1/30/2017

vaca muerta: se lanza el tercer ciclo de flexibilización laboral


Con los sindicatos de rodillas, mañana se firmaría una salvaje flexibilización laboral para Vaca Muerta

Por Redacción EES | 30 enero 2017

Por Marcelo García (Exclusivo / El Extremo Sur).

Pereyra firmaría esta semana el acuerdo final para la flexibilización laboral en Vaca Muerta, mientras en Neuquén se canjean 1.500 despidos por retiros voluntarios subsidiados. Los dirigentes de Chubut y Santa Cruz se quedaron sin margen de ningún tipo, y sólo les queda acordar o enfrentarse definitivamente a la estrategia de precarización laboral petrolera que avanza a toda máquina.

Resultado de imagen para pereyra petrolerosMañana martes se firmaría el certificado de defunción para las actuales condiciones laborales de los petroleros neuquinos. La nueva “adenda” (tal como denominan a la modificación del Convenio Colectivo de Trabajo para la explotación de los recursos no convencionales) será la bisagra que marcará la eliminación de todos los beneficios que los obreros conquistaron luego de largos 10 años de luchas.

Vaca Muerta es la punta de lanza para flexibilizar las condiciones de trabajo en los yacimientos no convencionales, cumpliendo así con las exigencias empresarias y del Gobierno macrista para aumentar la productividad petrolera en la Argentina, la que conlleva la reducción de los costos de explotación.

Tergiversando su rol sindical y tras tanto reclamar por los planes de inversión para mantener las fuentes de trabajo, entre el primer trimestre del 2015 y el segundo trimestre del 2016 se destruyeron 4.500 empleos petroleros en el país. Si el proceso finaliza de manera favorable al interés de las compañías petroleras, es de esperar que se produzca de una buena vez la tan mentada “lluvia de inversiones”.

Pero las ambiciones de las operadoras no se circunscriben solamente a los no convencionales, sino que presionan para que condiciones similares, esencialmente flexibilizadoras, se extiendan a todos los yacimientos productivos convencionales.

En el Golfo San Jorge

Todavía están pendientes los acuerdos para Chubut y el conjunto de la Cuenca del Golfo San Jorge, que posiblemente se resolverían también en esta semana –o como máximo en febrero- en la misma dirección de lo dispuesto en Vaca Muerta.

El veterano sindicalista neuquino Guillermo Pereyra es el líder de la entrega en los convenios laborales, tras consensuar con el macrismo y el empresariado las nuevas condiciones de trabajo.
Mientras tanto, en Chubut y Santa Cruz Jorge Avila, José Llugdar y Claudio Vidal se quedaron sin margen de maniobra.

Su disyuntiva sólo tiene dos salidas: negociar en la misma dirección que Pereyra con la entrega de las conquistas obreras –más allá de los maquillajes que puedan ponerle públicamente– o se atrincheran desde la Cuenca del Golfo San Jorge y enfrentan el ajuste flexibilizador a fuerza de paros y protestas.
Por ahora, todo hace pensar que van mansamente en camino de la opción impuesta por el establishment, ya que la discusión a fondo parece haber desaparecido de las estrategias y acciones del actual liderazgo sindical.

Pereyra, el gran flexibilizador

En todas las etapas del ajuste, Pereyra estuvo al frente; quizás por eso prefirió no abandonar la conducción del sindicato –como había anunciado el año pasado- y prefirió repetir un nuevo mandatopara hacerse cargo en persona del trascendental proceso que debía resolverse en Vaca Muerta.

Primero fueron las suspensiones con recortes salariales, después las jubilaciones forzadas y los retiros voluntarios, para llegar finalmente a la etapa más difícil de todas que incluía el cambio del convenio colectivo de trabajo.

No conforme con haber transitado todos esos pasos negativos para los trabajadores, Pereyra se encargó de ponerle la frutilla al postre. La semana pasada anunció de manera confusa que había logrado defender 1.500 puestos de trabajo en la Cuenca Neuquina.

En realidad se trató de todo lo contrario, ya que esos obreros tendrán que aceptar el retiro voluntario o serán despedidos solamente con un subsidio extra de 20 mil pesos mensuales, otorgado por Nación.
Se trata de una maniobra para que esos 1.500 trabajadores queden fuera de las empresas en una especie de stand by transitorio, que puede extenderse por seis meses o un año, hasta que se pongan en marcha los proyectos productivos de Vaca Muerta. Eso sí, cuando regresen, si es que lo hacen, estarán incluidos en el nuevo convenio de trabajo flexibilizado.

Claro que no son los únicos que perderán sus trabajos o verán esfumarse las condiciones de trabajo vigentes hasta hoy, ya que junto a estos 1.500 petroleros entregados por Pereyra se suman otros 1.300 puestos de trabajo destruidos en Neuquén (entre el primer trimestre del 2015 y el segundo trimestre de 2016) y los casi 200 correspondientes a la provincia de Río Negro.

En su larga trayectoria sindical, Pereyra fue partícipe de muchos procesos nefastos para el movimiento obrero petrolero, incluyendo la privatización de YPF - que no enfrentó–. Ahora sumará una carga más en su historia de entrega y conciliación perjudicial para los trabajadores neuquinos.

¿Entregarse o luchar?

Desde la Cuenca del Golfo San Jorge, con el sindicalista Jorge Avila a la cabeza, las opciones gremiales se estrechan cada vez más y sus opciones se circunscriben a seguir los pasos del camino trazado por Pereyra o comenzar un proceso de luchas que parece habérseles borrado de la memoria.

Avila en Chubut, Vidal en Santa Cruz y José LLugdar en toda la Patagonia Austral aparecen como líderes arrinconados por las empresas y la CEOcracia macrista. Despotricaron frente a cada una de las acciones que tomaba su par neuquino, pero con el paso de los meses fueron recorriendo el mismo trayecto.

Así quedó demostrado cuando firmaron el acuerdo con YPF que incluyó miles de suspensiones con recortes salariales del 30% y ahora enfatizan que los acuerdos para Vaca Muerta los han dejado sin margen de maniobra.

Es por eso que reclaman inversiones para mantener los puestos de trabajo, aunque en la cuenca se perdieron desde el primer semestre del 2015 hasta igual período del año pasado un total de 1.700 empleos (poco más de 1.000 en Chubut y otros 700 en Santa Cruz).

Ya no apelan a la enrollada Carpa Negra que pensaban montar en la Plaza de Mayo y sus alternativas no aparecen, porque la impronta empresarial ahora busca imponer condiciones similares a las de Vaca Muerta en todos los yacimientos del país, especialmente en el chubutense Cerro Dragón y en los que maneja YPF en el flanco norte santacruceño.

La originaria Resolución 365 que impuso las negociaciones para el ajuste y la flexibilización, que todos los dirigentes posibilitaron con sus firmas, ahora se reconvirtió en un aparente reclamo de 36 puntos que busca aumentar la productividad y la baja de los costos operativos, pero que también reformula el habitual mecanismo de debate paritario.

Los dirigentes gremiales de la CGSJ también están obligados a refrendar los acuerdos en el transcurso de esta semana, ya no les queda mas margen de dilación y la presión empresaria los puso contra la pared.

Las opciones no son muchas, o aceptan (quizás en tramos y con un estiramiento en el tiempo) lo que se firmó en Neuquén o enfrentan el avance empresario con huelgas; aunque el tiempo perdido y el desmonte del paro a mediados del año pasado los arrinconó y las decisiones ahora son más extremas porque ya no alcanzan las movilizaciones o el armado de la Carpa Negra.

La frase de Avila parece sentenciar la respuesta al dilema: “Hay que ser precavidos a la hora de tomar decisiones, estamos dispuestos a hacer un acuerdo pero de forma temporal. El sindicato está dispuesto a sentarse a hablar de productividad pero también necesitamos un plan de inversiones”.

Habrá que ver si las bases aceptan mansamente ese camino o si se siguen generando desbordes como los que protagonizaron recientemente los petroleros de Halliburton en Neuquén, aunque es cierto que el aislamiento les impide agruparse y convertirse en una opción concreta para el conjunto de los trabajadores petroleros que no están dispuestos a ser flexibilizados.

Todo parece indicar que el movimiento obrero petrolero volverá a protagonizar una derrota histórica como la que tuvo que asimilar en 1992 con la privatización de YPF.

1 comentario:

Anónimo dijo...

LAS EMPRESAS PRIVADAS EXPORTAN EL GAS REBARATO Y EL PAÍS LUEGO LO COMPRA CARO UN NEGOCION.