CANTIDAD DE PUESTOS RETROCEDIÓ A NIVELES DE 2010
Lejos del optimismo de los funcionarios por una recuperación del nivel de empleo en los últimos meses, la actividad manufacturera profundizó un sendero de caída en puestos de trabajo.
El empleo en la industria manufacturera se perfila como el patito feo de la política laboral de Mauricio Macri. De una instancia de estancamiento que se prolongó por más de un lustro, el año pasado el sector inauguró una senda de caída neta y destrucción de puestos de trabajo hasta alcanzar el piso de cantidad de asalariados desde agosto de 2010, de acuerdo a un relevamiento del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma.
El diagnóstico, basado en datos oficiales del Ministerio de Trabajo a partir del Sistema Integrado Previsional (SIPA) contrasta con la mirada optimista de esa cartera de Gobierno respecto de una recuperación del empleo. Según el informe, ese repunte no logró todavía revertir la anulación neta de empleos del primer semestre de 2016 y mucho menos alcanzó para compensar el crecimiento vegetativo de la población. Agregan los técnicos que los puestos creados desde entonces están signados por mayores niveles de precariedad por la utilización de modalidades como el monotributo en reemplazo del contrato en relación de dependencia.
El proceso no es, sin embargo, novedoso. Ya desde mediados de la década del '90 la participación de los asalariados registrados del complejo industrial en el total del mercado de trabajo se redujo de manera sistemática con una leve interrupción entre 2001 y 2004, producto del rebote que determinó la devaluación y recuperación posestallido de la convertibilidad. "En otras palabras, los empleos directos creados por la industria manufacturera tienen un peso cada vez menor en el conjunto de la estructura ocupacional de nuestro país", añade el estudio.
El retroceso de puestos de trabajo industriales acumuló casi 5% desde septiembre de 2015. Apenas un año después de esa fecha ya se habían perdido 43.635 empleos aunque con marcadas diferencias de acuerdo a las regiones del país analizadas. La mayor caída se concretó en la provincia de Tierra del Fuego, donde en doce meses se perdió uno de cada cuatro puestos industriales. En ese distrito se encontraba buena parte de las armadurías de productos electrónicos sometidos a la competencia de la importación desde el año pasado. En Río Negro, en tanto, el declive fue de casi 15 por ciento.
En términos absolutos el porcentaje mayor de retroceso se explicó por el desempeño del empleo industrial en la ciudad de Buenos Aires y los partidos del conurbano. Entre ambas áreas se llevaron casi 50% del total de la caída. En el área denominada AMBA la pérdida alcanzó 28.162 puestos de trabajo.
Superados los niveles mínimos del primer semestre de 2016 comenzó un crecimiento leve mes a mes, tal como pregona el Gobierno. Sin embargo, en el rubro manufacturero el desempeño fue inverso al promedio y para el primer semestre de 2017 continuaba en signo negativo. Incluso en la comparación con el mismo período del año pasado, cuando se suponía que el empleo había tocado fondo. En palabras de los encargados del estudio, "el comportamiento del empleo en la industria manufacturera parece haberse desacoplado notablemente de la evolución del mercado de trabajo al menos a lo largo del último año".
En el contexto de caída generalizada se pueden identificar diferencias hacia el interior del complejo productivo. El mayor retroceso fue el 20% experimentado a fines de 2016 por el rubro "radio y televisión", explicado por la pérdida de puestos de trabajo fueguinos. Le siguieron "equipo de transporte", "metales comunes", "edición", "maquinaria y equipo", "cuero y calzado", "minerales no metálicos", "tabaco" y "confecciones", en todos los casos en un arco negativo de entre 5 y 8 por ciento.
En términos de complejos sectoriales la más golpeada fue la industria metalmecánica. "En este caso, en un año se perdieron 21.615 puestos de trabajo, lo que representó una caída de más del 6 por ciento. Más aún, si la comparación se realiza con el último trimestre de 2013 (el punto más alto de la serie) la caída alcanza el 8,7 por ciento.
Para los autores el deterioro desde septiembre de 2015 se enmarca "en una tendencia declinante cuyos inicios, en el largo plazo, pueden remontarse a mediados de los años '70" y que no se revirtió en el gobierno anterior. Y que empeoró en el último bienio.
Sobre la leve recuperación se destaca como principal motor la construcción, una actividad lejana en términos de especialización y el salto de calidad que representa el empleo manufacturero.
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