la “política monetaria no convencional” y la eficacia de la QE. Eso se ha olvidado y el debate se ha trasladado a como 'normalizar' las tasas de interés (elevándolas) con el fin de establecer un control sobre el potencial aumento de la inflación en un entorno de 'pleno empleo', sin provocar una nueva recesión. El título del simposio de este año es “fomentar una economía dinámica” - al parecer la economía mundial es ahora 'dinámica'.
De hecho, sólo se habla de cómo por primera vez en diez años desde la crisis financiera global, “hay en marcha por fin una mejora económica de amplia base". En Estados Unidos, Europa, Asia y los mercados emergentes, por primera vez hay un breve repunte desde 2010, y todos los motores están encendidos a la vez”. Todos los 45 países estudiados por la OCDE están en camino de crecer este año y 33 de ellos están a punto de acelerar en comparación con hace un año.
Sin embargo, la teoría economía dominante sigue dividida sobre si es una buena idea que la Fed continue subiendo las tasas y vender sus bonos comprados mediante su QE, como tiene previsto. Keynesianos como Larry Summers y Paul Krugman creen que la restricción del crédito podría dañar seriamente el consumo y la inversión y provocar otra crisis crediticia. Ellos preferirían mantener la burbuja de crédito inflada con dinero barato, junto con un poco más de gasto público en infraestructura, etc., para evitar el 'estancamiento secular'. Summers ha escrito que “una evaluación razonable de las condiciones actuales sugiere que el aumento de las tasas en un futuro cercano sería un grave error” .
Por otra parte, la escuela austriaca de economía representada por el Banco de Pagos Internacionales (BPI), reconoce que para mantener inflada la burbuja crediticia con dinero barato y la QE es alentar otra crisis financiera en el futuro dado que la deuda en todas las principales economías sigue siendo demasiado alta. Las burbujas de crédito provocan 'malas inversiones' y una baja productividad. Es mejor seguir conteniendo el gasto público y subir los tipos para que el dinero no se gaste en proyectos inútiles y la burbuja crediticia y bursátil se 'pinche'.
Yellen cita el pleno empleo y el potencial aumento de la inflación como razones para subir los tipos de interés ya. Pero hay pocas señales de repunte de la inflación. La llamada curva de Phillips, es decir, el equilibrio entre la baja tasa de desempleo y una inflación más alta, que tanto les gusta a Yellen y a los keynesianos, no está funcionando. Es más plana que antes (véase el gráfico más abajo). En la década de 1970 se demostró que Phillips estaba equivocado, cuando las economías experimentaron bajo crecimiento, alto desempleo e inflación ('estagflación'). Ahora hay un alto nivel de empleo (al menos según las cifras oficiales) pero baja inflación, bajo crecimiento y bajos salarios: estancamiento.
La realidad es que el recorte o la reducción gradual de las tasas de interés tiene poco efecto sobre las economías capitalistas en comparación con el nivel de rentabilidad de los sectores capitalistas de la economía mundial. Si la rentabilidad mejora, a continuación las tasas de interés pueden subir con poco impacto en la 'economía real', incluso si la bolsa cae de nuevo. Es la rentabilidad del capital lo que importa y lo que determina la inversión y el crecimiento.
En una reciente nota, he señalado que tanto las ganancias corporativas globales como en Estados Unidos han protagonizado una pequeña recuperación en los últimos trimestres. Pero las ganancias corporativas estadounidenses han crecido a una tasa anual de tan sólo el 0,97% en los últimos cinco años. Antes de este período, el crecimiento del beneficio quinquenal medio era de 7,95%. Y la rentabilidad (ganancias como porcentaje del capital invertido) en los EE.UU. es un 6% inferior a su pico en 2006, antes de la Gran Recesión y después de recuperarse en 2014 ha ido disminuyendo en los últimos dos años ( según mis cálculos a partir de datos de AMECO).
Por otra parte, con $ 8.6 billones de dólares, los niveles de deuda corporativa en Estados Unidos son un 30% mayores en la actualidad que en su pico anterior, en septiembre de 2008. Con un 45,3%, la proporción de la deuda corporativa en relación con el PIB está en máximos históricos, recientemente superó los niveles previos a las dos últimas recesiones. Eso sugiere que el aumento de los costes del servicio de la deuda por el aumento de las tasas de interés impulsadas por la política de 'normalización' de la Fed podrían inclinar las cosas, a menos que se produjera una recuperación de la rentabilidad del sector empresarial más amplia.
Jackson Hole se llama así porque se encuentra en un profundo valle entre los picos de las masivas montañas de Teton. ¿Los directivos de los bancos centrales allí reunidos tienen razón de que la economía mundial finalmente está saliendo de su agujero y se dirige a las alturas de las Teton? Ya veremos.
es un reconocido economista marxista británico, que ha trabajador 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
https://thenextrecession.wordpress.com/2017/08/24/from-jackson-hole-to-the-teton-heights/
Traducción:
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