Las manifestaciones observadas en las últimas semanas muestran que la polarización de la opinión pública permanece sin cambios desde el año 2015. En rigor es este un proceso de largo plazo plazo con orígenes seculares y cuya actualización en la fase kirchnerista del populismo , hay que ubicarlo durante el conflicto abierto por la resolución 125.
No es novedad, ni la intensidad - por ahora hoy muy baja para nuestros estándares históricos - ni la participación en los polos de la confrontación, de extensos segmentos ciudadanos.
La Revolución Libertadora también llenó Plazas y tuvo un fuerte anclaje en vastos segmentos medios y medios altos que la recibieron jubilosamente y sostuvieron su popularidad en alto durante un tiempo anclada en niveles de rechazo a la experiencia peronista inaugural, que llevó incluso a estos segmentos a festejar masivamente delitos de lesa humanidad, como muestra el video de apertura.
Ese "odio social" - llamémosle de alguna manera- hoy permanece intacto , es estructural del tipo de organización y funcionamiento de esta formación económico social, donde los sectores populares adquirieron niveles de organización y liderazgos ( Perón, Néstor, Cristina) de notable volumen y eficacia.
Bajo estos liderazgos populistas, amplios segmentos ciudadanos - mayoritariamente de Bajo NES -Nivel Económico Social - de nuestro país, disputaron la distribución de la riqueza de manera ejemplar en el continente y en la medida que esa disputa permanece ya como "práctica efectiva" cuando toca al populismo ser oficialismo o "proyecto" en modo de oposición, la tensión entre sectores sociales también se perpetúa.
La disputa entonces no habrá de ceder y menos en épocas de fuerte y creciente intervención política de las corporaciones de medios, que ofician la función de "intelectual orgánico", organizadores estratégicos de uno de los campos de la disputa, activándo el enfrentamiento incluso por sobre los propios deseos del gobierno neoliberal.
En efecto, tan enérgica es hoy la intervención corporativa que por citar un caso reciente , a través de sus "periodistas de guerra" más resueltos, reprochan que el oficialismo macriano no se hiciera cargo de la última marcha antiperonista ( autodenominada 1A).
En este contexto de aguda división social permanente , la profundización de la polarización política - y su deriva electoral - es la dinámica esperable y la dirigencia partidaria de todos los signos deberá representarla - no es un fenómeno voluntario por otra parte - y estar a la altura de los acontecimientos o, como es lógico, asumir ser superados por la vertiginosa dinámica de una sociedad objetivamente polarizada y sin chances a la vista de reversión del fenómeno.
El tiempo no para. Nunca menos!
(*) Louis Althusser / Sobre la crisis del marxismo y la dictadura del proletariado
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Este es el gobierno que más daño social provocó en un solo año desde 1983, medido cualquier indicador social o productivo.
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