2/20/2017

brasil: perros - cómo domina la casta dominante? -



Reginaldo Moraes

Los muy ricos no consiguen controlar solos el sistema. Necesitan de los servicios que dominan la gestión económica, los resortes del poder y los medios de comunicación.

¿Por qué mandan y cómo mandan los famosos 1%? Es verdad que tenemos un país (y un mundo) que se divide entre “ellos” y “nosotros”, los de arriba y los de abajo. Sin embargo, la división es un poco más complicada…y decisiva.

No se controla una sociedad con sólo el 1% de nababs. Alrededor de ellos tienen más gente, mucha gente. Los grupos sociales que controlan la gestión económica, los resortes del poder, los medios, puede ser que no estén entre los registrados como el 1% más ricos, pero piensan como ellos, trabajan para ellos, sueñan con ser como ellos.

Un estudio reciente de la organización humanitaria Oxfam sobre la concentración de tierras en Brasil revela algo que sabemos que está disponible en el sistema de cuentas federales y en los informes del INCRA (Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria).

La historia es cruda y dura. Comienzo con el hecho de que en Brasil existen, siempre existieron, políticas sociales…para ricos y asociados. En Brasil, cerca de 4 mil personas físicas o jurídicas (empresas) deben al fisco casi 1 billón de reales. Para tener una idea, el PBI del país en 2016 giró en torno a los 5 billones de reales. Otro dato para comparar: el “agujero” en el Presupuesto Federal, que el gobierno del golpe anunció con alboroto, es de 170 mil millones.

Esa comparación permite evaluar una cosa básica: si esos hacendados deudores pagaran lo que deben no tendríamos déficit alguno. Muy por el contrario. Pero ellos no son forzados a pagar ni van a las cárceles, como los pobres que deben la pensión alimentaria.

La cosa está todavía peor cuando miramos para la cima de esa pirámide: más o menos 700 individuos o empresas deben 200 mil millones de reales. Mayor al “agujero” de Henrique Meirelles (ministro de Hacienda).

Esos 700 deudores ciertamente están entre los grandes financiadores de campañas: eligen legisladores y ejecutivos. Son también los clientes fuertes del poder Judicial, del mundo selecto de abogados, jueces, procuradores y magistrados. Así florecen los grandes estudios de abogacía, los regalos y festejos con los cuales se aceitan las sentencias y decisiones judiciales. Asimismo, se producen las leyes, los decretos y normas y se distribuyen subsidios, créditos baratos, exenciones y otros beneficios.

El 1% se mueve allí con el 10% de sus lacayos.

Los nababs de la tierra son como los nababs de los bancos y la industria. Ellos eligen a quienes hacen las leyes y toman decisiones. Y los elegidos hacen leyes y toman decisiones que aumentan todavía más la riqueza de aquellos 700, reducen sus impuestos, etc. Con eso tienen más dinero para comprar políticos y juristas. El círculo se cierra. Es fácil de entender quien compra el poder. Es una cuestión de clase y ellos lo saben.

Por eso la cosa es un poco más complicada que circunscribirlo al 1%. Ellos tienen perros de guardia y perros de placer.

Un escritor español dice algo interesante sobre los perros de raza. Con el tiempo, afirmó, sus dueños adquieren el cerebro del perro, comienzan a morder a los pobres. Decidí desarrollar el razonamiento. ¿Por qué esto ocurre y qué es lo que muestra? ¿Por qué el perro muerde al pobre? Él vive diariamente cercado de gente con gestos de rico, habla de rico, ropa de rico, perfume de rico. Rico, para él, es la gente “normal”, segura, confiable. De ahí que, si ven alguien con ropa diferente, gestos y habla diferente, perfume diferente, se trata de gente peligrosa, gente diferenciada. Ellos te muerden si tu no le muerdes antes. Los hombres y mujeres de “bien” viven así. Sus hijos viven así, crecen así, como sus perros, por cierto, gente de “bien” no distingue mucho la crianza de sus perros con la de sus hijos.

San Pablo debe tener más pet shops y clínicas para animales que puestos de salud. El razonamiento se aplica, incluso y dolorosamente, para aquellos jóvenes que van a estudiar el cuidado de la gente, como la medicina. Cuando llega un pobre, reaccionan como aquellos perros. Morder seria mucho. Pero aprenden otros modos de atacar, como un reflejo condicionado de defensa. Del pobre, del sucio, del perfume extraño, grosero, del…peligroso y de mal comportamiento.

Pues así es. En Brasil existe un 10% o 20% que se comporta de ese modo, piensa de ese modo. Es así como son educados los hijos de los hombres de “bien”, los futuros abogados, promotores, jueces, médicos, administradores. ¿Son esos jóvenes los que estamos “educando”? Esto hay que sumarlo a que en Brasil prácticamente no tiene impuesto sobre la herencia. De esta manera, en el país que tanto se habla de meritocracia y triunfar por el propio esfuerzo, reproducimos una cosecha de herederos estúpidos y prejuiciosos. Eso va a terminal mal. ¿Por qué insistimos en llamar de élite a esos tipos?

Reginaldo Moraes es profesor de Unicamp, Investigador del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología para Estudios sobre los Estados Unidos (INCT-Ineu), Brasil.

Fuente:
carta capital, 16 de febrero 2017
Traducción: Carlos Abel Suárez

1 comentario:

Apico dijo...

Le faltó incluir a los perros dedicados a su propia seguridad(lease policias ,ejercito, etc,etc,) que son muchos.