—Cambiemos cumple un año. La economía no rebota. ¿Por qué?
Roberto Frenkel —El diagnóstico estaba mal de entrada. Que los precios ya estaban con el dólar paralelo y por ende no iba a haber efecto inflacionario, ¿de dónde lo sacaron? Después, esta idea de que, si vos controlás la base monetaria, a los seis meses tenés la inflación convergiendo a la tasa de crecimiento de la base monetaria: ¿de dónde la sacaron? Tenés que tener mucho cuidado con lo que decís, porque toda esa política está basada en la credibilidad del Banco Central. Como ibas a tener una drástica baja de la inflación, y habías devaluado y arreglado con los holdouts, ibas a tener un boom de inversiones. Nada de eso ocurrió porque no podía ocurrir.
—Ahora parece haber un mayor impulso al consumo.
Roberto Frenkel —El Gobierno cambió el diagnóstico. No pasó lo que creían que iba a pasar y se dan cuenta de que están cada vez peor en materia de perspectivas políticas. Hay elecciones el año que viene, y hay un razonamiento transparente para todo el mundo, que es que si pierden el año que viene están muertos. Hay que ganar las elecciones del año que viene, después veremos. Mientras tanto, empujemos. Y se apela a una situación de “no intervengo” en el mercado cambiario que tiende a apreciar el tipo de cambio real.
—¿Por qué?
Roberto Frenkel —Vos tenés un gobierno con un déficit incluso mayor que el último del kirchnerismo, con una composición distinta: el punto que les sacamos a tarifas lo pusimos en jubilaciones y gasto social, y lo financiamos con deuda externa. Obviamente, hay una oferta de dólares excedentaria a la demanda. Alto déficit con financiamiento externo te aprecia el tipo de cambio. El atraso cambiario no es sostenible los cuatro años. Y no es sostenible porque no te permite eliminar el cepo a las importaciones. Si vos no eliminás el cepo a las importaciones y hacés una economía un poco más abierta, seguimos con precios más altos porque no somos nada competitivos. Hay un sector de la industria, entonces, que si no le regulás las importaciones cierra. ¿Quién va a invertir? No zafamos todavía de la situación semivenezolana en la que estábamos.
—¿Por qué lo dice?
Roberto Frenkel —Tenemos control de importaciones. No zafamos. Mirá los precios de las cosas que se venden. Mirá las colas para ir a Chile. No zafamos porque se volvió a reeditar el atraso cambiario. Tenemos atraso cambiario desde 2010.
—¿No ve más inversión?
Roberto Frenkel —Tenés la inversión del campo, que ya está, toman decisiones, compran vehículos. Tenemos obra pública que se están matando para ponerla en marcha, y seguramente habrá alguna inversión en servicios con mercado cautivo, pero todo eso da poco empleo, salvo la obra pública. Pero no da para crecer mucho. No mueve el amperímetro. Está todo el mundo esperando y la economía está planchada.
—El Gobierno tiene como meta reactivar antes de las elecciones.
Roberto Frenkel —¿Cuál es la idea que tienen muchos después? Ganamos o zafamos de la elección de 2017 y después empezamos de nuevo. No, no empezás de nuevo. No te despertás en el mismo lugar. Tenés más deuda en dólares y cuando devaluás, el ratio deuda/PBI te pega un salto bárbaro. Le meten bomba al consumo anclando la inflación con un tipo de cambio apreciado. ¿Qué es lo que baja la inflación? La política del BCRA pero vía el tipo de cambio.
—¿Se sentirá en la calle la reactivación?
Roberto Frenkel —No sé cuánta reactivación habrá. Vamos a terminar el año en recesión. Para recuperar 2% en promedio, tenés que crecer al 4%. Una tasa del 2% promedio se siente poco. Vamos a recuperar el nivel de actividad de 2015, y no era una fiesta. Pensá que así perdió las elecciones el anterior gobierno. Pero además es insostenible. En algún momento algún ajuste tenés que hacer porque, además, en algún momento te dejan de prestar. Vale la pena leer el último informe del Fondo Monetario Internacional, el de la revisión del artículo IV.
—¿Ir al Fondo es una opción?
Roberto Frenkel —Después de leer el informe del FMI, ¡firmá con el Fondo! No son de mi gusto, no son de mi palo. Pero si el tipo de cambio se atrasa, tenés flotación, reservas que no son del otro mundo, con déficit fiscal más el cuasifiscal, el mercado te mira, te presta a tasa alta y en esas condiciones podés tener, como dicen los del Fondo, una crisis cambiaria, una disparada del dólar que provocaría una gran devaluación, que te tira abajo las expectativas inflacionarias y la credibilidad del Banco Central.
—¿Cuál es el mayor desafío?
Roberto Frenkel —Más allá de todas las macanas que se mandó este gobierno, el kirchnerismo dejó una situación de por sí insostenible. La sociedad no deja hacer el ajuste. Estamos en una situación endemoniada, donde vas a tomar deuda externa para subsidiar colectivos.
—¿En 2018 sigue el crecimiento o la economía caerá?
Roberto Frenkel —Estamos en el serrucho que empezó Kicillof. Si no construís un gobierno con más poder, no podés arreglar esto. La sociedad no te deja, no hay afecto societatis. Tenés que bajar el salario en dólares. Es imprescindible. No puede crecer la economía así.
—O sea que pasadas las elecciones, en su visión, o se devalúa y se vuelve al traspaso a precios, o se mantiene la situación actual de atraso cambiario…
Roberto Frenkel —Y como diría Lavagna, corrés el riesgo de colapso, que es una palabra fuerte. Pero es una estrategia altamente riesgosa. Seguís en tránsito.
—¿El Gobierno es derecha ajustadora o kirchnerismo de buenos modales?
Roberto Frenkel —Los dos tienen algo de razón. Son gente pragmática, equivocada desde el punto de vista económico, aunque ahora entienden un poco más… Y además, no los dejan hacer el ajuste.
—¿Faltó un ministro fuerte?
Roberto Frenkel —No podés tener 25 tipos a cargo de la economía. Los errores son producto de que uno piensa una cosa y otro, otra.
Apoyo a Néstor y tipo de cambio alto
Roberto Frenkel “El modelo de Lavagna, que Néstor heredó hasta que ganó las elecciones y lo echó, funcionaba bien porque hubo un ajuste brutal del tipo de cambio, con un 25% de desempleo que ya tenías, un pass through pequeño. Hubo cero de inflación en 2003. Ahí empezó otro bicho, que es este que tenemos”. Así describe Roberto Frenkel, economista de 73 años y uno de los referentes de la heterodoxia en la Argentina lo que fue el primer gobierno del kirchnerismo. Partidario de un “dólar recontraalto” que proteja el valor agregado de la economía, asegura que ahí está hoy el mayor talón de Aquiles de la gestión de Mauricio Macri: que se mantiene el mismo atraso cambiario (el dólar sube menos que la inflación) que hubo en los últimos cinco años de Cristina Kirchner. Junto a referentes como Eduardo Curia, expresaron la teorización del primer tramo del kirchnerismo, hasta la intervención al Indec, cuando dijeron basta, “y pasamos a estar enfrente”.
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1 comentario:
¿Que otra cosa se puede esperar de un representante de la fraternidad del Pálido?
¿Acaso hicieron otra cosa durante el 2002 en beneficio de sus patrones, los Rocca y otros, sumergiendo en la quiebra a PYMEs comerciales e industriales, en la indigencia a quienes se sostenían por encima de la linea, en la desocupación a quienes habían sobrevivido a la Alianza y en la pobreza a mas del 50% de la población, mas del 60% según la actual metodología del INDEM?
Al Pálido lo eyectó Néstor por estas ideas, pero no aprenden, ¿donde querrán exportar los excedentes de la producción que no se podrán adquirir en el mercado interno por falta de poder de compra?
¿No sabe que todo el mundo, y el comercio mundial en términos reales, o deflactado por inflación en dólares, está en contracción?
Y mientras del otro lado de la ecuación está el consumo interno, hoy desvastado por las medidas de la estudiantinas de Isidoro Blanco Villegas pero a pesar de ello entre el setenta y el ochenta por ciento del PBI, a lo que quiere sumar un nuevo impulso por medio de una devaluación que impactará en el costo de alimentos y servicios, donde el pass through es inmediato por los aumentos de costos de empresarios y particulares, llevando a estos últimos a niveles de subsistencia.
No entienden él y su bandas de alternancia, que hoy la alternativa es la sustitución de exportaciones, y que esas políticas que podrían ser viables, en un mundo comprador, son inútiles para un mundo vendedor, algo que vieron con claridad Cristina y su equipo, que evitaron durante años que la crisis mundial se colase dentro del país, y sin ayuda, mas bien contra, del establishment internacional, llegado a destino sin chocar el barco.
Nunca menos y abrazos
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