Por Carlos García Blaya
Un día alguien dijo: Nunca Más!
Es interesante revisar ese acuerdo que vivía en una parte de la sociedad pero no en otra.
Había y hay todavía quien entiende que el genocidio era necesario y, más aún, no fue completado. Aún quedan, personas por desaparecer y niños por apropiar.
Quedan propiedades por sustraer, proyectos por suspender y sobre todo está inconclusa la tarea de poner a cada uno en su lugar, sin equívocos y sin justicia.
La derecha menos “derecha”” que se ha conocido últimamente, enancada en el poder, trabaja torpemente en la postración definitiva de nuestro país.
Nuestro Presidente ni siquiera está obligado a cuidar por la integridad de la Nación porque no ha jurado desempeñarse con patriotismo tal como lo exige la Constitución.
El bisturí que modificó ese texto fue certero.
No es la Patria un valor que haya de ser tenido en cuenta a la hora de contener el déficit fiscal, o de apaciguar la incesante trepada de los precios de los productos populares y alimentos, el patriotismo puede esperar , no se sabe hasta cuándo Hasta que el Gobierno y los economistas multimillonarios que lo asisten simplifiquen su gestión para después ocuparse de los problemas del pueblo, que son los de la Patria.
En este devenir nos endeudaremos fabulosamente, desaparecerá la industria, se desmantelará la infraestructura de CyT, se perseguirá perversamente a los que piensan que la Patria es el Otro y esperemos que no intenten la - hasta hoy - exclusividad de los militares argentinos de masacrar miles de compatriotas.
Es decir que ya no podemos sostener el Nunca Mas.
Está ocurriendo de nuevo.
Esta caterva de falsos bobalicones nos conducen al estallido.
Están comprando armas y corrompiendo e intrusando la Justicia y las Fuerzas Armadas.
El inmenso Chile que sería la Argentina no se quedaría tan resignado y creo que nos esperan tiempos de violencia presos y miseria.
Esto ya ha ocurrido … Se terminó el Nunca Mas.
Qué vergüenza
CGB

1 comentario:
Es cierto, se nos cae la cara de vergüenza. Pero no podemos soslayar (ni comprender), la dura realidad de que han sido nuestros compatriotas los que votaron a este gobierno de mierda.
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