8/23/2017

ya no se puede ...




Eduardo Angeloz tenía detrás de sí una gestión más que exitosa en la gobernación de Córdoba la que conducía casi a gusto desde 1983. Corría 1987 y era elegido, en la interna radical, como el candidato a presidente para suceder la tambaleante presidencia de Raúl Alfonsín, asfixiada por la hiperinflación, sumida en un profundo descrédito y sin apoyo popular. Angeloz enfrentaría, en la contienda electoral, al riojano Carlos Menem en las elecciones pactadas para 1989. Menem, por su lado, venía de derrotar a Antonio Cafiero en aquella más que recordada interna peronista en la que el riojano sorprendería con un discurso popular y renovador, acercándole al peronismo las esperanzas de volver a gobernar el país luego de aquella dolorosa y contundente derrota que le propinara Alfonsín, el padre de la Democracia recuperada.

Angeloz centraría su campaña nacional en la reactivación de la industria, el desarrollo argentino y en la administración eficiente, pero por sobre todo haría famosa aquella muletilla electoral que repetiría en todo el país: con un enfático y vehemente “se puede” terminaba sus encendidos discursos en los actos luego de prometer “el lápiz rojo” para tachar todos los gastos improductivos y deficientes del Estado que se caía a pedazos, jaqueado por los mercados y una fuerte campaña en contra de Alfonsín.

Angeloz hablaba de ajuste y lo prometía en todas las áreas. Menem, en cambio, despotricaba contra los mensajes liberales de su contrincante por el oficialismo y anunciaba revoluciones productivas y salariales. Angeloz generaba miedo e incertidumbres en las masas sindicales, Menem, en cambio, las estimulaba y las invitaba a llevar junto a él un verdadero gobierno de ayuda a las clases más vulnerables. Menem se había adueñado de un discurso peronista ciento por ciento y Angeloz se convertía en la representación más pura del mercado y el capitalismo.

Llegadas las elecciones, Menem se impondría. Pero su gestión resultó ser todo lo contrario de lo que había pregonado durante la campaña. Por casi una década, el riojano pasaría a ser el alumno más luminoso y aplicado del Consenso de Washington y las políticas neoliberales que llevaría adelante con entusiasmo dejarían, al fin de su mandato, diez años más tarde, un desastre económico pocas veces visto hasta entonces con más del 40 por ciento de la población sumida en la pobreza y sin empleo, con un Estado desguazado y literalmente entregado a las empresas multinacionales. A Menem se le atribuye haber confesado, al promediar su gobierno y en medio de la virtualmente exitosa convertibilidad y aquella paridad con el dólar famosa en todo el mundo, que si en la campaña del 89 hubiese dicho lo que iba a realizar en verdad, el pueblo jamás lo hubiese votado.

Angeloz, años más tarde, y con el menemato en pleno éxito, recordaría que perdió las elecciones por decir lo que en verdad iba a hacer en caso de llegar a la presidencia. Pero ya también era tarde para lamentos.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

La nota es falaz! En 1995 ya estaba todo mas claro: en mayo de ese año la desocupación llego al 18% !!! se había privatizado y vendido todo y Menem consiguió su reelección con mas del 50% de los votos... mas votos que en 1989 que saco 46% !!! en medio de ese contexto y por si no se olvidan en esa misma boleta electoral en la provincia de Santa Cruz iba Néstor Kirchner como gobernador y Cristina Fernandez como Diputada Nacional. En 1999 al entregar el gobierno la pobreza era del 24 % el que la duplico fue De la Rua y los Frepasistas de la Alianza!!! y reciclados que casualidad !!!estuvieron con Carrio en 2003 y hoy se hacen los desmemoriados pidiendo adn de pureza kirchnerista desde el Instituto Patria!!!

Anónimo dijo...

y a menem cuando le toca? me conformo aunque mas no sea con mirta legrand

Anónimo dijo...

Un gran demócrata que fue por la re-re-elección sin ningún problema. La ética radical como le dicen.